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jueves, 30 de diciembre de 2010

Madrid en vacaciones

Casi nunca valoras lo a gusto que te sientes al respirar un lugar determinado hasta que no te alejas mucho de él. Me he acordado mucho de esto cuando me tocaba madrugar con un café aguado en Copenhague, me he tomado un té en El Cairo o he desayunado pollo frito en Pasadena. Con esto no quiero decir que:
a) haya viajado un huevo y soy guay.
b) sea un moñas que sólo está bien en su tierra.

No, no es nada de eso (aunque es cierto, soy guay). Mi hogar es mi gente y todo eso que cantaba Manu Chao, y me he sentido más en casa dentro de tu sonrisa y compartiendo un margarita al otro lado del océano que en el cuarto donde ahora escribo esto. Lo que pasa es que a veces me visitan estas pedazo de reflexiones cuando paseo por Madrid en vacaciones. Me gusta ver la Gran Vía cuando no la ciega el gentío, o contemplar la cola que dobla la esquina de un Pull&Bear para comprar lotería en Doña Manolita, y hasta tomarme un café en una tasquita donde el camarero me da los buenos días con un grito y su marcado acento extremeño. Valoras cuando puedes sentarte en sus vagones, eres capaz de hacer tus cosas con la eficacia de un soldado y el ritmo transcurre, por unas horas, en slow motion

Y entonces se apelotonan los nombres de aquellos a los que os he conocido por sus calles, el aprendizaje y las pérdidas, las primeras salidas, los muchos trabajos, lo lejos que estaba todo. Recuerdo calarme en la lluvia, los porros y litronas en los parques y la Cibeles en moto. 

A veces, también, las estaciones y el recurso fácil me recuerdan a ti: Delicias, Retiro, Esperanza, Canal... Y alejarte de todo eso es tan fácil como tomar el bus, pasar por una época que ya no existe y dejar atrás un cartel imaginario que me diga "vuelve pronto". 

Marchar siempre fue más fácil que volver.

miércoles, 29 de diciembre de 2010

Números complejos

No llegamos aquí con manual de instrucciones.

Sentimos la necesidad de pedir disculpas por lo que creemos que nos hace peores, tememos caer con la misma piedra y en su lugar elegimos otras muchas con las que tropezar de nuevo, decimos no queriendo decir sí, vemos en el no una puerta cerrada y en el sí una trampa de la que desconfiar, nos reprimimos como acto reflejo, damos las gracias creyéndonos incapaces de aceptarlas, nos vemos indefensos cuando nos miran (porque no queremos ver), gritamos con miedo de que nos oigan, exigimos ser perfectos porque proyectamos en otros esa utopía, nos sabemos inferiores porque aún no hemos aprendido a querernos, escrutamos cada gesto buscándolo todo en él, aprendemos con reservas, reconocemos en nuestra vergüenza la incapacidad de amar, no aguantamos ante el espejo por temor a lo que quiera devolvernos, nos odiamos si nos quitamos la ropa, pensamos tanto que no podemos renacer, pedimos más de lo que somos capaces de dar, nos frustramos ante lo que no somos capaces de obtener, tenemos demasiado miedo a equivocarnos, nos aterra demasiado el fracaso, nos creemos en una guerra, nos comparamos con alguien a quien no conocemos, nos enfrentamos cada minuto con nuestro pasado, bailamos obsesionados por no hacer el ridículo, y nos duele admitir que cada uno tiene que bailar como quiera.

Somos gilipollas. 

No puedo pedir a nadie que se tranquilice un minuto, que cierre los ojos y se diga a sí mismo que todo es fácil. Ni yo me lo creo. Nos supone tanto esfuerzo relajarnos y no poner un interrogante a las cosas que llegamos a creerlo imposible. Estamos llenos de complejos, y siempre nos dieron pánico esos números por saberlos más que los naturales y enteros, racionales e irracionales, pares e impares. Primos y hermanos. Busco la sencillez en lo que explico pero yo también me complico la vida. Me fustigo cuando creo haber hecho daño, y no encuentro un porqué a tanto miedo. He sido feliz cuando me he sentido libre, pero es una sensación tan intensa como efímera. Y ocurre tan poco que olvidas cómo se hace.

Géminis

Le gusta a un Géminis

Su lado positivo: Adaptabilidad y versatilidad. Los Géminis son intelectuales, elocuentes, cariñosos, comunicativos e inteligentes. Tienen mucha energía y vitalidad.
Hablar, leer, hacer varias cosas a la vez. Los Géminis disfrutan con lo inusual y la novedad. Cuánto más variedad en su vida, mejor.

No le gusta a un Géminis

Su lado negativo: Superficialidad e inconstancia. Los Géminis tienen tendencia a estar a veces nerviosos y tensos y pueden llegar a ser calculadores y exigentes.
La soledad. Sentirse limitado o atado a una situación o un sitio. No disfruta con el aprendizaje en el colegio, pero tampoco le gusta estar mentalmente inactivo. 

Descripción de Géminis

Géminis es el signo de los gemelos y como tal su carácter es doble y bastante complejo y contradictorio. Por un lado es versátil, pero por el otro puede ser insincero. Suelen tener elegancia y caer en los errores de los jóvenes. Tienen la felicidad, el egocentrismo, la imaginación y la inquietud de los niños. Los Géminis empiezan nuevas actividades y retos con entusiasmo, pero muchas veces les falta la constancia para realizarlos. Consideran que la vida es como un juego y buscan la diversión y nuevas situaciones.
Un Géminis suele ser cortés, cariñoso, amable y generoso. A veces utilizan sus atributos para conseguir sus propios objetivos y son capaces de recurrir a la mentira sin perder su encanto con tal de obtener lo que quieren. Se desaniman con facilidad (como los niños) cuando no consiguen lo que quieren, y les gusta recibir atención, regalos y halagos. Los Géminis tienen que esforzarse para no desanimarse cuando las cosas se ponen difíciles.
La inteligencia y capacidad mental de los géminis hacen que les encantan retos cerebrales y nuevos conocimientos, aunque el proceso de aprendizaje tiende a aburrirles. Tienen gran capacidad analítica.

Géminis y el trabajo

Aunque pueden ser poco fiables, los Géminis pueden triunfar en su vida laboral.
Saben utilizar muy bien el lenguaje, tanto escrito como hablado, y muchos llegan a ser grandes políticos, diplomáticos, oradores, predicadores, maestros, periodistas, abogados, escritores etc. Gracias a su capacidad de hablar y persuadir, son buenos vendedores o comerciales.
También pueden triunfar como soldados porque les gustan los actos heroicos. Pueden ser buenos músicos, pintores y escultores.

