Vistas de página en total

martes, 29 de marzo de 2011

La primera piedra

Y yo que quería inaugurar hoy algo... ¡Cachis en la mar salá! Malditas elecciones y esa estúpida norma de no poder cortar cintas ni empuñar una pala en los dos meses previos. Y es que claro, uno lleva unas semanas viendo a Bartolo y derivados hasta en el portal de mi casa y se te contagia el entusiasmo. ¿Que he terminado el puzzle de la Capilla Sixtina? Lo inauguro. ¿Que me he comprado unos pantalones? Ya tengo a mi vecina con la cámara de fotos mientras le corto la etiqueta. ¿Que se me ha ocurrido una idea cojonuda? ¡Mamá, llama a la prensa! 

Y hay que ver lo que ha cambiado todo, ¿eh? Basta asomarme a la terraza para ver unos tejados azules que hace un par de años no estaban. Pero, ¡qué raro!, esas pistas nunca fueron inauguradas. Quizá es que principios del 2010 año era mucho tiempo hasta las urnas, y nadie se acordaría. O quizá es que inaugurarlo suponía la presencia de una delagación del gobierno central, que fue quien lo pagó, y eso de compartir la foto ya jode. Soy malo, sí, pero esto no me lo he inventado yo, esto lo sé, y no desvelaré mis fuentes... Sin embargo, ahora sí que sacan pecho hasta por lo que no se ha hecho. ¡Toma pareado! Y aquí metemos las infraestructuras de todo tipo, porque basta afirmar con seguridad que hacer una pista de pádel para que lo gestione una empresa privada es invertir en deporte, y todos aplaudimos. Tampoco les importa presumir de inversión en la ciudad, suficiente con chulearse con dos o tres cifras con muchos ceros y no desvelar de dónde ha salido la pasta, amén de ocultar qué otras propuestas mucho mejores, más baratas y de mayor utilidad se quedaron por el camino. Los ciudadanos, por su parte, tan contentos, porque casi nadie sabe lo que ocurre por detrás, y mientras no haya ningún escándalo gordo que trascienda, todo vale; por no decir que a la inmensa mayoría, admitámoslo, les suda tres pares esto de quién se sienta en el ayuntamiento. Uy, mira éste, lo que dice que se preocupa, y uy, mira aquel, qué simpático y qué majo, que nos invitó a comer en el club y se quedó hasta el café. Señores, bienvenidos a la política. 
Además, ahora lo tienen fácil. ¿Que ha subido el IBI? La culpa es de Zapatero. ¿Que se me ha caído un diente? Echadle la culpa al de la ceja, por no pagaros un dentista en condiciones. Porque hay que leer estas elecciones en clave electoral: lo ha dicho Bartolo, y de esto sabe un rato.

Y no pretendo convertir este escrito en un alegato a favor o en contra de nadie. Que cada cual vote lo que le venga en gana, y sus motivos tendrá. Yo tengo claro cuál no será mi elección, y mis motivos tengo. Unos cuantos. Lo que sí sería recomendable es que la gente sí moviera su culo para votar, que aunque nos estén quitando día sí día también las ganas de hacerlo, creo que en el fondo merece la pena, y todavía me engaño a mí mismo creyéndome eso de que, dentro de la mierda, cada mosca elige una esquina diferente.

lunes, 28 de marzo de 2011

del Escenario

Pero cómo explicar
que me vuelvo vulgar
al bajarme de cada escenario.

Preguntabas si entendía a qué te referías, y afirmé con la cabeza: "Pues claro que lo entiendo". Eso de haberse perdido en algún momento del camino y tratar de averiguar dónde para poder encontrarse de nuevo. Yo, por ponerte un ejemplo concreto y aunque no lo parezca, prometía mucho de pequeño, al menos en algunas cosas. Un estudiante extraordinario, que se esforzaba en lo que hacía, que era constante, que conocía el sacrificio y el valor del mérito, bla, bla. Supongo que ante los ojos de algunos guardaba las premisas que se presuponen en alguien que va a llegar lejos y todo eso.

Luego, cuando tu pelo se convierte en caduco, vas aprendiendo que todo eso está muy bien pero en el fondo son patrañas, y que el éxito personal (que aglutina al resto del catálogo) bebe también (y especialmente) de otras muchas fuentes. En esa fase embrionaria en la que me creía medianamente inteligente, tan sólo me creía eso, a falta del resto todo lo demás. Me sabía de los tres últimos en ser elegido para un partido de fútbol, me quedaría sentado esperando en un baile de fin de curso imaginario y lo de celebrar mi cumpleaños no iba mucho conmigo, así que sentarse ante un examen y hacerlo relativamente bien pues sí, te daba gustico, pero ¿luego qué? Luego tocaba bajarse del escenario.

Y creo, supongo, o vete tú a saber, si tuvo que ser un mal comienzo en algo, porque cuando se arranca mal te persigue ese tropiezo, pero no están las cosas como para tumbarme en un diván. Tal vez mi destino no eran los tubos de ensayo ni las matrices, oye, ni ganarme bien la vida o ser relativamente feliz en lo que soy y en lo que hago, y he elegido, tan sólo, la opción más coherente para conmigo mismo. El camino correcto. Pero no hay elección sin duda, o al menos no la hay para mí, así que entretanto me seguiré preguntando dónde quedó ese Lández que soñaba con cohetes espaciales y películas de sobremesa.

Pero también te digo que estamos a tiempo. Siempre lo estamos. Así que la próxima vez que veas a un adolescente leyendo a Nietzsche, llama a la policía (alguien así no puede ser inofensivo), pero antes le trincas el libro y te tumbas en un parque a (re)leerlo entre cenizas de un cigarro.

Dentro de nosotros debemos guardar una imagen de lo que quisimos ser, y debe estar gritando por querer salir de nuevo.

sábado, 26 de marzo de 2011

Mi imaginación

Todos los de esta sala sabemos que mi imaginación fue y vino en el mismo tiempo que tardó en encenderse el halógeno tras pulsar el interruptor. Todos lo vieron. Estaban aquí. Pero diré en mi defensa que fue ella la culpable al decirme que si quería me pasara por su casa esta tarde, en cualquier caso. Yo, cómodo, le dije que podía esperar hasta el lunes, y pareció que se quedara con la palabra en la boca. Cosa rara fue que lo notara, y traté de poner remedio aclarando un posible malentendido: "para cobrar", añadí. Claro, para cobrar, reaccionó ella. 

