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viernes, 30 de marzo de 2012

Huelga

Sólo he ido a tres manifestaciones en mi vida. La primera fue contra la guerra de Irak, y las dos últimas tienen nombre de cyborg: 11M y 15M, aunque la consonante derive en palabras distintas.

Para empezar, no soy muy devoto de las mismas, porque me cansan las aglomeraciones y, desde dentro, se entremezclan consignas y pancartas de las que no me apetece sentirme parte, aun siendo mero bulto. De segundo, trato de no manifestarme públicamente en favor o en contra de nada si no me veo suficientemente informado del asunto, y aceptar lo que afirmen unos y otros (tan sólo porque sean los unos y los otros) lo estoy dejando, como el tabaco.

Ayer hice huelga, si por huelga se entiende no asistir a tu puesto de trabajo, pero poco más. La hiciera o no la hiciera, nadie se iba a enterar, no obstante, así que me pillaba un poco de refilón todo el asunto. Me pasé gran parte del día con las noticias de fondo, que si indignados por aquí, coacciones por allá y demás elementos de un guión que me sabía de antemano. Así de listo soy. Y siempre llego a la misma conclusión, porque en el momento en que se emplean cortes, barreras, siliconas, piedras, huevos y demás lindezas uno deja de informar para hacer otra cosa y perder la razón con ella. Pero también es cierto que otros piquetes más sutiles ocurren en el sentido opuesto y, de puertas para adentro, uno se entera de mucho menos.

Así que esto se convierte en otro duelo de posturas, en un pulso de datos erróneos, de todos ganamos y aquí no ha pasado nada, motivado de una parte por un movimiento sindical en el que encuentro demasiados contras para sentirme identificado con ellos, y de la otra por un gobierno que (como casi todos) espera que su electorado se muestre débil, analfabeto y complaciente, porque un rebaño siempre es más fácil de llevar que una manada. ¿Quién tiene razón? Supongo que, como suele ocurrir, todos y ninguno, y la diferencia estará en lo que aporte cada uno en su bandeja.

martes, 27 de marzo de 2012

Te tengo que decir una cosa

ahora que no nos oye nadie y nunca sabrás quién eres:

(...)

Previsto

Hemos construido un sistema que nos persuade a gastar el dinero que no tenemos en cosas que no necesitamos para crear impresiones que no durarán en personas que no nos importan.
Emile Henri Gauvreay

¿Quién hubiera previsto que hacerse mayor iba a ser así?

Hacerse mayor es mucho decir, si tenemos en cuenta la carga de madurez que conlleva la expresión, pero sirva para reflejar el ineludible paso del tiempo. ¿Quién lo hubiera previsto, no obstante? De haberlo sabido, uno hubiera elegido ser eternamente joven, y quedarse con las ganas. Tendríamos que haber nacido al revés: viejos, y haber ido rejuveneciendo paulatinamente con los años, como en la ficción. De adolescentes no cometeríamos los miles de errores que nos tocó, y de niños gozaríamos de toda la experiencia que da una vida para disfrutar en esencia del aire, del sol, de ti. 

Hacerse mayor fue, en parte, más de lo mismo: equilibrar la balanza, quitando sobras de un peso para dejarlas en el otro. Perder para ganar, y todo lo contrario. Lo que se pierde, aun así, se tiene muy bien anotado en el debe de la tabla, pero aún quedan algunos que no tienen muy claro qué han ganado a cambio, si es que han ganado, o si por el contrario viven, sienten, padecen lo que siempre han vivido, sentido y padecido, pero con más lastre en la mochila.

miércoles, 21 de marzo de 2012

Yupi

Cada día te enteras de más casos en los que personas aparentemente normales, como tú y como yo, que viven, comen, duermen, se relacionan y follan entre nosotros, perdieron sin querer la percepción de las cosas. Es triste, amigas y amigos, pero en algún momento estas gentes llegaron a confundir privilegios con derechos, obligaciones con favores, la Pepsi con la Coca-Cola. Sí, compañeras y compañeros, y lejos de admitir su estatus (que no su culpa), pidieron para todos lo mismo, sin llegar nunca a asumir que lo que no puede ser, no puede ser, y además... tachán tachán... es imposible.