Géminis y las relaciones personales

En el amor los géminis vuelven a demostrar su doble naturaleza. Tienen un lado que se entrega emocionalmente pero otro que rechaza el romanticismo. Tienden a tener relaciones de pareja cortas porque les puede llegar a aburrir la estabilidad de una pareja una vez conquistada. Suelen tener muchos amiguetes y pocos buenos amigos. Los Géminis pueden ser grandes tertulianos.

Consejos generales 

Las relaciones con los Géminis suelen ser difíciles. Y es difícil establecer pautas para conquistarles. Tienen un lado que se entrega emocionalmente pero otro que rechaza el romanticismo.
Su inteligencia y vitalidad deben ser satisfechas y no siempre es posible acertar plenamente.
Plantea una relación diferente, siempre con sorpresas y alicientes. Invítale a cosas nuevas e inusuales. Cuanta más variedad haya en la relación mejor. Haz que su nerviosismo y tensión tenga siempre una válvula de escape contigo.
Intenta plantar la relación como un juego, buscando sobretodo la diversión y nuevas situaciones.
Aprende a conocer bien su otro yo. Ya que cuando andes confiado/a con algunas de sus rutinas, aparecerán elementos imprevistos de su "doble" personalidad que te conviene conocer de antemano.
Si quieres conquistar a un/a Géminis recuerda que les gusta recibir atención, regalos y halagos.
También recuerda que pueden llegar a ser mentirosos, tienden a tener relaciones cortas de pareja ya que les puede llegar a aburrir la estabilidad de una pareja una vez conquistada.

Qué regalar a un Géminis

¿Tienes que hacer un regalo a un amigo o familiar o pareja Geminis y no sabes bien qué regalarle? Aquí te ofrecemos algunas sugerencias sobre los mejores regalos para alguién cuyo signo es Geminis.
Los Geminis suelen ser personas muy divertidas, sociables a quienes les gusta todo relacionado con la comunicación - leer, hablar, escribir, contar... Son capaces de pasar horas al teléfono con sus familiares o amigos. Cualquier artículo que les ayude a estar en contacto con los suyos les parecerá estupendo.
Les gusta mantener una vida social muy llena, saben observar, les encanta viajar y disfrutan dando y recibiendo regalos originales. Son coquetas y les gusta arreglarse para una ocasión especial.
No son excesivamente materialistas, y les interesa la funcionalidad de un regalo mucho mas que su precio. Tienen mucha imaginación, y cualquier cosa que estimula esta capacidad les encanta. Les gusta la variedad. Y por último, Geminis está relacionado con los brazos, las manos y los pulmones así que artículos y complementos para estas zonas del cuerpo también son buenos regalos para un geminis.

Cómo conquistar a un Géminis (hombre)

El punto clave de los hombres Géminis es su habilidad para cambiar de personalidad. Las mujeres que tratan con Géminis deben estar preparadas para ello.
No obstante, los hombres Géminis suelen ser muy interesantes: encantadores y seductores en su conversación con numerosos y muy diversos intereses. Un punto pues para empezar una buena relación es preguntarle a un montón de cuestiones relacionadas con su persona. Esto te ayudará a conocerle mejor y por otra parte le hará sentirse bien contigo.
Para seducir a un hombre Géminis es muy útil estimularlo mentalmente. Hay que comprender que necesitan la variedad como norma. Así que si quieres gustarle tendrás que admitir en tus ideas versatilidad y una amplia libertad intelectual y de espíritu.
No aceptes tópicos. Los Géminis suelen aburrirse fácilmente. Evitan también con ellos las actitudes posesivas y los celos.
Quizás puedan funcionar cosas como aprender juntos a bailar, idiomas, viajes...
Presta interés a todo lo que sea novedoso y hazlo partícipe de ello. Manténte al día y no parezcas nunca que estás fuera de onda.

Los Géminis y el sexo 

Las cuestiones del sexo y la mente van muy unidas en los Géminis. Comprometer a la mente es una vía acertada. A los Géminis les encanta la excitación mental ya que de lo contrario se aburren con facilidad. Para seducir a un/a amante Géminis hay que introducirle en nuevas formas de pensar y de ser.
Los amantes de los Géminis tienen que flexibles. Su personalidad dual y su pasión por las cosas nuevas significa una tendencia a cambiar; así pues tu amante Géminis se enamorará de tu capacidad para seguirle la corriente.
Los amantes de los Géminis también deben ser inventivos. Deben estar la día y encontrar nuevas formas de hacer las cosas usuales. Experimentar con técnicas manuales y orales. Estar abiertos a nuevas posiciones y variaciones de las clásicas. Tu amante Géminis le gustará probar cualquier cosa nueva, al menos una vez.
Trabaja con sus sentidos. Un buen aspecto y un buen olor son imprescindibles para que Géminis puedan disfrutar de una experiencia sensorial completa. No dejes ninguna parte de su cuerpo sin tocar. Utiliza nuevos tejidos, tactos suaves en tus ropas y en tu piel. No te cortes a la hora de probar con sabores, lociones, alimentos e incluso ropa interior comestible para excitar sus papilas gustativas. Y no olvides el atractivo sexual de los sonidos. Dile a tu amante Géminis lo que te gusta a ti.
La variedad es la sal de la vida y una de las claves más importantes para complacer a los amantes Géminis. La rutina es una forma segura para matar su impulso sexual. Por último no hagas nada que le haga sentir incómodos. 

Géminis y yo

Awesome!

Análisis por numerología

Naturaleza emotiva

Naturaleza emotiva, amable y condescendiente. Suave, cordial, sagaz. Ama la armonía de las formas y los métodos persuasivos. Le gusta sentirse alabado.

Naturaleza expresiva

Es adaptable. Se expresa airosamente en cualquier nivel. Gentil, vivaz y amigable. Ama lo que está más allá de la superficie de los seres y de las cosas.

Talento Natural

Es mente de pensamiento deductivo. Se expresa como pensador independiente, con autoridad y lealtad, generalmente en actividades exclusivas, más dependiente de la intuición que de la razón. Recibe aumento en tareas que requieren meditación, inspiración, inmersión en las profundidades del ser y de las cosas. Ama lo complejo y lo elevado, lo que se siente y lo que se presiente.
Podría destacar en profesiones como científico, profesor, ocultista, escritor, horticultor, inventor, abogado, actor, analista o líder religioso.

Número de la suerte 

Cuatro.

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Naturaleza emotiva

Naturaleza emotiva y clarividente. Se expresa por medio de la perseverancia, la concentración, la suficiencia y la clemencia. Ama lo oculto, lo que es y puede ser. Le gusta sentirse admirado.