Mi imaginación fue y vino en el mismo tiempo que tardó en encenderse el halógeno tras pulsar el interruptor. Todos lo vieron. Pero aviso que la próxima vez crucemos las miradas será todavía más rápida y traicionera.

Bohemio

Me hace cierta gracia cada vez que alguien me cree bohemio. Quizá sea porque en su día llevé el pelo largo, o me puedes ver con pendientes y con barba de un mes. Será porque voy en bicicleta y me importa un pedo la ropa de marca. Puede que porque he elegido una vida alejada de corbatas y oficinas (o la vida me ha elegido a mí, no me queda del todo...), porque fumo porros si la ocasión se presenta o me bebo una litrona como otros un vaso de agua. Debe ser eso.

Pero en el fondo es como llamar hippie a quien gusta llevar ropa colorida o culto a quien tiene la Wikipedia entre sus favoritos. ¿Qué tendrá que ver? Y ojo, no me incomoda que me lo llamen, un honor y yo agradecido, pero creo que tendemos a la etiqueta fácil y a confundir a veces churras con merinas. Yo sólo trato de ser coherente con mi forma de pensar, que ya me cuesta, y me vendo fácilmente por un plato de sopa. Si eso es la bohemia, bienvenida, y de paso que venga con una de catorce.

Me conformo con poco.

jueves, 24 de marzo de 2011

Algún día

Comentas que estás más tranquilo si alguien que yo conozco no me ve contigo, para ahorrarme así la vergüenza. La broma encierra una confianza tan anulada en ti mismo que no sé qué decir, salvo que espero ayudarte a corregir eso. 

Algún día.

De repente

todo se viene abajo. El agua de la ducha resbala por tus hombros y te quedas mirando al suelo, viendo cómo el mismo líquido que segundos atrás te refrescaba desaparece en remolino por el desagüe. Todavía es temprano cuando ocurre, y tienes todo el día por delante para cambiar de opinión.

miércoles, 23 de marzo de 2011

Pena

Si mal no recuerdo la radio decía que ocupamos el septuagésimotantos puesto en el ranking de países cuyos varones tienen un pene de mayor longitud. Nuestra media está en 13'6 cm, así que los que no lo hayáis hecho ya, que seréis muy pocos, ya os estáis poniendo a excitaros (o a vuestras parejas) y a sacar la regla de primaria para ver si dais (o dan) la talla, puesto que el cimbel / canario / picha / banana / palote / aparato / culebra / cañón / pirula / badajo / cosa / rabo / flauta / manubrio / nardo / cola / mástil / falo / engendro / polla / socio / cíclope / pelao / morcilla / verga / zambomba / cipote / churro / minga / sable / matraca / … se ha de medir en erección, que si no la batalla con los negros está perdida de antemano. Entretanto, animo a aquellos(as) que lean estas líneas y que encuentran en la pijota algo atractivo a no perder la oportunidad si se os cruza algún húngaro, congoleño o ecuatoriano. Valdrá la pena.

Wyoming ya lamentó en su día no haber participado en la encuesta y así poder haber mejorado un poco el dato. Es a su vez en El Intermedio donde salen a la calle a preguntar por qué si la Tierra es redonda los del hemisferio Sur no se caen, y la respuesta más aguda la tiene el propio Wyoming (y guionistas), a falta de algún entrevistado que haya oído siquiera hablar de Newton y su manzana. El bacalao se me atraganta entonces por un instante, y yo (que me sé un ignorante) siento algo raro dentro. Creo que pena.

martes, 22 de marzo de 2011

La primavera

La primavera trompetera ya llegó,
ya me despido del abrigooooooo...

Dice el tópico que en estas fechas las emociones se vuelven más intensas a todos los niveles. Eso es algo bastante incierto, pero lo de la química no se me dio nunca del todo bien (a falta de un buen profesor) así que no soltaré ninguna chapa seudocientífica. 

A falta de poder retozar en cualquier parque, me quedo con las ganas de poder leer sobre el cesped del brazo de una litrona, de carreras más continuadas, de charlar sin tiritona en un banco, de poder fumar tranquilo con mi tapa y de los sprints en bicicleta sin que el frío me escarpe la piel. Tendré excusas para ponerme más y más moreno, y llegará un momento en que sólo seré visible de noche si sonrío. Todo será bonito, me haré fuerte ante el polen y disimularé peor aún mi mirada hacia el escote de tantas mujeres. Los días cada vez serán más y más largos y las noches más y más apetecibles, y eso estará bien. Surgirán muchas parejas, y tal vez alguna aguante hasta que uno de los implicados marche en agosto a la playa. Habrá muchos eventos que cubrir, y otras tantas obras de teatro, películas y conciertos que me apetecerá ir a ver, seguro. Haré la mitad de la mitad de la mitad de las cosas que se me pasan por la cabeza y mi apatía me dejará con las ganas de más de una o de dos experiencias, aunque esto por ahora me preocupa menos. Los días de lluvia, como estos, saldremos a la calle para perderla el respeto (a la lluvia) y ver si en remojo crecemos todavía un poco. Llegarán los constipados, y con ellos algún que otro encuentro, espero, que me ofrezca algo nuevo.

lunes, 21 de marzo de 2011

pOesía (día mundial)

Tarde o temprano, todo se desliza
y sólo queda el rastro de penumbra
aquí donde la luz fue el universo.

Sostenías estos versos ante la cámara.
Con tu permiso.

sábado, 19 de marzo de 2011

Fotos I

¡Salta!

 

por dEtrás


mi pie derecho
(mira a su izquierda)

Padre

Me preguntas, como si nada, a qué hora estaré en casa para ver el partido, y yo pienso en ese anuncio de Mahou y me digo: "Ojo lo que saben los creativos". 

