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martes, 31 de enero de 2012

El domingo

El domingo me acosté con la idea firme de dar por terminado el blog. Impulsos que a uno le dan, fruto y consecuencia de querer centrar su vida en lo realmente útil, o en aquello que lleva escuchando con más frecuencia de la permitida que es realmente útil. Tras esto uno trata en vano de prescindir de lo superfluo, de escribir por escribir, de lo divino y de lo humano, de chorradas o tratados de sabiduría barata, porque no es tanta la diferencia. Como si a uno le fuera la vida en ello (en escribir), sintiera un compromiso inexistente por hacerlo, o vete tú a saber qué.

El domingo me acosté jodido, porque no encuentro mejor palabra que lo exprese. Como muchos otros días, por cierto, como tantos momentos en los que el gris, que oscila entre extremos, es más oscuro. Volví, pues, la vista atrás con la certeza de contemplar una inmensa pérdida de tiempo vestida de pradera con pequeños brotes aún por explotar. Y sentí eso que se asemeja (digo) a la pérdida de uno mismo, de sus valores, de sus méritos, de sus sueños y las pocas o muchas palmaditas que haya podido recibir en las despedidas.

El domingo viví eso de la decepción, me dieron ganas de admitir una derrota y canjeé un 2x1 en errores  cometidos. Lo intuí al reflejarme en tus palabras y lo supe con el tono de tu voz: llevo mejor lo del fracaso ante uno mismo (soy cabezón) que ante ti, porque escuece tanto o más. Como si llevaras formándote durante años para un momento en el que, al llegar, supieras haber pasado por alto la única lección que no entiende de teorías. Contienes, en vano y de regalo, alguna lágrima canalla y recordatoria de que aún tienes corazón. Y mantienes la calma, y hablas (sí, hablas) y tratas para colmo de expresarte, de ser lo más sincero que permite el orgullo. Y sueltas, sueltas, sueltas... sueltas lastre aunque sepas volar con él.

Para así ganar altura. 

jueves, 26 de enero de 2012

en mi idioma

Asusta saberte indiferente a tantas cosas. Medir un grosor cada día más grande en ese armazón que te protege, y reaccionar sin asombro alguno por el resultado. No es cuestión de torres o castillos, príncipes al rescate y perdices como postre, es simplemente que no estoy hecho para salir sin correa. Y aunque soy de brújula fina, pierdo el norte también yo, y me empeño en confundir la pista buena si sigo el rastro de lo aprendido.

¿Que qué quiero? Tengo twitters, correos, blogs, canales propios, páginas web, smartphones y una lista de espera inabarcable de personas y empresas deseosas de ser amigos míos. Me expongo tanto que hasta queda algún atrevido que se despierta un buen día y dice conocerme. (Ya ves qué cosas digo.) Pienso con doble núcleo, soy multitarea y cuando me aguantáis la mirada más de lo programado cuesta desfragmentarme de nuevo. Me bloqueo a menudo, y aún no habéis descubierto el comando de reinicio, eso es todo. No os preocupéis, expiró la garantía, pero guardo en algún lado un manual escrito en mi idioma inventado, por si os sirve.

2/2

Salgo de casa (algo más temprano), mas la ruta a seguir es diferente. Los escolares más rezagados caminan en fila india por la puerta de entrada y, tras la esquina, dos chicas lucen sin querer sendos murales violeta y pistacho. (A unos metros, el más duro apura su cigarro sentado en un capó.) Doblo de nuevo, y un loro de color predominantemente amarillo suave yace tieso sobre el asfalto, el mismo (loro) al que trataré de no pasar por encima sólo unos minutos después. En la radio escucho una emisora de corriente tedeteriana donde fusilan verbalmente a Garzón recordando, de paso, la masacre de Paracuellos. Es curioso (y útil) escuchar más de un punto de vista los días impares, aunque a ratos dé arcadas. Llegando a un primer destino, me cruzo con el tipo de barba infinita y bastón que veo de cuando en cuando llegando a la oficina. “Camina desde lejos”, pienso. Arranco de nuevo el coche, y me da por leer pancartas y pintadas: “Resistencia”, “11-Mentira”, “Los españoles primero”, “Iberpacking despide y no paga”… El mismo tipo de barba infinita y bastón. “¿Dónde irá?”, me pregunto. Paso la tarjeta por el torno, y vuelvo a cruzarme con la mujer que se quedó examinándome la tarde anterior. Interesante. Me falta tiempo para sacar un café de máquina: cappuccino con chocolate (lo más parecido a un café con leche convencional de toda la vida). Es gratis. Desempolvo el manual, inicio el protocolo de las nueve y termino sentado frente a una pantalla encendida. Preparado para no hacer nada.