Naturaleza expresiva

Es consistente. Se expresa en la línea recta, la atención al detalle, la seguridad. Ama lo que afirma y confirma, la propiedad y la ley que ampara.

Talento natural

Es mente de pensamiento firme. Se expresa como pensador ágil, con capacidad analítica y tendencia a armonizar contrarios. Recibe impulso en las empresas que requieren de tacto, diplomacia. Amplia comprensión, penetrante adaptación y fusión de lo ancestral y lo actual. Ama complacer y recibir.
Podría destacar en profesiones como estadístico, contable, empleado, diplomático, bibliotecario, músico, político, pintor, escultor o mediador de paz.

Número de la suerte 

Cinco.

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Uno soy yo. Otro es mi hermano. En la vida real somos el día y la noche. Por escrito no tengo ni idea de quiénes somos, pero sería un bonito ejercicio de análisis para jugar al quién es quién.

martes, 28 de diciembre de 2010

y la redencióN

Hilando, llegué a tu nombre y encontré estas palabras, que siempre remueven:

¿Hasta cuándo seguirán
matando a nuestros profetas
mientras nos quedamos mirando a un lado?
Algunos dicen que es inevitable:
tenemos que rellenar el libro.

Bob Marley

la estupideZ

Me ha jodido el día, caballero; y le hablo de usted, para que intuya el respeto, si es que tiene algo que ver. Yo quería hablar de algo bonito, no sé, sobre tu espalda, pero ha llegado usted y ha hablado. Y claro, el que tiene boca...

Analicemos la frase: “los matrimonios canónicamente constituidos son menos dados a la violencia doméstica que aquellos que son parejas de hecho”. Luego trata de explicarlo, y fuera de contexto da lugar a equívocos, pero creo hacerme idea sobre la línea editorial de su pensamiento.

Bien, no sé por dónde empezar, con estos temas hay que frenarme... Vamos a ver. ¿Usted quién es? ¿Obispo? Cojonudo, ha estudiado lo suficiente. Se habrá tenido que llevar bien con la curia y tal para ascender, lo que denota cierta habilidad en las relaciones sociales. Vale. Si se da cuenta, aún no he hablado de ser buena persona. Correcto. Una vez tengo claro a qué se dedica, veo más claro el porqué de sus declaraciones. Usted es un alto cargo en su empresa y ejerce labores de promoción para que nosotros, potenciales clientes desde el bautismo, contribuyamos positivamente al valor de marca. Cada vez está más claro. Pero entonces, ¿por qué no hace un master en marketing eclesiástico? Podría decir que si Jesús tal o que si María vaya usted a saber. No sé, tocarnos la fibra, que ahora está más a flor de piel que en primavera.

Yo no he recibido ningún christmas de la Conferencia Episcopal, y sí de la Cruz Roja, diciéndome que no hay mejor regalo que yo. ¿Ve la diferencia? Me han ganado, coño. Me tienen agarrado por los huevos y les ofreceré mis venas cuando y donde quieran. Y vale, nadie os dice tampoco que siga siendo cliente. Estoy en vuestros archivos y hacerme la apostasía no entra en mis planes. Pero piénselo, soy agnóstico cercano al ateísmo, y no soy ateo porque sería tan extremo como decir que Dios existe. ¿Por qué se empeña en cagarla? Yo la cago veinte veces cada día, pero usted gana más y es más listo. Y luego hay una cosa que se llama "rectificar", que es volver a la recta que marca lo correcto porque en un momento dado te has desviado del camino. ¿Qué quiere entonces que le diga a una pareja de las varias que conozco? ¿Les separo y les digo: (a él) tío, tienes más probabilidades de levantar la mano que yo y no para pedir la vez (a ella) niña, qué has hecho, por qué no querías vestirte de princesa, como todas? ¿Quiere que lo haga? También podría decirle a buenos amigos míos que al no casarse por la iglesia entran en una espiral de violencia gratuita.

¿Por qué me enciendo tanto con estos temas, entonces, si no me afectan? Porque me duele leer estupideces que no sean mías. Porque lo que diga usted tiene repercusión, y lo que le pueda contestar yo servirá simplemente para canalizar mi ira.

Amigo, Dios ha muerto para bien, porque a veces hizo daño vestido de sotana. No se regocijen en eso, y sean buenos en su oficio. No sé, se me ocurre... admitan lo distinto, vendan esperanza, destruyan los templos, cambien el mundo. Aunque sea una falacia.

lunes, 27 de diciembre de 2010

Tus ojos abiertos

Estábamos los dos sentados en el salón de casa. Yo trataba de estudiar algo que me importaba poco: apuntes desordenados. Tú simplemente estabas. A mi derecha. Harta de estar, supongo. Cansada de no hacer nada. Incapaz de poder sentirte inútil. Tal vez. Yo te ofrecí la mano. Tú la cogiste con fuerza y con una ternura casi sexual. Pensarías que era otro. El abuelo, tal vez. Preguntabas algo. Te respondía. Silencio. Volvías a preguntar al poco. Lo mismo. Te respondía. Era triste. Pero era bonito que estuvieras ahí, y que no soltaras.

Recuerdo ese momento como el más íntimo contigo. Curioso, pero era consciente de que lo sentiría como tal cuando ya no estuvieras. Recuerdo tu cuerpo hinchado. Tu cara chupada. La sonrisa improvisada en tu gesto la última vez que te vi con vida. La impresión de que me reconocías, a pesar de todo. La llamada. Los nervios de tu hija. Mis nervios. Tu gesto calmado en el ataúd, exhibido. Mi pena. La obsesión por esa imagen. Saberte con los ojos abiertos, dejando de respirar. Malditas imágenes... La pregunta. Mi torpeza. Su enfado. Las ganas de irme.

De volver a sentir tu mano.

Impares II (la venganza será terrible)

Todos los números primos son impares, y la distancia entre ellos aumenta a medida que aprendemos a contar más, lo que no impide que sumen una cifra infinita.

Si tenemos estos tres conceptos claros la entrada de hoy se escribe sola. 