Por eso, a pesar de los muchos reproches que soy capaz de encontrarte, me gusta llevarte a jugar un ping pong, o que me expliques cosas sobre mi piso, o que juntos arreglemos Alcalá y tras ella el mundo. Me gusta tenerte al lado y, si surge, arrancarte una carcajada (con lo que cuesta). 

En el fondo, y sin tener que rascar mucho, es fácil encontrarme en ti, y me es fácil también escribir que te valoro demasiado, que admiro tu esfuerzo incansable, o que mi respeto hacia ti bucea por aguas más que profundas, lo mismo que el tuyo hacia mi persona.

Por eso, y por tantas otras cosas, te quiero. Y mi gratitud es infinita.

Mi trabajo

consiste, en parte, en hacer cosas que a otros no se les ha ocurrido antes. Bien es cierto que muchas veces no son ideas mías, porque no me pagan lo suficiente para planear el asesinato, y asumo un papel de mero brazo ejecutor. Ya tengo a otro/s que lo hagan (pensar), así que me limito a transformar lo abstracto en algo tangible. Qué bonito.

Formo parte de las tropas rebeldes que tratan de no ser seducidas por el lado oscuro de la Fuerza, donde es relativamente fácil toparse con onanistas ilustrados que, a causa de otra noche sin follar, madrugan frustrados con el firme propósito de frustrar también al compañero. (Nadie les dijo que hay señoras en rotondas dispuestas a dibujarte una sonrisa.) Son de esos a los que conceptos como 'mejora' o 'crítica constructiva' les irrita las encías, viven de puta madre apoltronados en el sillón de la ignorancia, y en los días pares se les ocurre estirar su pierna mala para ver si ponen la zancadilla a quienes practican el buenismo. Probablemente no necesiten gafas para ver a más de un palmo de sus narices: saben que les será imposible. Carecen de ganas y de cierta perspectiva, mas son listos como ellos solos, y han sabido subirse a una atalaya de la que no es nada fácil bajarles. (Es lo que oí hace poco, que la mayoría de los altos ejecutivos no saben escuchar. Interesante.)

Exigen cuando se aburren demasiado y tienen cierta tendencia a atribuirse como propios los méritos ajenos. Son animales de foto y apretón de manos. Les gusta, sin duda, llamar la atención a través de una práctica muy común conocida como el arte de 'tocar los cojones'. Y a ti que te los toquen te encanta, pero no ellos, así que por no mandarles a Mijas y  poder liberar estrés acabas también en ese pozo del onanismo que tanto conocen (y conoces), pero con otro enfoque.

Mi trabajo es muy bonito, no se crean, y muy bien retribuído. Por eso busco otros y doy clases particulares, porque en el fondo voy sobrado. Y en ese mismo fondo me sé contento y... va, venga, no me quejo. Es sólo que los acólitos del Imperio, lejos de hacerte mejorar, te quitan a veces la poca ilusión que tienes por hacer de tu empeño algo digno, y que anden sueltos por ahí con los bolsillos llenos y sin importarles tres cuartos el objeto de su oficio... no mola. 

Por suerte, quienes usamos sable verde no cesamos en nuestro empeño por avanzar, por ser mejores y por tratar de hacer las cosas como entendemos que deben hacerse. A lo mejor, más pronto que tarde, descubrimos que el enemigo no es nuestro padre, y por eso hoy no tenemos nada que celebrar con ellos.

miércoles, 16 de marzo de 2011

Mi mochila

Veo esta mañana en las noticias el lanzamiento de una nueva mochila ergonómica para escolares a 42 euros la pieza. No estudia por ti, que por ese precio ya podría, pero en su lugar se ajusta a la altura del niño para que como mucho le valga para un curso. Además está dividida en dos compartimentos por un cartón, para que entienda de una puñetera vez que debe poner lo que más pesa en el del fondo y así se ciña más a su espalda, y por si fuera poco viene con cierre a la altura del pecho y de las lumbares, como cualquier equivalente de trekking. La cosa está muy bien... Ironía.

Hace unos días cogí la mochila de una de mis alumnas y casi me da un tirón, y no es que yo ande cortico de fuerza, precisamente. Con esa misma alumna traté hace meses de colocar todos sus libros en un espacio diáfano no poco grande de un armario, y cuando fuimos capaces de reunir todo su material aquello era de foto. Y es que es curioso lo del negocio editorial, en el instituto utilizaba muchos menos libros que en el colegio y en la universidad apenas si me compré uno o dos y por gusto. El saber emplea caminos caprichosos. 

Mi madre aprendió a contar con instrumentos de madera que tenían en el aula, y a escribir con cuartillas de caligrafía que ocupan lo que un pasatiempos. Eran otros tiempos. Ahora cada bobada requiere de unas ilustraciones que te cagas a 2 euros las 10 páginas, pero hay que dar de comer al sector. Si por lo menos aprendieran.

Porque esa es otra. Bien es cierto que he dado clases a chavales que, obviamente, las necesitaban, y entiendo que no es la regla habitual. El que más y el que menos tenía un Android / IPhone / móvil de última generación, muchos su propio portátil y conexión de banda ancha (yo escribo esto helado de frío y desde la terraza de mi casa, enganchado vete tú a saber a dónde), campamentos de verano en Ohio, y algunos los había hasta que practicaban hípica. Y todo eso es guay, y hasta me alegro de que vayan a colegios de pago y lleven uniforme para que los demás no se metan con ellos por si repiten dos días seguidos camisa o jersey de pico o no llevan el pantalón a la altura de la rodilla. Pero si al menos aprendieran.

Les queda los libros, no obstante, muchos de los cuales tirarán según pasen a otro curso, a falta de hermano pequeño que los pretenda heredar sin éxito (cuando quisiera llegar al mismo nivel se habrían quedado obsoletos, pero es lo que tiene el avance inexorable del conocimiento). Ojalá al menos los reciclen, porque de repente me viene a la cabeza tu iluminada pregunta sobre por qué había que reciclar. Tenías barba incipiente.

martes, 15 de marzo de 2011

Aguirre y lo público

Me hago eco de una carta que me ha llegado a través de email y que me parece interesante. 
---------

No es de mi agrado, aprovechar enfermedades que no deseo a nadie, pero no puedo callar lo que siento y pienso.

