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martes, 26 de junio de 2012

Palmadas

20:58 h

No sé cuándo conseguiré un trabajo normal, de esos donde entras a tu hora, sabes lo que tienes que hacer, lo haces, llega tu hora, te vas y desconectas. Soy la envidia de millones de españoles, lo sé, pero me sigo preguntando cuándo.

21:00 h

Trabajando.

lunes, 25 de junio de 2012

Entre olivos

Entre olivos, Timoteo confesó a Bautista que no se encontraba bien, y que al cabo de un año ya no estaría con ellos.

Me hubiera gustado conocerte y comprobar, más allá de una imagen, las cosas buenas que mi otro abuelo cuenta sobre ti.

Por detrás

Lejos de posturas juguetonas, que también, nos encanta ir por detrás. 

Esto es de siempre, no es una revelación de éstas que me hayan venido tras un canuto, pero florece de nuevo en estas semanas donde a uno le toca compartir cama y mantel con gente de su padre y de su padre. Y es que nos mola hablar mal de los demás, no podemos evitarlo. A mí ahora mismo me estarán poniendo a caldo al otro lado del tabique y yo tan pancho aquí haciendo tiempo en la sala de un hotel. El caso es que no me pitan los oídos, pero esto no quita para que, incluso en estos días en los que el país se paraliza de miércoles a domingo, el deporte nacional sigue siendo la envidia. 

No criticamos por envidia, no, no. No sólo por eso, al menos. Criticamos porque nos sabemos mejor que los demás y nos remueve que los otros no estén a nuestra altura. Porque mira éste, que no vale nada más que para vender perico; mira aquel otro, que es un bocas y no sabe ni ajustar un carro de cámara; fíjate en el de más allá, que no tiene ni puta idea de qué va esto... Sí, amigos, a la mínima que el objeto en cuestión desaparece tras la esquina nos surge el hachazo como un vómito contenido, es lo que hay.

Así que moraleja para hoy, lunes, día para convertirse en torrezno si pasas un rato largo al sol: quedaos con vuestra propia percepción de las personas y no dejéis que testimonios de terceros (parcialmente verdaderos, sometidos a cribas personales y fuera de contexto) conformen imágenes preconcebidas a la salud de ninguna utilidad real.

Amén.

Tiempos muertos

Ya he hablado alguna vez de esto, como de tantas otras cosas, pero su imagen sentada atendiendo al teclado del móvil me hizo pensar en los tiempos muertos que pueblan un porcentaje verdaderamente escalofriante de nuestras vidas, donde no ocurre absolutamente nada y nos encontramos frente a nosotros mismos, sin más compañía (sin más convicción) que la absoluta certeza de la mediocridad de la que muchos estamos hechos. 

En estas que llegó el concejal de IU, y toda reflexión pretenciosa se fue al carajo. Por suerte (¿casualmente?) sonaba eso de que Who wants to live forever, y el estribillo dotaba de pleno sentido al momento, sugiriendo el cabrón la aterradora idea de la inmortalidad.

jueves, 21 de junio de 2012

con dos "s"

Soy plenamente consciente de los caminos tan divergentes que tú y yo escogimos, por mucho que se hayan forzado al cruce cada ciertos metros, y resulta que ya eres madre (quién me lo diría... a mí, que aún juego a las chapas entre sueños). 

Tu nombre se escribía con dos "s", recuerdo, y me resulta inasumible la mutilación al verlo ahora escrito. Ahora muestras un gesto sereno en las fotos, tal vez por esa pérdida. Será reflejo ¿tal vez? de lo mucho que tragaste en estos años, y consecuencia de una digestión compleja y necesaria. Muy diferente a mi última imagen de ti, sin duda: tan ajena al primer recuerdo, tan lejana a la persona a la que conocí.

Me siento a su vez tranquilo al verte, y no preguntes por qué. No sabes cuánto, niña, y es extraño porque me sirve para apagar la luz del cuarto de manera más pausada, y despedir el día guardando un profundo cariño hacia lo que ¿murió? hace tiempo. 

martes, 19 de junio de 2012

No te calles!