Hoy he dormido poco, he soñado intenso y me acuerdo de vosotros, los que cada vez estáis más lejos. Me acuerdo de tu despedida en el aeropuerto, de tu palidez en el velatorio y de tu indiferencia al evitarme, entre muchos otros recuerdos que se me acumulan en el array. Cada tú sois una persona distinta. Como muchos "tú" en este blog. No me ha hecho falta el despertador para poder despertarme con la boca seca y el ánimo cansado. Sigue habiendo rosa en el cielo, pero ahora son las nubes. Es temprano. Me haré una tortilla y quedaré con vosotros. El día estará bien. Justo lo que necesito. Alejarme. Verlo todo en perspectiva. No dar el coñazo. Hincharme a hacer bobadas. Reir. Querernos más. Planificar un viaje. Vámonos lejos, Luis, estamos a tiempo.  Es lo que se me pasa cuando salgo a correr, siento el impulso de no parar, y aprovechar la inercia. Sois gente de puta madre, aunque nunca me habéis presentado a nadie. Claro, qué bobada. No tenemos de eso. Follamos de vez en cuando como ejercicio físico y zumo para el alma. Cuando nos dejan. No presentamos a quien tan sólo ha sido sexo. Es vacío, pero es una pena. Alguna hasta es guapa. Pero de eso no hablamos, coño. Hay cosas más importantes. Está el cine, la familia, el deporte, la música, la vida y la muerte. Estamos llenos de temas. Somos gente de puta madre. Pero esto ya lo he dicho, ¿no? Bueno, ahora me incluyo. Se ha ido el rosa. Alguien sacude el polvo por la ventana y ya no es tan temprano. Y qué absurdo todo. Cuando vuelva me haré una maratón de The Big Bang Theory. No puedo parar de reír.

Por cierto, el primer párrafo no tiene mucho sentido. Para que nadie trate de buscarlo.

Bueno, ni el resto tampoco, no nos engañemos. En cualquier caso, la venganza será terrible.

domingo, 26 de diciembre de 2010

INT. DORMITORIO. CONT.

'X' e 'Y' permanecen de pie, a pocos milímetros uno de otro. La pulsión es evidente. 'X' acerca su mano al jersey de 'Y', y tira suavemente hacia arriba. 'Y' tiembla. 

'X' se pone de puntillas para acercar sus labios al lado izquierdo del cuello de 'Y'. 'X' ofrece un beso tímido que va ganando en intensidad a medida que recorre la vertical. Acompaña el recorrido con el movimento del jersey, levantado ya hasta la altura del ombligo.

'Y' mira desencajado al frente.

'Y'
Ahórrame la vergüenza.

'X' interrumpe su ejercicio, sorprendida. Lentamente levanta la vista buscando los ojos de 'Y', que tratan con dolor de evitar todo contacto. 'X' no entiende. Se acaban las puntillas. 

El temblor de 'Y' se acrecenta. 'X' separa su mano del jersey y da un paso atrás, expulsada. 'Y' mira al suelo ofreciendo la imagen de la derrota. 

'Y'
Por favor...

sábado, 25 de diciembre de 2010

A Christmas Carol

Espíritu de la Navidad pasada

Mirabas hacia otro lado.
Pálido, aparté el gesto,
dudando de si eras tú.
Tu fantasma me persigue.

Espíritu de la Navidad presente

Hoy, ya ves, soñé contigo.
Y desperté tantas veces,
queriéndolo adelantar
para que no fuera un sueño.

Espíritu de la Navidad futura

Quisiera ponerte rostro
para dormir más tranquilo.
Romper por fin el quisieRa
sabiéndote de verdad.

viernes, 24 de diciembre de 2010

Hoy (por mañana)

Acabo de escuchar esa canción. 

Ésa que me escarpó la piel desde el primer anfiteatro y me hizo amar al mundo. "Oh, Señor, óyeme, sé que Tú siempre escuchas mi voz." Valjean pide algo entre violines por vez primera y única en toda su vida. Y no lo hace por él.  Es un gesto extremadamente altruista y dolorosamente honesto. Fue bonito.

No somos Valjean, pero queremos serlo, y esta noche trataremos de imitarle por un rato. Trataremos de ofrecer una sonrisa. Un mensaje positivo y un "te quiero" al vecino. Porque en el fondo hay algo bueno en todos nosotros, y si no lo creo así de qué me serviría escribir esto. Sea lo que sea, puede además que sólo necesitemos una pequeña excusa de cuando en cuando para querer manifestarse, así que atémonos a una cama, giremos el cuello 360º y dejemos que ese demonio grite en arameo cosas inútiles y hermosas. No basta con sentirlo. Hoy no, porque lo mismo hay alguien que da un paso al frente y nos da un abrazo en respuesta.

¿Hipocresía? Tal vez.

Mañana no nació nadie en un pesebre. No lo celebremos. Los antiguos miraron arriba, vieron un círculo grandote y amarillo y le hicieron una fiesta con panchitos y carracas. El resto es mentira. Pero para eso hay otra canción (es la magia de Broadway) que te llena algo por dentro y te obliga a levantarte en armas, echarle cojones y cambiar de una puta vez este planeta.

"Otra vez, un día más, sale el sol."

Feliz Navidad.

nkara

Eres el motivo principal de este blog. Quizá no te baste. Quizá te resulte del todo indiferente, o veas en esto un intento de respuesta forzada a aquello que hayas podido escribir sobre otra letra diferente. Pero lo eres, ¿qué culpa tengo? Y para mí es importante. Octubre y noviembre eran meros ensayos estilísticos que me quisieron preparar para el momento de conocerte. Recibir aquel email. Picarme. Imaginarte con una curiosidad improvisada por saber si hay algo nuevo. Sí, ya sé, no es algo emocionante: es un blog. Hay millones. El fondo es un mapa manido y la tipografía lo suficientemente anodina para que no diga nada de mí (mi letra "mira" hacia la derecha), pero escribir cada día y saber que eres tú quien lo lee me mantiene alerta y me convierte en alguien menos inerte que antes.

A

menudo, cuando terminas de decir cualquier cosa, concluyes la frase huyendo de mi y encuentras salida en tu lado natural de escape. Quedas callada, pensativa y con la mirada aparentemente perdida. Aguantas unas milésimas, hay que estar muy atento porque si no son apenas perceptibles. Sin previo aviso juntas los labios de forma casi violenta, pero no nos engañemos, es un falso final. Una zona valle, donde aparentemente ocurre nada y todo a un tiempo. Ahora viene lo mejor, cuando frunces levemente los labios contra la nariz, a lo Elisabeth Montgomery, regalándome un matiz de sonrisa, adelanto de lo que viene después. Sincronizas ese gesto con un amago evidente por querer cerrar los ojos, lo que multiplica el bruno de su abismo. Éste es un momento crítico, te puedes perder en ellos. Tus ojos. Superado el trance, continúas sin darme un respiro. Se acabó tu lado, vuelves a mí. Lo lógico es que me encuentres sosteniendo la mirada, fascinado. Hay un instante de comunión, y a pesar de haberme resistido durante todo este tiempo, acabo perdiéndome en tus cuencas. Tú lo percibes de inmediato y resuelves el desliz rompiendo en sonrisa, en esa sonrisa simétrica, canónica y casi perfecta, clímax necesario del relato anterior, final verdadero. Principio de todo lo demás.

jueves, 23 de diciembre de 2010

Cartas de Guerra - 1. Capitán

'Allá donde remonta la turbia mirada las disputas ya eran a fuego.
Peones afilados y con férrea armadura, adoctrinados por la hija de Júpiter
en técnicas de guerra, caían en campo santo.