Doña Esperanza Aguirre a 90 días de las elecciones hace público su estado de salud… Y más que transparencia, me sabe a publicidad de campaña pre-electoral. Desde luego, a esta mujer, hasta un cáncer le es útil para luchar y competir. A mí ni me apena, ni me alegra, ni me afecta que le detectaran tan precozmente un simple bulto en la mama. No es familiar ni amiga mía. Son cada vez más y más mujeres que padecen de un cáncer de mama, y muchas pierden un pecho, y muchas aún fallecen, y muchas otras, felizmente, salen adelante. Lo más preocupante para mi, al respecto, sería saber ¿qué hacemos para que en esta sociedad aturdida por tanto consumismo y poco respeto por nuestro entorno, tenemos cada vez un mayor incremento de cánceres de mama?

Pero, tanto alarde y publicidad al respecto me pone mala. Y que a cada vez que un personaje político pasa por la pública, aprovechen para hacer su reclamo publicitario con respecto a una sanidad pública que atropellan, destruyen, privatizan… me enoja por encima de todo. Y aún más si esa misma persona reza tener tanto interés por nuestra sanidad, cuando es una de las principales personas a quien solo le interesa el dinero, el poder y poco le importa la salud y los derechos de los ciudadanos de a pie.

Así tenemos a la “Belén Esteban” del circulo político haciendo su show. Una persona que no va a tener problema alguno, con hacerse todas las pruebas en un tiempo record, (que dicho de paso, podrían haberse realizado en la privada), en ser operada de inmediato por los mejores cirujanos, sin temer por “su” tristemente famosa lista de espera, y que va a paralizar como poco, media planta para ella sola. Pero muy chula ella va a la pública… Y lo proclama.

Soy una limpiadora de la sanidad pública, y sé lo que conlleva tener un político entre nuestras paredes. Para ellos solos, como mínimo: media planta bloqueada, para ellos solos los mejores médicos, cirujanos, fisioterapeutas, volcados al 100% sobre ese caso, para su exclusividad una sola limpiadora que se aburre religiosamente todo el puñetero día, teniendo que estar pendiente de cualquier cosa que pueda surgir. Se nos entrega un carro nuevo. Los políticos no pueden ver un carro viejo. Los cubos también son nuevos y relucientes. La fregona recién estrenada. La presa: ídem. El palo de la fregona y escoba, recién sacados del almacén. Que no falte un cepillo sin estrenar… Todo exclusivamente para ellos. A lo largo del año, tenemos que trabajar de cualquier manera, con palos rotos, carros que se atascan, en vez de rascadores, con cuchillos o lo que pillemos, y mucho nos cuesta obtener que nos cambien el carro que nos rompe la espalda un día sí y otro igual, o una presa que escurra sin que tengamos que destrozarnos el lomo.

Volviendo a nuestra planta bloqueada y “super” vigilada:

El carro, sus artilugios y la limpiadora al pie del cañón pero sin ser visibles. Sólo si se precisa de nuestra intervención, saldremos del escondite que se nos asigna, para sigilosamente cumplir en el acto sin la más mínima espera, la labor solicitada y desaparecer otra vez a esperar la siguiente alerta.

Si vienen familiares, la Casa Real, o políticos a visitar al paciente, a las limpiadoras se nos pide que nos esfumemos junto con nuestro material para no dañar la vista soberbia de toda esa gente, que no sé en que planeta viven, en todo caso, no en el mismo que yo. Se nos hace fregar una y otra vez todos los pasillos por donde se les pudiese ocurrir pasar esas ilustres visitas. Hay un tal despliegue tanto inútil como vergonzoso cuando tenemos un paciente de esa índole, que deberían sonrojarse pensando en cómoy cuánto perturban un lugar público que ellos utilizan como si fuese un palacio privado con todo y todos a sus pies.

Y por cierto: cuando acaba todo ese follón, todos los agradecimientos son siempre para los mismos, y los demás, como siempre, somos simple escoria invisible.

Así que como comprenderéis, cuando me voy a tomar un cafecito para relajarme, ya algo tensa por lo que no puedo fumar junto con mi cafecillo, cojo la prensa del día y veo que las noticias van del bultito de Doña Esperanza Aguirre, invadiendo varias páginas, me arruinan mi café, mi ratillo de relajo sin mi cigarrillito y recuerdo que de 100 ptas. que me costaba antes, ahora me está costando 1,40 euros y que mi sueldo sí menguó, al igual que los contratos ofertados…

G.V.

lunes, 14 de marzo de 2011

Richter

Una de las medidas más empleadas para cuantificar la magnitud en los fenómenos sísmicos es la llamada Escala de Richter o de magnitud local, y no siendo la más precisa sí es sin duda la más popular. 

Su fórmula viene dada por la siguiente expresión:


y nos pone a todos un poco el culo prieto, porque siempre ha habido algún logaritmo que se nos ha atrancado de pequeñitos. La razón de que siga una escala logarítmica es que los terremotos, al igual que otros muchos fenómenos de la naturaleza, aportan unos datos susceptibles de ser mensurables que cubren un abánico muy extenso. Emplear una escala lineal supondría obtener gráficas de crecimiento exponencial, y no ganamos para papel. Hacerlo de esta forma hace que cada rallita en los ejes no guarde una diferencia constante sino un cociente constante (1, 10, 100, 1000...), y así el crecimiento exponencial queda reflejado por una función lineal, mucho más agradable a la vista. Nuestro oído, sin ir más lejos, funciona de manera logarítmica, lo que quiere decir que cocientes iguales de frecuencias son interpretados como diferencias iguales de tono, y por eso el decibelio, unidad de intensidad acústica, responde a una fórmula parecida a la anterior. Otros comportamientos como el brillo estelar, la entropía o la estupidez humana, requieren también de este truco.

Volviendo a los terremotos, tan de moda, recojo de la Wiki datos tan llamativos como que el de Japón (de grado 9) es el cuarto en magnitud desde que se emplea esta escala, superado únicamente por el terremoto del Índico en 2004 y el de Anchorage (Alaska) en 1964, ambos de escala 9'3, y el de Valdivia (Chile) en 1960, de 9,5. El de Haití fue únicamente de 7, y de esos ocurren unos cuantos al año sin mayores consecuencias. El de Japón ha sido, en cambio, 60 veces mayor (cada grado equivale a 30 veces más en intensidad), ha desplazado un metro la isla y el eje de la Tierra ha modificado su inclinación en 10 cm. No está nada mal.