Para todo

Espero que a todo el mundo le pase. Eso de que te digan que vales para todo y que eres muy apañado/a y bla bla bla, porque a la cuarta o a la quinta ya te preguntas si:

a) Es una frase manida empleada para quedar bien aun no habiéndote conocido más que en una faceta muy concreta: en la oficina, en un café, en la cama...
b) Has podido dar a entender en algún despiste que, efectivamente, explicar cómo se hace una captura de pantalla te convierte automáticamente en un Da Vinci.

Si es a), se agradece, de verdad, pero no es necesario, que uno enseguida tira de su seudoformación para contrastar los hechos y ve que la torre de naipes se derrumba. Si es b), deberíamos hacérnoslo mirar todos, los unos por ver una obra de arte donde sólo hay un cuadro en blanco, y yo por habérmelo llegado a creer mucho antes de sufrir acné.

Espero que a todo el mundo le pase, sí. Porque entonces la respuesta sería la primera y nos evitaríamos recetas innecesarias, lo cual es de agradecer sobre todo en estos días, a punto de que tener que pagar por todas.

martes, 20 de marzo de 2012

Un trabajo hermoso

Llega a ser cansado eso de abrir la carpeta de Spam, Spam, Spam, Spam, Spam, Spam, Spam, Spam... y encontrarme con emails escritos parece ser por mí ofreciéndome un trabajo hermoso en plena crisis. Me quedo con aquellos que ofrecen solución al tamaño ínfimo de mi pene, ya que al menos vienen en inglés, y con la tontería siempre refrescas conceptos.

El día del padre

Son tiempos en los que los padres son capaces de (casi) todo por sus hijos, no así al contrario. Siempre habrá sido de esta forma, supongo. Estará en nuestro ADN, porque solemos oír hablar de lo de perpetuar la especie, no de honrarla. 

Así que nos descubrimos como profundamente egoístas (los hijos), las cosas como son. Se nos llena la boca de peticiones "barra" exigencias con pataleta de por medio si no se ven satisfechas en tiempo y forma adecuadas. Madre y padre fueron esas personas mayores que de la noche a la mañana dejaron de ser dioses para mostrarse infinitamente humanos. Perdieron el cetro, y en su lugar nos regalaron un extenso tomo ilustrado repleto de incontables deficiencias. Será el precio por no haberlos visto nacer, ni haberlos amamantado ni limpiado el culo de pequeños: experiencias todas que generan cariño y amor incondicional, sin duda, pero sólo en un sentido. El hijo (y paso de poner '/a' en sentido homenaje al género neutro) será en cambio un proyecto vital del que se espera le toquen tiempos siempre mejores, disfrute de todo lo que tú no pudiste, tenga claro que tiene que hacer separación de bienes y, cuando te sepas un estorbo, se acuerde el primer lunes de cada mes de ir a visitarte a la residencia, con algún reproche en la cartera.

El día del padre fue una farsa, plas plas plas. Cuento los días para que llegue el de la madre, y no cambiar de opinión en este intervalo.

Es una tarde extraña

Es una tarde extraña. Entre mi continuo debate interno tratando de dar con las razones de por qué no termina de complacerme casi nada de lo que hago, la oficina se presenta más solitaria que otros días. Algunos pendientes, quizá, de lo que acontece en el pleno del Ayuntamiento; otros siguiendo con fervoroso afán informativo la cuenta en twitter de más de uno; y otros, simplemente, ausentes. 

Un vacío temporal en esta rutina de enviar emails, presentar bosquejos, modificarlos, tratar de no cagarla en exceso y esperar respuestas. Yo prácticamente solo ocupando toda una segunda planta. Tratando en vano de forzar una sonrisa que dudo que florezca.

Y a falta de expectativas, de ganas y de otra cosa que llame mi atención en el despacho, se me ocurre escribir. Práctica muy digna si no fuera por una motivación casi exclusiva de alegrar un mínimo el número de entradas en el mes de marzo, que anda algo flojo.

Sicko

Se comentaba en un momento de la película que un estado tiene tres formas de disuadir al ciudadano del voto: mermando su salud, limitando su educación, y cargándose su motivación. La misma cinta me recordaba eso de que a ese mismo estado se le ha de evaluar por cómo trata a los "peores", y no a los "mejores", y que la diferencia entre unos (países) y otros es el orden de quién teme a quién: si el Gobierno al Pueblo, o el Pueblo al Gobierno. 