Soldado que tantas veces disparas antes de preguntar,
aprendiendo del capitán aquel que anduvo la senda que hoy recorres,
un tercio con tequila o Bourbon compartisteis ya.
Te reconoces en su afilada mirada porque en la guerra,
sin fusil y en avanzadilla, alguna mísera loma también llegasteis a conquistar.

"¡Insolente soldado! La larga y dura guerra nunca se gana por una batalla"
dice el tres de seis puntas, aunque misilazos y metralla destrozan
su puesto de mando.
Yo, desde trinchera de paja, sé que el desaliñado capitán volverá.

Soldado.'

Raúl Cerro Fernández

miércoles, 22 de diciembre de 2010

45470

Dejad de nacer. Dejad de cumplir por unos días. ¿No podéis dejar fechas para otros meses? ¿Para otras épocas del año más aburridas? Es agotador.

Nos tuvimos que conocer en Oporto, aun viviendo a cuatro pisos el uno del otro. Posiblemente hablamos del tiempo alguna que otra vez, entre el bajo y el tercero. Probablemente no nos dijéramos nada. A ti te sonaba mi cara... Normal. Soy un Mr. Potato de metro ocheta al que puedes poner la cara que quieras. A mí la tuya no. Normal, también. A lo mejor porque tenemos la misma nariz, o quizá es que simplemente no me fijo (lástima de guionista). Te caí como el culo, por cierto, te quité la vez sin pretenderlo y a mí si me hacen eso... MA-TO. Luego lo fui arreglando, me transformé en Papito y echarle el lazo a un viejo amigo (palabra manida, sin duda) supongo que hizo el resto. El vino dulce también.

Y eso es todo lo que tengo que decir, to be true. Hoy es de esos días raros donde acabamos convenciéndonos de que lo importante es la salud, y el año que viene habrá más suerte. Suerte la mía, por haberte conocido.

No se puede ser tan buena persona y que no se te cumpla el deseo. Pídelo al soplar las velas.

Lluvia

Mereces otras cosas. Volar, ser libre, vivir del oficio más hermoso, que te entiendan, un amigo, tu otro yo, seguir creyendo, no perder la esperanza... Párame.

Duele escuchar que te sientes la segunda mientras conduzco, porque he llegado a culparme por tu dolor. No ahora. He hecho todo lo que he podido. Hago todo lo que puedo, pero no sé si basta. No sé si te basta, niña, y duele no haberte sabido. No haber sido el hombre de tu vida.

Es una pena, creo que hay personas que no han nacido para ser convencionales, y parece que este mundo se empeña en no cederles ni una palma. Normal que estés cansada. A todos nos agota sentir que no encajamos, y perdernos al buscar qué es lo que falla.

No paraba de llover tras los cristales. Me pregunto cuándo dejaremos tú y yo de hacerlo.

martes, 21 de diciembre de 2010

solo (lo evidente)

me siento solo a veces
solo sin ti
solo por ser yo mismo
solo por ser así
solo por reincidencia
solo por abandono
solo por verte sola
sólo si estás aquí
solo por no quererte
solo porque mentí
solo por no sentirte
cerca de mí

lunes, 20 de diciembre de 2010

Señor de la flor

De todos es sabido que la llegada de la primavera incita al retoce por los parques y a la búsqueda de la perpetuidad. Por eso hay tantos cumpleaños en Diciembre.

Te tengo en la agenda desde hace tanto que mirar más atrás me exigiría una sesión de hipnosis. Hemos pasado por huevo y medio de cosas juntos, nos hemos conocido más etapas que La Grande Boucle y no necesitamos decirnos nada para somenternos a un análisis de retina.

Recuerdo cuando se me jodió la bici y me esperaste en la reserva. Y cuando te chinaste en el poli por acabar yo hasta el rabo y dejaros con uno menos. Hay de todo, veinte años largos dan para mucho. Sellamos el pacto de sangre con esta década, y nos dio por quedar y querer cambiar el mundo. Reconocía en tus fases esas mismas por las que yo ya fui pasando con anterioridad: tal vez fui un adelantado. Mi recuerdo más nuestro es esa noche en Florencia, cuando tú cojo y yo perdido te gritaba que no podía confiar en ti, y tú me rogabas que no te abandonara. Vaya dos. Mejor pasar la noche en la calle pero juntos, y haciendo hueco al chihuahua. Los viajes así se llevan mejor con alguien al lado con quien tomarse una botella de vino, a pesar de las disputas.

Hace un siglo me dijiste que fuera de un aula no tenía ni idea. Lustros más tarde me acusaste de ser más fuerte que tú. Sin acritud ;) Ni una cosa ni otra. He mirado alrededor con mis propios ojos, creo, eso es lo que nos hace diferentes el uno del otro. Y no pasa nada. Si a pesar de la distancia, si a pesar de no llamarte, si a pesar de tanto humo, somos capaces de encontrar complicidad con una tontería que sólo tres o cuatro personas comprendemos, resulta que no ha cambiado nada, y que todo es más sencillo cuando nos limitamos a mirarnos a los ojos y a reírnos de nuestra propia hipocondría.

Señor de la flor, que cumplas infinitos.

domingo, 19 de diciembre de 2010

(Sin título)

Fingió correr, huyendo de la niebla. Trataba de alejarse de donde la vergüenza es más torera que el deseo, y no se le ocurrió mejor escondite que su propia casa. Cruzó a zancadas el jardín. Sin tiempo para usar la llave, resolvió cruzar por la mirilla, encogiéndose infinito. Tanta prisa tenía. Subió de un brinco a la buhardilla y se escondió dentro de un jarrón. La niebla llamó a la ventana. Toc toc. Del susto, cayó el jarrón y estalló en mil pedazos. Niebla y él se miraron, por vez primera. Abducido, despertó y se asomó a la ventana. La niebla seguía ahí. Quiso romper el cristal y que el vapor se escondiera también bajo la cama. Funcionó. Y así pudo ver por fin por su ventana. Y vio una estrella fugaz.

Mi joven padawan

Me gusta pensar que aún no hablas porque no tienes nada que decir. 

Eso te convierte en el mejor de todos nosotros, en el más sabio, en el más coherente. Pronto descubrirás las palabras y con ellas todo lo demás, y aprenderás a llorar y a reir de vez en cuando, y sabrás que lo mejor y lo peor se ocultan bajo las mismas letras, lo mucho que pesa la pérdida y lo que duele la vergüenza. Entre otras muchas cosas.