A diario tienen lugar miles de micro sismos en todo el mundo, la mayoría imperceptibles. Sin ir más lejos hace un par de días se registró uno en Santiago de Compostela de magnitud tres con algo. Uno equivalente al de Japón ocurre de media cada pocos años, y sus efectos, también según la Wiki, pueden llegar a ser devastadores en áreas de cientos de kilómetros, especialmente cuando el epicentro tiene lugar a escasos kilómetros de una costa y se genera un maremoto tectónico o tsunami, del japonés 'ola de puerto'.

La televisión y las redes sociales se han encargado durante todo el fin de semana de confirmárnoslo, y pensar que conozco a gente que vive allí sí hace que se me ponga el culo prieto, mucho más que ninguna expresión matemática.

algo sobre señales

Tal vez pido lo que no doy. Es un error muy frecuente, el del pataleo irredento que nos ubica en el epicentro de todo lo importante y desde el cual exigimos, caprichosos, a los demás aquello que no sabemos o no queremos mostrar. Por otra parte creo que doy más de lo que pido, porque a poco que lo haga (dar) aprendí desde bien pequeño del no al tiovivo y a las chuches. Gastarme cinco duros en un palo de regaliz era un trofeo y tener mi propia colección de cromos un privilegio cada vez que mi padre me sorprendía con un sobre de cinco. Todo lo que gano lo ahorro y mi único gasto es la caña del fin de semana y alguna escapada al cine (lo reconozco), así que salgo barato cuando irrumpo en casa ajena y me sé capaz de vivir más bien con poco y sin tocar mucho los cojones.

Dicho esto, el uno de marzo escribí, como dices, algo sobre señales, y no es una petición ni mi compromiso firme para un trueque de emociones. Aquella entrada surgió por el motivo pertinente, y este blog es la botella desde la que lanzo mensajes a quien quiera perder su tiempo en leerlos, pero no vía de comunicación para nada ni nadie. Soy silencio en las distancias largas y poco ruido en las cortas. Recibo tu mensaje bajo un soportal que me resguarda de la lluvia mientras el bruno de enfrente me habla del color azul y no es momento de responder a nadie. La red no es la herramienta para nosotros, que somos más de alicate y escoplo, así  que tranquilo. Tampoco es mi ventana al mundo, y si lo fuera tengo tantas (ventanas) que resulta complicado para cualquier visita cotillear lo que ocurre dentro. Y tampoco lo son mis mensajes, ni el teléfono o el tam tam de los timbales. 

Me preguntas qué me cuento, pero no soy un gran tema de conversación por ahora. (Re)quieres también algo de mí, pero me vuelves a pillar en renuncio. Decirte, por lo demás, que estoy, porque no me he ido. Y que vendrán tiempos mejores, seguro, porque aunque tengo abono en palco del vaso semivacío, mis ojos que no son azules no me impiden ver el líquido, y por eso, como tú, apelo al intercambio de pupilas.

domingo, 13 de marzo de 2011

Ayer (again)

fue también tu cumpleaños. Ambos piscis (cuántos piscis) de colores contrarios: el uno que nada en mar abierto, y el otro que remonta la corriente en agua dulce (y turbulenta).

Muchas felicidades, por muchos años.
D.

viernes, 11 de marzo de 2011

Ayer

cumpliste treinta. Como muchos de los de mi alrededor. Como yo dentro de nada. Te pregunté si harías algo especial, con eso de ser una década nueva y demás tradiciones no escritas, pero conociéndote no me sorprendió tu respuesta. 

Daba la sensación de no ser un día especialmente importante, a pesar de todo, y te imagino en casa, con tu mujer y familiares más cercanos, haciendo algo sencillo. No sé lo que haré yo, por si preguntas. Planteo una escapada improvisada a una capital de Europa o a cualquier otro sitio que no conozca. Un vuelo tirado de precio, de última hora, un albergue de no más de 15 euros la noche y el resto de mi presupuesto en cerveza y lo que surja. Something easy.

Son dos formas tan lícitas y distintas como lo somos tú y yo, y a pesar de eso, de la creciente divergencia  en nuestras decisiones, seguiremos felicitándonos por muchos años. Muchas son las cosas vividas en común para que dos caminos decidan no cruzarse con cierta frecuencia, y el respeto y el cariño quedan por encima de todo.

11M

Hace siete años escuchaba en duermevela nosequé de una bomba en Atocha. Fue el sonido con el que desperté: sobresaltos por la radio y noticas confusas sobre explosiones por la zona de Vallecas.

Por aquel entonces pesaba diez kilos menos que ahora (mi delgadez era más que evidente), trabajaba en un almacén logístico en un polígono de La Garena e iba haciendo entrevistas de cuando en cuando para puestos relacionados con la ingeniería. Entraba a las diez de la mañana y el recorrido habitual de unos 20 minutos en coche se convirtieron en más del doble. En la oficina encontré caras de circunstancias, ese día no tenían sintonizada ninguna emisora de música, todo eran últimas horas. Fue una mañana extraña, los transportistas tardaban en llegar y los pedidos eran menores que otros días. El ambiente también estaba enrarecido. Recuerdo que saboteamos la máquina de snacks haciendo bastante el ganso. Nos perdíamos entre pasillos para fumar o decir sandeces y cualquier excusa era buena para tomarse un respiro. Lo que menos nos apetecía, o a mí por lo menos, era trabajar. Me escapaba de vez en cuando a la oficina, y cada vez que entregaba un pedido realizado la cifra oficiosa de muertos y de heridos crecía de forma exponencial. Oías indicios que apuntaban a Eta y en según en qué emisora se mezclaba el sonido de Al Qaeda.