Irresistible II (del otro lado)

Me piden dar la vuelta a la tortilla y hablar sobre lo que encontramos/encuentro irresistible en una mujer (o lo que es lo mismo: discutir sobre el sexo de los ángeles), así que buceo dos minutos en Google (que indexa tan sólo el 0,05 % de todo Internet) y me quedo con el primer ranking que encuentro que no es del todo una chorrada. Escrito, cómo no, por un argentino.

Queremos (leo) que una mujer:
Lo primero, sea positiva. Y yo, que soy un imán para personas del otro polo, agradezco de vez en cuando que vean el vaso bajo otro prisma, que vacío ya me encargo yo de dejarlo.

Lo segundo, sea centrada e independiente. Que no necesite del pene para manejar su propia vida, vaya. Parece obvio, porque yo (al menos) ya tengo suficiente con lo mío.

Lo tercero, sea una naranja completa. Lo que viene a decir que no necesita un príncipe en su vida para sentirse íntegra y realizada. Se agradece, quita presión y motiva.

Cuarto, tenga amor propio. Fundamental. Es complicado querer a alguien que no se quiera un mínimo. Me aplicaré el cuento, by the way.

Quinto, tenga sentido del humor. Con extra de todo, por favor. 

Sexto, no sea manipuladora, gracias. Sé que os es complicado, pero evitar mostrar un doble perfil o interpretación en los mensajes, inventando historias y urdiendo tramas inverosímiles… facilita mucho las cosas.

Séptimo, viva el presente. Y no esté anclada en sus ex novios con sus ex problemas y sus ex virtudes. ¿Hola? Estoy aquí y ahora. Bienvenida.

Octava, que transmita seguridad. Lo que quizá resume todo.

En mi caso veo absolutamente necesario que la otra persona me estimule a múltiples niveles, ya que corro el riesgo de cansarme a la de tres y de ser devorado por la apatía y la rutina. Que sea más inteligente, divertida e interesante que yo (vaguedades, en definitiva), para no ponerlo muy difícil, y que conciba el amor no como disputa, sino como un punto de partida.

martes, 24 de enero de 2012

Trayecto 1/2

Salgo de casa, consciente de que olvidé el gorro en el asiento de atrás del coche. “Llego tarde”, pienso, cuando en el fondo sé que es mentira, porque a las malas seré puntual, y de los primeros. Una pareja de estudiantes se besan apasionadamente refugiados en la escalera de un portal vecino; es ella quien parece tomar la iniciativa, acariciando con delicadeza su mejilla izquierda. (Ninguno de los dos parece llevar ropa de abrigo, pero es evidente que a pesar del frío no la necesitan.) Compruebo el cartón debajo del motor: no hay manchas de anticongelante. Perfecto, a mediodía comprobaré el nivel. De camino, la imagen de una madre con su hija adolescente capta mi atención, sin ningún motivo concreto. Las calles están más despejadas que ayer. No hay mercado. El eterno buenismo de la emisora por defecto hacen que cambie el dial. En la retención de todos los días quedo por detrás de un Mégane con dos carteles de ‘Se Ofrece’ pegados en la luna de detrás: quiromasajista y jardinera. Me pregunto si serán la misma persona. La recta final mira hacia el este, y una enorme bola de fuego recién surgida tras El Viso convierte los últimos metros en un bello (y peligroso) contraluz. La silla junto a la acera aguarda la llegada de una de sus dueñas. No hay clientes a estas horas. Doblo la esquina, cedo el paso y aparco, justo en el preciso instante en que escucho por la radio eso de que cada mañana sale el sol. Será verdad.

lunes, 23 de enero de 2012

Mi forma de pensar

Soy un poco de aquella manera, ya sabéis, y al escuchar un chiste me río siempre tres veces: cuando lo cuentan, cuando me lo explican y cuando lo entiendo. Así pues no es de extrañar que se me escapen tantas cosas y que me vaya como me va.

Dicho lo cual, uno no sabe si hay que hacer caso a los chinos (y esperar que el año del Dragón nos traiga cosas buenas) o a qué religión pertenecer (porque todas dicen llevar razón, y qué dilema entonces). Y así razono a veces, ¿verdad?, bebiendo de varias fuentes y pariendo un criterio propio collage de muchos otros.

desHojando margaritAs

Porque un vale de comida simboliza mi cuenta atrás hacia el fin de un ciclo, y uno los va gastando de igual forma que caen los pétalos al suelo, aventurando el ‘no’ final. Asimismo, deshojamos los días hacia un término de sobra conocido, ignorando únicamente la distancia que nos queda.