Mi joven padawan, yo me conformaría con enseñarte a atarte los cordones del zapato, si es que no has aprendido ya. Querría regalarte un tiempo infinito para jugar contigo, y que juntáramos tu frente y la mía, como cuando nos intercambiamos las ideas, y sentir que te calmas en mis brazos, y que me sigues imitando cuando hago el ganso.

Me gusta saber que ya no me lloras, y que se te ilumina la cara al verme. Te quiero tanto que me desconozco, y temo tanto poner alguna esperanza en ti que me sé profundamente injusto.

Felicidades, amigo.


sábado, 18 de diciembre de 2010

Morir ahogado

Morir ahogado me parece la más terrible de las muertes, pero algo me dice que sería distinto conmigo. A mí casi me pasa... lo de morir ahogado. 

Era infinitamente pequeño, acababa de cumplir los cuatro años. No sé si eso lo convierte en el primer recuerdo hasta donde mi memoria alcanza o no. Desde luego es el más nítido, el resto son retazos.

Toda la familia por parte de madre pasamos el día en la finca de mi tío. De la mañana sólo recuerdo que mi prima no me dejó usarlo, era suyo. Yo me encapriché supongo de ese flotador con forma de pato. Era distinto de los demás y eso hizo clic en mi cabeza: tenía que ser mío.

En la hora de la siesta acompañé a mi padre. Sus ronquidos entrecortados ponían música a los círculos de luz intermintentes que se colaban por las persianas, proyectando un caleidoscopio en la pared que me mantenía despierto y fascinado. Todo era quietud. Y yo estaba tranquilo.

Por la tarde ya, ser el más importante de todos los que estaban allí me otorgaba el derecho a presidir una mesa kilométrica a la hora de la merienda. Comimos en el jardín, junto a la piscina, y yo sólo pensaba en coger el pato que flotaba a la deriva a unos centímetros de la orilla. Mi prima estaba lo suficientemente lejos como para que no se enterara de mi atentado, así que no tenía nada más que agacharme, estirar un poco el brazo y obtendría mi tesoro. Era lo más fácil que había hecho hasta ese momento.

Lo siguiente que recuerdo pasó muy deprisa. Me vi flotando, como el pato. Rodeado de azul, plenamente consciente de haber fallado en el secuestro. El pato seguía ahí, solo, algo más lejos que antes. Estiraba la mano pero no lograba rozarlo ni siquiera. Es más, el cabrón se alejaba más y más de mí, burlándose. Yo trataba de moverme, pero creo que por aquella época nadie me había enseñado a nadar. Con el pato a una vida de distancia creo que me relajé y me dediqué a mirar a  mi alrededor. Sentía un impulso enorme de querer acercarme a la escalerilla del otro lado de la piscina. Era incapaz ni siquiera de mover un pie. Forcé el pensamiento, a ver si con eso lograba al menos que la escalerilla se acercara a mí. Ni con esas. En ese ten con ten estuve un tiempo indefinido, no sabría cuantificarlo. Por otra parte no me encontraba nada mal. Estaba inmerso en una quietud fascinante y placentera, casi fetal. Placentero vendrá seguramente de eso, de plancenta. O no. Me sentía bien. A solas conmigo y con mi incapacidad de hacer nada, sólo dejarme llevar. Nada rompía la magia. Nadie tenía por qué romperla.

Pero se rompió. Algo me arrancó de ese útero improvisado y me desgarró de mi infinita comunión con una calma no buscada. El resto fue caos, no poder abrir los ojos, abrirlos y no ver, verlo todo blanco, vomitar, recibir una bofetada, volver a vomitar, ser poco a poco consciente de mi estado, romper a llorar, un terrible dolor de cabeza, arcadas, querer volver al agua...

Nadie sabía cuánto tiempo había estado hundido. Nadie se dio cuenta ni me vio caer, porque mi plan y mi sigilo así lo quisieron. Pudo ser dos segundos o siete minutos, no sé. A mí me pareció eterno. Mi tío, el mismo que me apadrinó, se dio cuenta de que no estaba y fueron sus manos las que a modo de forceps improvisados me hicieron nacer otra vez. Supongo que mis padres se sintieron terriblemente culpables por no haber sido ellos los que estuvieran pendientes. No lo sé.

Mi madre, que reza todos los viernes al Cristo de los Doctrinos (no sé muy bien si para seguir dando gracias por aquello o para pedir que me convierta algún día en alguien normal), sigue pensando que aquello fue un milagro de Dios y que eso significa necesariamente que ese mismo Dios me tiene reservado una función importante en esta vida...

Es realmente sorprendente lo que pueden llegar a pensar las madres. Yo sólo quería un flotador en forma de pato, y todos nos hemos tropezado alguna vez.

jueves, 16 de diciembre de 2010

Dulce niña

No debería escribir ahora. Lo hice hace unas horas (antes de morir de frío) y eso rompe la norma, pero ya echo de menos nuestra charla a medias, y de eso hace sólo un rato.

Aunque gustas quedar conmigo, y tú eres mi dulce niña, lo cierto es que apenas nos vemos. Miramos más a los 30 que a los 20 y a mí se me ocurre hablarte de esa película donde cantan tu nombre y el protagonista decide enamorarse de una adolescente.

Me acuerdo cuando me acerqué a ti, fue mucho antes de que los años me transformaran de ingenuo a ignorante. Entonces yo era un niño con posibles que escribía cartas, chapurreaba acordes y quería quererte. Empezaba de nuevo, coño, ¡y con qué ganas!; siempre es más cómodo dibujar tu vida con la pizarra limpia y ante unos desconocidos. Así es fácil desnudarte.

Unos cafés más tarde, tengo el diario lleno de páginas en blanco, entierro la década con el Crack del 29 y no te pido que lo entiendas, aunque no pare de explicarlo. Siempre ha sido así, ¿no? Te leía sus cartas en el Renacimiento, encontraba las palabras más apropiadas para venderme como amigo y te gustaban mis canciones. Eso me hacía sentir bien, y volvía sencillo analizarlo todo para luego restar a ese todo su importancia. Contigo siempre ha sido así, sencillo, encontrar palabras y sentir más propio mi buen humor. Ya te vale.