Me llamaste desde Gijón, preocupada. Ajena a si por esa época cogía o no el Cercanías. Uno o dos años antes podía haberme tocado perfectamente. La facultad estaba junto al pueblo de Vallecas y estaciones como Santa Eugenia, El Pozo o la misma Atocha estaba aburrido de pisarlas. Es cuestión de etapas y de la suerte que te toque. Peor suerte le tocó a Rodolfo Benito, conocido de vista y amigo de mi hermano, cuya fundación en su nombre es una de las que mantiene vivo el recuerdo por las víctimas y promociona el mérito académico.

Al terminar el tabajo, un compañero que solía echar horas logró escapar antes y traté de acercarle a la Renfe para ir a Alcorcón, donde vivía. Por entonces aún no habían abierto el apeadero de La Garena y Alcalá y alrededores eran un caos circulatorio. 

Fueron semanas agitadas. Las previas y las siguientes. No hacía mucho había ido a la gran manifestación en Madrid del 'No a la guerra'. Uno o dos dias más tarde del atentado, creo, un viernes, me sumaba también a la que hubo en Alcalá por las víctimas. Llovía.

El domingo fueron las elecciones generales y la sensación de demasiados cambios en pocos días permanece. Seguían las noticias contradictorias, las filtraciones y la necesidad a cada minuto de querer respirar con la calle como excusa. Era una conciencia constante de estar viviendo una etapa histórica en muchos sentidos, para bien o para mal, y cierta paradoja frente a un momento en lo personal ciertamente dulce.

miércoles, 9 de marzo de 2011

Libre albedrío

El destino, como yo te dije es el resultado del ejercicio pasado de tu libre albedrío. Al ejercitar tu libre albedrío en el pasado, tú trajiste el destino resultante. Al ejercitar tu libre albedrío en el presente, quiero que elimines tu pasado si te duele, o añadirlo si lo encuentras agradable. En cualquier caso bien sea para adquirir más felicidad o reducir la miseria, tu tienes que ejercitar tu libre albedrío en el presente. 

Chandrashekhara Bharati Swaminah
"Diálogos con el Gurú"

martes, 8 de marzo de 2011

Paridad

Me he tomado la molestia de contar los chicos y chicas que figuran en mi orla de la ingeniería. Soy así: un bloguero de raza. El resultado es de unos 155 chicos frente a 55 chicas. Casi casi una proporción de 3:1 a nuestro favor. Qué listos somos.

Supongamos que esta proporción se ha mantenido durante los diez últimos años, casi casi los mismos que tiene la foto. Es mucho suponer, pero me juego una moneda de veinticinco pesetas para amantes de lo vintage (de esas que parecían un donete y que venían de miedo para jugar a la peonza) a que los chicos siguen tirando más por carreras técnicas y las chicas por humanidades.

Supongamos también, y tiemblo, que la forma natural de comenzar en una empresa de telecomunicaciones o nuevas tecnologías es siendo ingeniero técnio o superior. Departamentos anexos (contabilidad, legal, RRHH, mantenimiento, seguridad, limpieza...) aparte. 

Volvamos a suponer (y que Dios nos coja confesados) que la cadena para ser un alto directivo en este tipo de empresas es haber sido técnico de campo, programador, auditor, jefe de equipo, bla, bla... 

¿Qué nos encontramos? Que es más posible que la proporción de altos directivos en este tipo de empresas se acerque al 3:1 a favor del hombre que al 1:1. Mierda... estamos incumpliendo la ley y somos sexistas. Celebremos la vuelta de la mujer a casa y del hombre a mojar sus penas en pacharanes.

A lo que voy es que cada 8 de marzo escucho las mismas proclamas a favor de una igualdad entre hombre y mujer que juega al despiste. Y ojo, no digo con esto que no haya diferencia de trato ni injusticias en el tema  salarial ni una larga batalla en pos, por ejemplo, de conciliar vida profesional y personal. El despiste viene porque de primeras no somos iguales ni creo que pretendamos serlo. Mi hermano y yo nos parecemos lo que un culo a  un pie, nos han criado a la par y compartimos bastante material genético. Si con igualdad aluden en cambio a la igualdad de derechos y oportunidades me parece algo tan obvio que ya he terminado de defenderlo. Pero también hablan de igualdad salarial y de paridad, y ahí me enervo. 

Por favor, hablemos de igualdad salarial sólo en los casos de mismo puesto de trabajo, misma empresa y mismas horas. Porque todo lo demás es un baile de números que responden a páginas de periodismo barato y fotos con enaras a favor de la mujer que desaparecen al día siguiente. De repente somos todos guays y pro-chorradas, pero si oigo que el hombre gana de media X euros más que la mujer respondo: "bien, ¿en qué trabaja el hombre y en qué la mujer?" Porque yo he tenido tantos jefes como jefas y por regla general más mujeres dándome órdenes que lo contrario. Si hablamos de sus sueldos y del mío me puede dar la risa y no me creo discriminado... ¿por qué? ¡Tachán! Porque su puesto no era el mismo que el mío. Porque en mi lugar una mujer hubiera cobrado lo mismo.

Una de cada X hombres ocupan cargos directivos en empresas. Es un dato absoluto, de hoy, correcto. Pero ahí está el problema, que en esto no se puede hablar de datos absolutos, porque la foto cambia año a año. ¿Cómo estábamos hace treinta años? ¿Cuántas mujeres estudiaban? ¿Qué tipo de estudios? ¿A qué tipo de trabajos se puede incorporar una ama de casa que sólo tiene la primaria? ¿Su sueldo entraría en las estadísticas? En definitiva, ¿de dónde venimos? ¿No merece un enfoque relativo? ¿Creemos que porque de repente nos creemos iguales de la noche a la mañana tiene que haber un reparto equitativo según el género en cada ámbito, cada sector y cada tipo de trabajo? ¿Dónde queda el mérito individual? ¿Qué cara se me queda a mí si eligen a una mujer peor cualificada que yo para un empleo tan sólo porque no tiene pene? La misma de gilipollas con la que me levanto, sin duda. ¿Sí a la discriminación positiva? ¿Acaso no sigue siendo un tipo de discriminación?