Siempre interesante Michael Moore. A ratos sobradamente descarado y parcial, pero indiscutiblemente inteligente y necesario.

miércoles, 14 de marzo de 2012

3,14

Cuanto más imbuido esté un hombre en la ordenada regularidad de los eventos, más firme será su convicción de que no hay lugar —del lado de esta ordenada regularidad— para una causa de naturaleza distinta. Para ese hombre, ni las reglas humanas ni las "reglas divinas" existirán como causas independientes de los eventos naturales. De seguro, la ciencia nunca podrá refutar la doctrina de un Dios que interfiere en eventos naturales, porque esa doctrina puede siempre refugiarse en que el conocimiento científico no puede posar el pie en ese tema. Pero estoy convencido de que tal comportamiento de parte de las personas religiosas no solamente es inadecuado sino también fatal. Una doctrina que se mantiene no en la luz clara sino en la oscuridad, que ya ha causado un daño incalculable al progreso humano, necesariamente perderá su efecto en la humanidad. En su lucha por el bien ético, las personas religiosas deberían renunciar a la doctrina de la existencia de Dios, esto es, renunciar a la fuente del miedo y la esperanza, que en el pasado puso un gran poder en manos de los sacerdotes. En su labor, deben apoyarse en aquellas fuerzas que son capaces de cultivar el bien, la verdad y la belleza en la misma humanidad. Esto es de seguro, una tarea más difícil pero incomparablemente más meritoria y admirable.

A. Einstein (3,14,79 - 4,18,55)

Ahí está el tema

El tipo que me está montando los armarios compró su casa por bastante más de 200.000 euros. Ahora vale sustancialmente menos, pero paga de hipoteca más de mil talfos. Su mujer está desempleada, y él se busca la vida como puede. Tiene una casa pagada en Brasil (es de allí) cuyo precio de mercado es ahora mismo muy superior de lo que le costó. La burbuja ronda por aquellas latitudes, pero cuando pasen Mundial y Juegos, los precios caerán en picado. Cosas de los ciclos económicos, de la oferta y la demanda.

Si vendiera la casa de aquí, volvería a su tierra, pero es imposible. Vender allí no le conviene ¿?, y por unas y por otras se encuentra atrapado (y bien jodido). Ahí está el tema.

martes, 13 de marzo de 2012

dianas

Me gustaría tener las cosas claras, para variar. Fijar un punto más allá del horizonte y no cesar hasta que se vaya volviendo más y más grande, tanto que me devore. También corre el reloj para mí, y la inactividad, o los bandazos, o el desapego... me han traído hasta aquí, y resulta que aquí no es donde tenía pensado estar, cansado como estoy de reinventarme, de empezar de cero, de tener que demostrar algo que o bien nunca tuve o bien nunca me permitieron. El tiempo pasa también por estos lares, y uno se encuentra con poco, con cartas mal jugadas, con trenes que escaparon, con puntos no fijados.

Me gustaría que te fijaras en mí, ya que yo no sé hacerlo. Y me rescataras de este pozo, aun sabiendo de sobra que estas cosas nunca suceden.

domingo, 11 de marzo de 2012

191+1

Todos los presentes me conocen y saben que soy incapaz de seguir callado. Hay ocasiones en que callar es mentir, porque el silencio puede interpretarse como aquiescencia. Aquí donde estamos es el templo del intelecto. Vosotros sois los que profanáis sus sagrados recintos: venceréis porque tenéis la fuerza bruta, pero no convenceréis, porque para convencer tendríais que persuadir, y para persuadir no tenéis lo que hace falta: la razón y el derecho.
Unamuno (1936)

Lo que te decía, que somos muy raros. 