Enseguida comprendí que no tenía que demostrarte nada. Que tú ya habías elegido, y que no fue mi mano entrelazada fútilmente a la tuya. Ahora sé que mi intención no tenía que corresponderse con tu descuido. ¿Quién si no hubiera sido tu bufón y quién mi musa? Cada uno tiene su papel en todo esto, ya lo sabes, y los secundarios a veces son los que hacen que la película valga la pena.

escribiste esto en tu Wall

you´re young until you´re not
you love until you don´t
you try until you can´t
you laugh until you cry
you cry until you laugh

Regina Spektor - On the radio

Te lo he cogido prestado... ;)

miércoles, 15 de diciembre de 2010

quisieRa

Quisiera no tener que imaginarte,
no inventar conversaciones contigo:
las esquivas.
Quisiera no fracasar al buscarte.
Entrar en ti... y realizarme dentro,
si tú quieres,
para no salir mientras me consientas
y admitir, sin ánimo de cambiarte,
que no existes.

Orgullosos

Dejo por unos días de mirar hacia dentro y busco fuera, a ver qué encuentro.

Resulta que me llama la atención la siguiente pegatina: "Orgulloso de ser español y católico". ¡Olé! Me choca porque yo no estoy orgulloso de ninguna de las cosas. De la primera porque no depende de mí dónde haya podido nacer ni criarme. Mi familia podría haberse mudado a Guatemala porque sí, o mi madre haberme tenido en el Vaticano, por el susto. Podría ser iraní o congoleño y supongo que estaría agusto siendo ambas cosas. Otra cosa es que te avergüence o no lo que SUCEDA en ese país, pero entiendo que no hay confusión en el eslogan. En lo que nos toca, vale, sí, hemos ganado un Mundial y de repente somos los mejores en todo (ejem, ejem), pero el que no se consuela es porque no quiere. Los noruegos se suicidan más y ahí los tienes, dándonos vuelta y media. Cada uno... De la segunda, porque no lo soy, y estar orgulloso de algo que no se es suena un poco estúpido. De aquí a mañana me nace el orgullo de ser rubio y me quedo con la peña.

Supongo que la etiqueta trata de ser un resorte antinacionalista y, de paso, reivindicar lo de los crucifijos en las aulas. Otra explicación no encuentro, pero tampoco tiene porqué tenerla. El orgullo es algo muy respetable.

Lo del nacionalismo... a ver, tema para otro día, si me veo con ganas. Lo que sí creo es que son más las cosas que nos unen que las que nos separan, dentro y fuera de ninguna bandera. Reivindicar algo que, creo, nació por asuntos fiscales hace un porrón de años y se ha ido retroalimentando a sí mismo, no sé, no sé.

Lo de los crucifijos en las aulas... esto sí me apetece.

Ignorante yo, me ha tocado estudiar en un sitio con capilla y con cruces allá donde miraras, y no me han salido sarpullidos, de lo cual deduzco que a) no soy ningún vampiro y b) sería absurdo molestarme, lo quiera o no he sido criado en una educación católica y me aburría como nadie en la misa del domingo (culpa suya, no supieron captarme como cliente). Me encantan las catedrales y he sido el primero en pararme un rato largo ante los 'Atalaya people' que me han querido convencer con argumentos tan de peso como que lo de la redondez de la Tierra ya venía en la Biblia. Vale, que se lo hubieran dicho entonces a Galileo, católico de pro. "Hola, majo. ¿Te gusta leer?" Ojito con la pregunta. Si respondes que sí, te atacan, si les dices que no... tu imagen corre peligro. "Eh... sí, pero no eso." Punto medio.

Si un aula tiene un crucifijo, ¿hace falta quitarlo? Nunca llegaremos a un acuerdo. Si de mí depende, lo quito y lo utilizo como atrezzo en cualquiera de mis grandes superproducciones pendientes de realizar, y eso que me ahorro, porque entiendo que nadie va a un aula a rezarle al susodicho, a no ser que tenga un examen sorpresa. ¿No estamos en un estado aconfesional? ¿La educación no era laica? Pues eso. Me lo pasaba de puta madre en las clases de Religión del instituto... ¡claro!, hablábamos más de ética/filosofía que de otra cosa. ¿Se trata de discutir la existencia de Dios? Estupendo, lee a Santo Tomás entre mil otros, párate a pensar y saca tus propias conclusiones. ¿Se trata de cultivar la fe? Chico, ve a la iglesia, vive en Jesús, lee los Salmos, dona a Caritas y sé una buena persona, para variar. No vendamos una cruz porque "somos un país católico". No digamos eso de que los inmigrantes tienen que adaptarse (obvio) porque confundimos creencia con costumbres y churros con leyes. No seamos hipócritas, si de verdad creyéramos en lo que hizo Jesús nos iría mucho mejor. Nos gusta etiquetarnos, casarnos ante un altar y bautizar a los demás sin consultar pero ¿quién es católico aquí? ¿El que no usa preservativo, el que opina sin saber de la adopción homoparental o el que dedica su tiempo libre al voluntariado? Nos peleamos por un pedazo de latón, nos hacemos cruces (estoy que me salgo) y ponemos pegatinas. Así nos va.

Si un aula no tiene crucifijo, ¿se lo ponemos? Prefiero un cuadro en blanco, y así al menos estimula algo mi poca imaginación.

Y sí, hoy estoy tocapelotas. Cada cual que crea en lo que le dé la gana.

lunes, 13 de diciembre de 2010

Dirás

Dirás que ya me vale.

Te preguntarás por qué no te he llamado, después de más de un año. Después, realmente, de varios años. O no... Tampoco soy tan importante para que te plantees estas cosas. "Es lo que tiene dejar estas decisiones a alguien patológicamente tímido como yo", aunque no te lo creyeras. Lo de tímido. Lo de dejado creo que sí coló. En cualquier caso no es una excusa, y debería haberte llamado después de aquello. Nadie te puede decir lo mucho que significaste para esa persona y luego desaparecer como si nada. No es coherente. Pero en mi cabeza todo cuadra. Mi cabeza... ese es el problema. Sigo pensando lo mismo. Lo mucho que significaste. Mi cerebro funciona a base de ideas muy concretas que separo con puntos y seguido. Retazos. No encadeno dos subordinadas seguidas. Son imputs que me vienen. Y que escribo. Sin pararme a pensar. Porque así es sencillo escribir, supongo, o eso decía McCourt: "escribe fácil".

Alguna vez lo he pensado, lo juro. Eso de llamarte. Pero me da tanto miedo. Miedo a no saber qué encontrarme. Miedo a no saber de qué hablar para parecer interesante. Porque tengo que ser alguien interesante contigo. No puedo ser yo, o no me atrevo. Creo, además, que no me conociste. Que no me dejé ni siquiera intuir. Seré un cobarde... Fui un cobarte. Y un estúpido. Por no pelearte, si lo sentía. Por ver cómo se fue... lo poco que hubo, al menos. Te sentías sola y llegué yo. Me sobraba. Al principio. Entendí mi papel. Eso fue más tarde. Y no, no es un reproche. Al contrario.