El árbol

Eres como yo.

Tu tronco, enhiesto, tiembla de frío pidiendo un manto bajo el que arroparse. Tus ramas se estiran más de lo que son capaces para tocar el cielo, gritando libertad y mostrando desamparo. Tu copa, ausente, evidencia el invierno que atraviesas; mas tus raíces son férreas, y no permiten que te hundas. Los anillos que escondes  denotan una vejez prematura, y tu aspecto siempre alejó a quienes quisieron refugiarse bajo tu sombra.

jueves, 19 de enero de 2012

La sonrisa de Lández

Uno de los mejores consejos que he recibido nunca fue que sonriera. Al no hacerlo, parece que a uno le ocurra algo, y puede ser cuna y foco de un ambiente, ya no enrarecido, pero desde luego nunca idóneo. Dicho de otro modo, si estás bien y sonríes, transmites dicho bienestar al resto, y si no lo estás y aun así lo haces, contribuyes con el gesto a un positivismo siempre necesario. 

Con esto me recuerdo hace mil años ante el espejo del cuarto de baño, entrenando de mil formas distintas mi sonrisa y descubriendo horrorizado que la había perdido tras algún armario. Surgía, pues, algo forzado, una mueca diabólica nada espontánea, pura máscara. 

El paso de los años me permitió relajarme y comenzar a perfeccionar lo que algun@s, bajo sobornos varios y/o los efectos del alcohol, llegaron a considerar como una de mis cualidades más destacadas. Y es que la sabiduría popular nos pone a cada cual en su sitio, y vuelve a tener razón en eso de que hay gente pa tó

Me cuesta, no obstante, seguir ese consejo, y me sé contradictorio en lo frío y visceral a un tiempo en muchas de mis reacciones. En definitiva, supongo que me es complejo sonreír si no es por una buena razón, y esos motivos a los que me refiero suceden con relativa poca frecuencia. Y es que todo eso de la vida como regalo y las múltiples maravillas que encierra el día a día está muy bien, pero se gastó (como el amor) de tanto usarlo.

miércoles, 18 de enero de 2012

Sobre peras y manzanas

De niño medio aprendí que no se pueden sumar peras con manzanas: las unas con las unas y las otras con las otras. Y así se lo he intentado transmitir a muchos de mis alumnos. Con la multiplicación ya es otra cosa, se suman los exponentes y se restarán para su inversa (la división).

Por supuesto, hablo de operaciones algebraicas (aritmética de polinomios), pero hace unas semanas me pareció ver un lindo gatito, y escuché de nuevo un discurso muy similar de boca de la (señora) Botella, alcaldesa potencial desde mucho antes de las elecciones, para aquellos ilusos que votaron al ministro. La tapada, lejos de las matemáticas (donde hay que pensar de vez en cuando), hablaba del matrimonio entre homosexuales, y podéis imaginar el resto.

Esta tipa, sucesora de otros ilustres dirigentes (algunos encima fueron electos), suele dotar de una enorme profundidad a sus mentiras, y muchos de sus argumentos merecen sin duda hasta el gallifante del programa, así que cuando comenzó con la naturaleza diferente en los componentes de ambas frutas no me resistí a darle un aplauso con las orejas. La delfina, mujer de méritos, pertenece a ese nutrido grupo de quienes sufren urticaria cada vez que dos personas del mismo sexo se cogen de la mano, los mismos que buscan “matrimonio” en el diccionario para justificarse, y aplican luego esa misma rigurosidad en su parloteo al hacer pausas entre artículo y sustantivo para no cagarla demasiado.

¿Tenemos lo que nos merecemos? A veces no. Pero siempre podemos abrazar las palabras de Tierno, que al menos sugieren un camino de evasión ante tanto cachondeo, por lo que ¡el que no esté colocado, que se coloque... y al loro!

¡Grande!

martes, 17 de enero de 2012

Repajas

Llegaron las repajas, oiga, y yo (que fui tres veces Grande de España) tampoco sé de lo que hablo.

Con las repajas no hay cuesta de nada (porque nada cuesta) ni ausencia ni llanto (porque estoy aquí y ahora, y la sonrisa va en el precio). Si me duele, me jodo, y si me estreso me la casco. Tal cual.