No somos capaces de ponernos de acuerdo en nada, y algo tan sencillo como el recuerdo a unas víctimas, que en el fondo y en potencia somos todos, nos empeñamos en seccionarlo en dos corrientes divergentes. Que si cerrado o abierto, presentes o ausentes, dimes o diretes. Ni siquiera coincidimos en el número de muertos, porque habrá quien defienda que una embarazada vale por dos, y otros dirán que uno y va que chuta. Somos especialistas en esto de desempolvar la vieja canción de las dos Españas, defender cada cual la cara que le toque de una misma moneda y no, no nos aburrimos, porque vale que todo (o casi todo) atienda a matices y demás, pero por una vez ya nos valdría no utilizar lo primero que agarramos para entrar en polémicas de siglas, elecciones y titulares vacíos. Por una vez, podríamos apelar a una talla intelectual que se nos presupone, hablar desde el corazón, y empeñarnos en buscar lo que de verdad nos une. Insisto, y me repito, en que es mucho más (o eso quiero creer) que lo que nos diferencia.

sábado, 10 de marzo de 2012

Lemmings

Hacía tiempo, arreglaba el mundo, rellenaba algún silencio, y como ocurre a veces, hablaba más el otro.

Puesto el contexto, la conversación giraba en torno a la abducción, ese fenómeno mediante el cual hacerse un hombre/mujer de bien a base de afiliarse a las Juventudes de cualquier partido y decir que sí a todo. Curioso método, sin duda, pero muy sacrificado y eficiente. Optar voluntariamente por la ablación cerebral y aun así aprenderte de memoria un discurso que no es tuyo es algo a lo que no resto valor. Yo no lo haría, pero es que yo nací tonto y tonto me crié, así que nunca pude cumplir mi sueño de ser un lemming sin mayor pretensión que oler el culo al de enfrente. Damn it!

Hablábamos de naves nodrizas, sí, y de la música universal que ensambla voluntades e ilumina con más fuerza los días: el sonido del dinero. Bajo dicho compás, aquel que sufra la abducción se agarrará a su nuevo estatus con uñas y dientes, con remache y superglú, hasta el punto de no ser ya más él, sino otro. Una suerte de alienación buscada en la que cada cual tendrá una habilidad asignada a emplear en pos del bien común, que no es otro que salvar al mayor número de seres como él. Una decisión parcialmente ejecutada, una ínfima muestra de pensamiento propio, una anotación al margen del guión... serán motivos necesarios para ejecutar la orden de suicidio colectivo. 

Todo un espectáculo para quien maneja el joystick.

El tamaño (sí importa)

Tenías razón. Unos días sin estar conectado te devuelve el orden preestablecido, ayuda a concentrarte de nuevo en las tareas y a no dividir nuestro campo de visión en ventanas, deseosas ellas de que las maximices en un despiste. Me pasa lo mismo con los textos: no puedo con tantas líneas en la pantalla, y entonces te das cuenta de lo mucho que echas de menos el papel: para liar, para limpiar y, sí, también para leer. 

Leer, leer... lo echo de menos. Pero no acepto extensos tratados con scroll: me agotan, y víctima como soy del pensamiento fragmentado, si me tengo que enfrentar a una resolución preestablecida, prefiero hacerlo en pequeñas píldoras. Predico con el ejemplo.

lunes, 5 de marzo de 2012

Video games

It's you, it´s you, it´s all for you
Everything I do
I tell you all the times
Heaven is a place on Earth with you
Tell me all the things you want to do
I heard that you like the bad girls
Honey, is that true?
It's better than I ever even knew
They say that the world is made for two
Only worh living if somebody is loving you
Baby, now you do

Must do something with this song.

Ahora

querría escribir sobre demasiadas cosas, y es que mi cabeza parece un polvorín los días pares.

Podría hablar sobre ti, a quien quiero demasiado y deseo el mejor de los futuros. Podría hacerlo sobre ti (que no eres ella), por nuestro aplaudido reencuentro, tras tantos altibajos. O sobre ti, con quien sigo contando quince años después. Podría escribir sobre ella (que no es ninguna), de quien espero una respuesta que quizá nunca llegue (nunca os fiéis de un tímido: no tiene nada que perder). O sobre ella (que es otra), a quien puedo comenzar preguntando "quién eres".

Ahora podría sacarme un conejo de la chistera y arreglar el mundo. Sacar puntos a favor y en contra sobre ciertas decisiones que no son mías. Plasmar sentencias políticamente incorrectas y fingir que tengo las cosas claras. Podría, podría... Podría no hacer nada y callar, pero he bebido demasiada cerveza y soy persona que se encuentra en el alcohol.

Podría, podría... Podría desnudarme en palabras, pero soy cobarde, y tiendo a bendecir los problemas de terceros mucho antes que airear los propios.