Este titular encabeza los cientos de folletos que empapelan los cercanías estos días. Que el signo de apertura en interrogativas y exclamativas acabará por desaparecer es crónica anunciada, pero lo que viene a continuación da algo más de miedo, porque uno no quiere callar, pero cuando se atreve a hablar tiende a hacerlo sin mesura y, a veces, hasta sube el pan. 

Es época de darle a la sinhueso, en cualquier caso, aunque caigamos en la provocación barata y en lo necesariamente incorrecto. Practico, también, el discreto encanto de la bordería, y eso, lejos de romanticismos, no deja de ser un arma de doble filo y ninguna afiliación. 

"No lo dudes", se lee también en el díptico, y eso sí que me rechina, pues el que no duda no mama (¿o era otro el verbo?) y aun en épocas de evidencias, ir a ciegas tras el de enfrente termina generando más pereza mental que otra cosa. "¡Movilízate!", concluye, y uno ya no sabe si el signo de apertura volvió para quedarse o son cuestiones de diseño.

Por suerte, todavía quedan quienes acentuamos las indirectas como mecanismo de seducción, así que nunca quedará duda de la intencionalidad de las mismas, y así pues compro el mensaje tratando de no callar (con el riesgo que conlleva), de no dejar (todavía) de escribir y de reivindicar, desde mi escondite, pequeños encuadres en los que todavía siga creyendo.

lunes, 18 de junio de 2012

Constantes y variables

Sorprende ser consciente de lo mucho que varía tu percepción de los demás. Somos encuentros y desencuentros, de eso no hay duda, y siempre se trata de extraer lo mejor de los primeros e intentar que los segundos nunca ocurran mientras merezca la pena. Pero cada relación se digiere como es: un plato diferente, y unas llegan como una explosión de sabor tan intensa como efímera mientras que otras se cocinan a fuego lento y resultan de digestión más llevadera. ¿Por qué la gente se iba volviendo de color en Pleasantville? "Porque cambiamos", respondía el protagonista. Porque cambiamos, me repito, y con nosotros todo aquello que nos rodea, que nos influye y en lo cual repercutimos.

Constantes y variables, tan importantes unas y otras para formular el enunciado, y necesarias para dar con la solución.

jueves, 14 de junio de 2012

Los niños de ahora

Los niños de ahora van desarrollando cara de mala hostia de manera directamente proporcional al esnobismo acumulado en su entorno.

Curiosos los sueños:

rescatan a personas del pasado para que te reencuentres con ellas en lugares, situaciones y posturas que jamás se dieron en la realidad, y que siquiera llegaron a plantearse.

lunes, 11 de junio de 2012

Banderas

Decía Paul Newman en una de sus películas que había dos clases de personas (tipico, sí, sí, sí): las que tienen capacidad de amar y las que no. Abono para otra entrada, no obstante: hoy hablaremos de banderas.

Porque son días donde uno ha de estar orgulloso no sólo de la madre que lo parió, sino de dónde lo hizo (hombre, por Dios). Días en los que uno se muere por llenarse la boca de miga de pan y escupir bien fuerte un "vivaespaña" de esos.

Y yo que quería ser lituano...

Así que no me extraña que uno pierda el culo por bajarse a los chinos a por un trozo de tela de esos que te valen 2 euros para colgarlo del balcón, se pinte la cara y se tiña de rojo el corazón dando brincos por los rincones al grito de "campeones", porque en nuestros ratos libres nos hacen oír cifras de ésas que no molan nada, nos engañan con el lenguaje (que si préstamos, que si rescates) y la Ñ sólo suena en los mercados de valores cuando cierra la bolsa con un nuevo mínimo anual. 

Pero somos los mejores, ¿eh? No nos olvidemos. Y a ver quién tiene gónadas de venir a demostrarnos lo contrario. Con la de cosas interesantes que echan por la tele y lo agustico que se está en el sofá.

viernes, 8 de junio de 2012

8 de junio

Para quien esperara HOY alguna publicación, recordar que:

HOY es el 'Día mundial de los océanos',
HOY arranca la Eurocopa, y
HOY se cumplen 40 años de esta fotografía sobre unos niños abrasados por el napalm, que hizo tomar conciencia internacional sobre el conflicto en Vietnam.