Desde Lisístrata (o antes) la mujer viene reclamando su papel en la sociedad y su desarrollo íntegro como persona. Pero sobre todo desde la Revolución Industrial hasta nuestros días la mujer trabajadora  se ha dejado la piel en huelgas, ataques, insultos, dentenciones y despidos en su búsqueda de un mismo trato que hacia su compañero de cama. Conquistaron su derecho al voto y lejos de ser una batalla ganada es algo que nunca tendrían que haber perdido. Surgen exposiciones, tratados y coloquios sobre el papel de la mujer en la historia, y está muy bien, pero la historia se tendrá que seguir escribiendo desde hoy para que en un futuro deje de tener sentido celebrar un día de la mujer o contra la violencia de género por ser asuntos más que superados. Los países en vía de desarrollo y el tercer mundo, ahí está la batalla del siglo XXI y venideros, y por desgracia la discriminación hacia la mujer es sólo uno de las muchas existentes.

Para terminar me hago eco de un acertijo muy sencillo que viene al hilo: 

Gruntilda (el nombre es aportación personal) y sus amigos están sentados formando un círculo, de forma que los dos vecinos de cada amigo son del mismo sexo. Si de los amigos de María, cinco son hombres, ¿cuántas mujeres hay? ¿Y por qué están sentados en círculo? ¿No debería decirse circunferencia?

lunes, 7 de marzo de 2011

Mi reflejo

Mi reflejo en la pantalla muestra a alguien que lleva más de dos semanas sin afeitar y ojeras de muchos años. Su mirada es de cansancio, y también hay cierto bruno en esa intensidad fingida. No te pierdes en él, sin embargo. El gesto es serio, perenne e inequívoco. El mismo que es capaz de mostrar durante horas sin darse un solo respiro. Su seriedad dicen que denota madurez, seguridad y una cierta inteligencia, y puede tan sólo que de niño se empeñara en cerrar la boca para ocultar unos dientes mal colocados. Su pelo es corto en exceso, y no termina de encajar su cara de pan en un marco tan escaso. Su nariz, prominente, le recuerda a su madre, y sus labios, estrechos y carnosos, le distancian de los que hubiera preferido tener. Cuando habla no encuentra el punto medio. Se gusta en momentos pero es consciente de una elocuencia insuficiente, sobre todo en los momentos de duda, nervios o explicaciones que no le interesa dar. Se sabe cómodo en la última fila, y se siente seguro en el silencio. 

De fondo, árboles desnudos que se piensan más de lo debido si aflorar o no, un parque con perros que arrastran de la correa a su mascota, vecinos que encuentran en el paseo un pasatiempo y desempleados que emplean las litronas como balsámo. 

De vez en cuando, estudiantes que vuelven del instituto me observan y tal vez se pregunten qué hace un señor de mi edad sentado en el banco con su portátil, mirando ensimismado a la pantalla.

Os oigo

discutir: madre, hijo, hermano y otros yoes que deambulan por la casa. Os miro y me pesa el pecho. Me mantengo en la distancia, a salvo de una guerra que no es mía, que yo no he arrancado y en la que me declaro oficialmente neutral. No puedo mostrarme en contra de ninguno de vosotros.

Te veo hacerle daño y entiendo tus palabras, sé dónde nacen, comparto tu postura y me reconozco en tu reacción, a pesar de dolerme. Te veo a ti también, epicentro de una encrucijada a la que no sabes cómo has llegado, y también te entiendo y puedo incluso estar de acuerdo en lo que dices. Me sorprende tu coherencia, tu templanza y que saques todo eso a relucir. 

Y en medio de todo, me sorprendes con tu galope para precipitarte en mis piernas, y corro detrás de ti, como en una gran evasión hacia lo fácil, lejos muy lejos del mundo adulto, donde nos creemos maduros y somos más niños que nadie. 

Durante mi huída desenvaino mi bandera blanca, fingiendo no ser consciente de cómo ha empezado todo. Sé en cambio que mi presencia en el campo de batalla añade un enemigo más a una contienda absurda, y un mediador que nadie ha solicitado. Por suerte, me cubres por la retaguardia, y no encuentro mejor cobijo que tu sonrisa.

Buena persona

El reloj digital de la radio parpadeaba desde hacía 23 horas y 59 minutos, exactamente el tiempo transcurrido desde que se fue la luz en casa. Probablemente saltó el limitador por exceso de consumo, nos ocurre alguna que otra vez por las noches, pero yo no estaba en casa para confirmarlo.

Un minuto más tarde saltó la radio y me pilló de improviso. Escuché entonces una frase que ponían en boca de Rubalcaba y que parecía haber empleado en el prólogo de un libro. Decía algo así como que un policía debía ser una buena persona. El escritor, presente en el estudio, estaba de acuerdo con esa afirmación e iba más allá, aseguraba que ser una buena persona te abría las puertas, y que las flores que uno sembraba las acababa recogiendo.

Yo, mientras, busco puertas que abrir y todas parecen necesitar de una llave que no tengo.

Me creo una buena persona, por lo menos, y no está mal. Es de las pocas cosas positivas que me creo y tengo que lucir el vestido de vez en cuando. A veces, de bueno tonto, pero eso es otra historia. Me viene entonces a la cabeza una escena de El Abuelo que me escarpa. “No se puede ser tan bueno” o algo parecido decía el maestro. Y no me comparo.

Si recojo o no recojo no es la pregunta, es si siembro o no siembro. Lo demás tampoco es lo más importante. Si llega, bienvenido, y si no, tendré que seguir sembrando. O intentándolo al menos, no nos vayamos a creer un santo.

A veces - 2ª Parte

You are my sweetest downfall.

A veces me viene la idea de que arrastro a quienes me rodean a una cierta insatisfacción consigo mismos y con su vidas. Sus problemas, como los míos, vendrán motivados por otras causas, lógicamente, causas que a veces se me escapan y problemas en los que poco puedo aportar para que se solucionen, salvo mi escucha y mi comprensión.

Sin embargo la idea está ahí, y viene motivada por un antes y un después de que las personas me conocieran, y entretanto saber de sus batallas y contar entre sus pérdidas la de ese brillo que encontré un día en sus ojos. Diréis que es el tiempo, quizá, que a todos nos vuelve viejos, o que Dios los cría y tengo esa especial predilección por asociarme con aquellos que encuentran refugio en la monotonía, la soledad, la apatía y el individualismo. 