Repajas en objetos y objetivos, en objetividad y objetores, en criterios, en tangana y palangana, en burlas y burlesque, en cultura, libros, discos, singles y marrieds, en sabiondos y listillos, en sobrados y carentes, en niñatos de piñata, bobas y bobinas (coños y coñazos); repajas en apuestas y valientes, en tímidos que explotan, rutinas y sorpresas, carnavales y vigilias; repajas de sota, caballo y rey, de órdago y mus visto, de solfa y miredó; repajas de miedo y cambio, de lo visto y lo revisto, de la falta y la careta, del café descafeinado y gigabytes de minuteros rotos.

Llegaron las repajas, oiga, y todo queda en venta. Liquidación de vacío envasado en sí mismo, 2x1 en abrazos (regalo el de menor valor) y saldo en noches lluviosas.

lunes, 16 de enero de 2012

blue monday

Te leo por casualidad una vez más, y de nuevo merece la pena. Tú, tan dulce en la distancia como en mi recuerdo. Tú, que huyes de titulares baratos para abrazar la sencillez de las palabras. Tú (tan poco investigada) y yo (tan vago en el intento): dos desconocidos.

Te haces eco, pues, de una fórmula que concluye lo siguiente: el tercer lunes de enero es el día más triste del año, y no existe mejor treding topic para el principio de semana. El blue monday... que nos recuerda lo plomizo del clima, lo pobre del salario, las malditas deudas, el tiempo transcurrido desde Navidad, los segundos caídos tras haber fallado en los propósitos de año nuevo, la falta de motivación y “la necesidad de reaccionar”. Motivos más que suficientes, sin duda.

Y una noticia tan simple, tan justificada y, si me lo permites, tan necesaria (pura generalización parida en estadística de mercadillo)... me alegra la noche.

viernes, 13 de enero de 2012

Irresistible

Sí, estuve muerto, pero ayer leía sobre las cinco cualidades que hacen de un hombre alguien irresistible ante el mundo y me dije: “Va, venga, resucito”. 

La primera es el olor. Esa bonita costumbre de la fémina por recostarse bajo la sobaquera del macho tras echar un casquete de toma pan y moja. Y es que parece que hay algo en esos litros de sudor que emanamos que les dice si somos la pareja más cachonda o si por el contrario llegó el momento de salir a por tabaco.

La segunda es el lenguaje corporal. Porque parece que las mujeres tardan la friolera de siete segundos en juzgarnos por la manera y la frecuencia con la que nos rascamos el culo o nos hurgamos la nariz. Así que a ver quién se atreve a decir si hablo poco o no, que ya tengo respuesta:  “¿Poco? Si es que no miras”.

La tercera es la forma. Dicho de otra forma… (¿Lo pilláis? He repetido “forma” adrede… ¡Brillante!), las pirámides invertidas pegan más en esto de la atracción que los círculos, y si uno se la ve cuando orina, mide más de metro ochenta y la envergadura de su trapecio le obligan a cruzar puertas de lado… es todo un campeón.

La cuarta es el sentido del humor. En esto voy fuerte, aunque sólo me ría yo. Porque el humor es algo muy serio aunque poco valorado en otros lares, que nace del drama, de la burla, del golpe y del engaño, que denota inteligencia y capacidad de supervivencia… y las niñas, que tampoco son tontas, hacen bien en anotarlo.

La quinta es la ambición. Y ahí flojeo, porque eso de que lo importante es vivir y el resto es presumir me lo aprendí de carrerilla, y de ahí no me saques. La ética de trabajo parece tener relación con la capacidad de compromiso y la asunción de ciertos valores que muestran que uno le pone ganas. Todo un imán.

Si hay algún XY que lea esto y ande escaso de ego, ya tiene los apuntes, y como está comprobado que del cromosoma X salió el Y (a tomar por culo la costilla de Adán) y por ende serán siempre ellas las que elijan, yo por si acaso ya he pedido fecha de examen.

lunes, 2 de enero de 2012

cerodoscerounodoscerounodos

Recibí el 2012 con trece uvas y dos estupendas potas al rato de acostarme a las tantas. Fue algo buscado, no obstante (lo de las potas, no lo de las uvas), tenía decidido pillarme un buen moco y lo logré. Creo que si pongo el mismo empeño en lograr mis objetivos de año nuevo, estas cuatro cifras van a ser bien recordadas.

Pero es creencia, no ciencia, y como dicen los expertos esto no implica que no exista, sino que no se puede predecir el resultado ni reproducirlo en un laboratorio. Creamos aun así en que dentro de doce meses, al echar la vista atrás, hagamos un buen balance de todo lo logrado y deslogrado, de pérdidas y encuentros, de sonrisas y lágrimas. De nosotros depende, en buena medida, que así sea.