Todos los días hay algo que celebrar.

jueves, 7 de junio de 2012

la mochila (descosida)

La recuerdo como mi primera excursión, pero no estoy seguro de si fue al Zoo de Madrid o a cualquier otro sitio de por aquí cerca. 

Eran eventos reseñables en el calendario, en cualquier caso. Llevabas bocadillo, zumo, alguna chuche, gorra para el sol y por extensión todo aquello que no utilizabas durante el resto del año. Además, montabas en un autobús hacia el fin del mundo con unos compañeros de pupitre, transformados en compinches, dispuestos a darlo todo en la aventura más increíble jamás conocida por el hombre. Incluso llevabas dinero: veinte duros o trescientas pesetas para comprar algún llavero, postal o vete tú a saber qué capricho.

Mi primera excursión, entonces. La ubico entre tigres en vitrina, serpientes de cristal y marchas en fila india. Recuerdo a su vez terminar el día con la mochila descosida, y tener a la profesora siguiéndome por detrás recogiendo las cosas que se me iban cayendo al suelo. "¿Pero qué mochila llevas?", preguntaría. Pues la mochila especial para excursiones, supongo, algún regalo por la compra de tres bayetas de baño y con la marca de Scotch Brite, por ejemplo. Era yo muy de aprovecharlo todo (vamos, lo que me dijeran, que a esas edades seguía siendo un apéndice), por eso apuraba los lápices hasta no poder ya casi agarrarlos, tripitía camiseta y mudas, me duchaba tanto o menos que el niño de La vida es bella y no se compraban libros de texto a no ser que fuera imperativo legal. Para que luego hablen de pizarras digitales... ¡Ja!

Lo mejor era la vuelta, sin duda. Ver a tu madre saludarte embobada tras el cristal e ir corriendo hacia ella para contarle atropellado las mil y una aventuras vividas. Llegar derrotado en cuerpo y victorioso en alma, contando los milisegundos que restaban para la moviola del dia después, entre los silencios del maestro y tras los rincones del patio. Ese día no jugabas... ¡volvías a viajar!, y sentías a viva piel la inminente llegada del verano, terreno por cultivar de otras tantas batallas.

martes, 5 de junio de 2012

El hemisferio sur

Anoche andaba yo dándole al pedal a unas horas en las que apetece estar contigo, recostado en la intimidad de un sofá. La luna se mostraba plena, hermosa y destacada entre tanta farola y semáforo en ámbar, y me dio por preguntarme qué aspecto tendría en el hemisferio sur, en el que nunca he estado. Supongo que no muy distinta, pero al verse bajo otro ángulo supuse que ocurriría como con el resto del hemisferio austral, porque allí habitan algunas de las constelaciones que jamás he visto. 

Seguía pedaleando, ya ves, y me imaginaba un viaje en avión hacia todos esos países donde la gente camina boca abajo. Y al cruzar el ecuador me veía inmortalizando el momento con alguna estupidez de esas con las que luego te ríes o te echas a llorar, como hacer un calvo por la ventanilla del avión o darle un beso a la azafata. Pensé más en quince minutos de trayecto que en el resto del día, porque la vida se consume en millones de actos que acabas mecanizando, y las neuronas mientras tanto sorprendidas por el eco.

Pensé y pensé, como mero ejercicio, y me consoló el no saberme el único extraño dando vueltas por los mundos. Me acompañaba él, que salía sudoroso del gimnasio, o vosotras, que teníais tanto hambre como yo (y tú también, de quien me acordaba). Pensé y pensé en hemisferios, luces y sombras, y en pensando supe que echaría en falta ese bocado de día en cuanto echara la cadena al cuadro de la bicicleta. Porque a veces somos capaces de valorar lo que nos sucede sin carácter retroactivo, y en esas píldoras tan ridículas desciframos la felicidad.

viernes, 1 de junio de 2012

Toco tu boca,

con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano por tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja. Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más cerca y nuestros ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mí como una luna en el agua.

Cortázar.