Sin embargo me vuelve la idea de que soy lo que proyecto en mi entorno y de alguna forma convierto lo que me rodea en un reflejo de mí. Lo que devueltve esa imagen no me es grato, y me pregunto qué fue antes, si el entorno o yo. Qué cambió a qué, si es que hubo tal cambio. Y si fui yo, qué hay dentro que así lo provoque.

Todos tenemos problemas, y sin embargo surge a veces la idea de aquel que elige mi opción apostando al caballo equivocado, y la certidumbre de que le iría mucho mejor si siguiera otros caminos.

sábado, 5 de marzo de 2011

Carnaval

Vestida de recuerdo apareces
y ya no alcanzo a recordarte.
También yo me visto a veces
fingiendo ser alguien distinto:

me engalano de mentira,
me oculto tras un olvido,
me disfrazo de otra gente
y sólo en ti encuentro sentido.

Pero apenas ya te reconozco
y nunca logré alcanzarte.
Tu identidad se desvanece

como perdida en silencio.
Como perdido te espero
vestida, otra vez, de mí.

miércoles, 2 de marzo de 2011

Deporte

Curioseo y veo que ‘deporte’ guarda la misma raíz que ‘portar’ o ‘reportero’. Correcto, pero me llama la atención que venga de deportare (deportar en el sentido de sacar algo, llevarlo lejos) para indicar que su origen tiene que ver con alejarse de donde uno está, de cruzar la puerta, salir fuera de la ciudad -de sus murallas- hacia el campo y en él hacer todo lo que le es placentero. Respirar, saltar, distraerse o hacer ejercicio.

Leo también que, como homo ludens, el afán competitivo del hombre le ha llevado “a la invención del deporte de competencia, el cual, en última instancia, es la representación jugada (lúdica) de la lucha por la vida”.

Y Jim Thorpe, homo ludens de catálogo, amén del deportista más completo que se recuerda y una biografía más que interesante, ante la pregunta de cuál era su deporte preferido respondió que el atletismo, “porque era algo que podía hacer solo, uno contra uno, yo contra todos los demás”.

Me parece hermoso.

martes, 1 de marzo de 2011

Señales

Basta un mensaje de texto, una llamada, un like en Facebook, un comentario en este blog, una palabra acertada, una mirada que se prolonga más allá de lo políticamente correcto, un abrazo o una sonrisa. Cualquiera de estas señales es suficiente para alegrarme el día.

No pido tanto, creo, sólo una bocanada audible que me recuerde que no estoy solo en esto. Que alguien al otro lado del muro, quien sea, ponga mi inicial en su pensamiento, y nombrarme le empuje a actuar.

Cuando sucede, cuando el otro decide emplear su tiempo en mí sin mayor motivo que querer hacerlo, y con eso me ayuda a dar otro paso más, mi vida cobra el sentido que había perdido un minuto antes, las fuerzas se renuevan y afronto el resto del camino con otra cadencia en mi forma de andar.

Materia oscura (sobre la gravitación)

Escribías sobre la gravedad, sobre universos en expansión o en contracción según su cuantía, y decías bien. Metáforas aparte, las principales teorías que aventuran nuestro destino tienen en cuenta lo que se ha dado en llamar materia oscura, un nombre como otro cualquiera donde cabe lo que no tenemos ni puñetera idea de definir.

Se cree que la materia oscura (que recoge todo aquello que está entre estrella y estrella y que no vemos, pero que tiene masa) puede llegar a suponer un muy alto porcentaje de la masa de todo lo que existe. Si esto es así, el universo podría llegar a ser lo suficientemente denso como para que las fuerzas gravitatorias presentes frenaran el curso expansivo (demostrado) por el que actualmente pasamos. El universo llegaría a frenar esta expansión y volvería a contraerse hacia un colapso simétrico al Big Bang. Esto es lo que se conoce como la Teoría de la Gran Implosión (Big Crunch). Concentrada toda la materia en un punto de densidad tremendamente alta, podría quedarse ahí a verlas venir o volver a romperse para crear otro universo análogo o diferente. Y así sucedería una y otra vez. Como un acordeón (Teoría del Universo Oscilante) que se expande, llega a su límite y se contrae, y así de forma indefinida.

La más probable, en cualquier caso, es la Teoría de la Eterna Expansión o Gran Desgarramiento (Big Rip), en la que en cualquier caso el Universo no tiene mucha pinta de que vaya a contraerse por la sencilla razón de que cada vez nos alejamos unos de otros cada vez a mayor velocidad. ¿Qué sentido tendría pisar el freno? La clave también está en la cantidad que haya de esa cosa oscura, ya que si en efecto hay mucha, alejarnos más determinaría un momento en que la gravedad entre estrellas y galaxias dejaría de ser suficiente para mantener el orden establecido. Todo se iría al carajo y la materia (visible) se desintegraría. Si por el contrario la materia oscura supone un porcentaje menor de lo estipulado, el Universo continuaría expandiéndose ad eternum, amen. Y aquí no ha pasado nada.

Si la velocidad de la luz es de aprox. 300.000 km/s en el vacío y no existe nada material (según la Teoría de la relatividad especial) que pueda viajar a mayor velocidad, ¿cómo es posible que las dimensiones que se estima presenta el universo excedan ampliamente la distancia que hubiera sido capaz de recorrer un fotón desde el momento aproximado del Big Bang? ¿Eh? Por suerte, el espacio (lo que no es materia) escapa a esta limitación (Teoría de la relatividad general) y puede dilatarse o contraerse a placer.

En consecuencia, si el espacio (y por ende el universo) tiene la capacidad de expandirse de forma ilimitada, es porque tiene un tamaño limitado. Y la pregunta surge por sí sola. ¿Qué hay más allá del universo? ¿La Nada? ¿Y más allá de la Nada? ¿Más Nada? ¿Otros universos (Teoría de los Multiversos)? ¿Quién o Qué lo ha dispuesto así? ¿La materia es eterna y autosuficiente para escribir sus propias normas de comportamiento? ¿Para qué? ¿En base a qué criterios?  ¿Es Dios quien las escribe? ¿Qué es Dios? ¿Y por qué juega a los dados?