Ese email fue fácil. Cinco minutos de grandeza. Cuatro líneas a las que he podido dedicar horas para que todo encaje. No fue el caso, pero nadie lo sabrá. Lo envías a la nada, apagas el ordenador y te olvidas. Si no hay respuesta, no importa, tú ya cumpliste. Si la hay... valió la pena. Llamarte es otra cosa. Llamarte es escuchar tu voz o tus silencios. Es recordar y no saber a qué atenerte. O qué esperas de mí, si es que esperas algo y mi imaginación no me traiciona. Porque a veces me traiciona. Mi imaginación.

Es incoherente, lo sé. Mi forma de escribir. Mi forma de pensar. Hoy. Ahora. Quería felicitarte, pero me ha salido esto.

Dirás por qué me acuerdo. De esta fecha...

No sé, siempre me he acordardo.

sábado, 11 de diciembre de 2010

La palabra 'motivar'

'Palabra' y 'parábola' comparten la misma etimología. Lo mismo que la gastada 'crisis' y 'crítica', 'familia' y 'hambre', o 'tonto' y 'atónito'. Es lo que tienen -las palabras-, que no dejan de sorprenderte. Una de las lecciones más útiles que medio descubrí hace unos años fue precisamente el interesarme por ellas, tan esbeltas (o no), con ese trazo... hmmmm. Y lo tuvo que forzar alguien que va y te explica por qué es experto en Derecho y no en Izquierdo, aunque una idea vaga ya tuvieras. Sembrarme esa semilla era lo que convertía a este señor en un docente excelente y a mí en un ser plenamente consciente de su ignorancia.

Parece contradictorio aprender eso en Audiovisuales, pero al fin y al cabo todo es lenguaje, desde un silencio hasta un paneo. Casi siempre hay un motivo para el cual eliges un primer plano o un tiro de soslayo, sólo que a veces no eres consciente en ese momento. Luego, si lo ves y funciona, es perfecto. Si algo no va bien, averigua dónde está el fallo. Filmar es escribir. Escribir es interpretar. Interpretar, dibujar un cómic. Y dibujar un cómic, no saltarse el eje. Bienvenidos al maravilloso mundo de la Semiótica y de la Semiología. A ver si lo entendéis y me hacéis un resumen.

Yo era (y soy) más de los números, me siento más cómodo en ellos. No sé, todo es más fácil: aprendes las cuatro reglas y ya sabes hacer un taco de cosas. Luego te dicen que las Matemáticas son tremendamente inexactas, y que en cambio hay quien disecciona un instante en palabras con la precisión de un cirujano. Claro, te confundes. Tardas diez minutos en leer un párrafo de 10 lineas (sí, sí, un minuto por línea) escrito por Imre Kertész y no dejas de pensar que este tipo es un cabrón por complicarte la existencia. "¡Qué hijoputa!" fueron mis palabras exactas: concisión milimétrica.

A veces muchas dudas que tengo parecen menos dudas cuando logro ubicarlas bajo un concepto acertado, y resolver mis problemas pasa en gran medida por aprender a definirlos. No es que dejen de ser problemas, pero encontrar las soluciones es la parte más divertida. Lo jodido viene antes: "conócete a ti mismo". ¡Qué cachondos!

Hablaban antes en la radio de la motivación. Y recuerdas entonces que a veces esos mismos problemas pasan también por una falta evidente de eso, de carecer de un faro, de no tener un compañero de viaje que te espere cuando estás cansado y te diga que ya queda poco. Tener todo eso ayuda, y ayudan también las palabras, la idea que generan, fantasear con esa idea... aun sabiéndola imposible. Permite creerme por un instante que soy capaz de grandes cosas. Que no todo es tan raro. Que en el fondo tengo suerte.

Motivar (definición RAE):
1. Dar causa o motivo para algo.

Motivar (etimología):
Del latín motivus = movimiento.

Parece fácil.

viernes, 10 de diciembre de 2010

Impares

Hoy fueron siete. Ayer, cinco. Pasaron más de tres. Casi siempre es uno. 
Siempre son impares.
Hoy no estoy mal.
Mañana estaré mejor.

miércoles, 8 de diciembre de 2010

I just believe

por haberme hecho mejor,
por regalarme un sueño,
por no haberte conocido...
mi recuerdo.

 

martes, 7 de diciembre de 2010

El primer beso

Todo fue falso y normal hasta el momento de la despedida. Hablamos de cosas intrascendentes, ella llevaba el peso de la conversación (lo que no le resultaba muy complicado) y yo trataba de contrarrestar sus reveses con golpes de ingenio absolutamente patéticos. Me sentía como en un examen, pero ahora no podía marcar el tempo ni mucho menos elegir a qué pregunta responder o no primero. Tampoco valía hacer tachones y escribir de nuevo. No tenía Tipp-Ex corrector, ni había estudiado el temario. Era distinto a todo lo que conocía hasta el momento, era yo contra ella, y no encontraba mejor sitio donde esconderme que en un hábito improvisado donde no quedar como un idiota, sino como alguien descaradamente interesante. Fracasé.

A pesar de todo, y tras ver cómo sus labios (infinitamente cerca) me explicaban el origen de la luna sarracena, me hizo la pregunta para la cual no estaba entrenado. Quizá estuviera desesperada, harta ya de esperar a que diera yo el primer paso: "¿qué tiene que hacer una chica para salir contigo?" Yo en mi papel de gilipollas, intenté contraatacar con una respuesta nada improvisada, fruto indudable de mi ingenio abismal y de la seguridad que siempre tuve en mí mismo: "me tendría que gustar". Con dos cojones.

Educada ella, optó por no darme una hostia (cosa que lamenté) y en su lugar se dio la vuelta sin más. Supongo que llorando. A mí me faltó tiempo para discernir si esa pregunta era o no una proposición, porque quién en su sano juicio iba a preguntarle una cosa así a alguien como yo sin ánimo de reírse en su cara. Ante la duda, mi respuesta suponía una bonita defensa contra las artes oscuras, y me volví a casa pensando en qué canción sonaría si eso fuera parte de una película de serie Z. ¿Volvería el protagonista (o sea, yo) corriendo a la puerta del bar, bajo la lluvia? ¿Firmarían los dos la paz en el preciso instante en que rompe la batería? Por desgracia, el guionista no cayó en el tópico. Esto era hiperrealismo salvaje en una peli de las malas.

Dos semanas más tarde decidió perdonarme (o yo pedir perdón, ya no recuerdo), nos tomamos la revancha y la chica decidió que yo no era malo por vocación, sino por incapacidad. Tuve por fin ocasión de completar esa frase demoledora con su segunda parte (para que luego digan cosas malas de las segundas partes): "me tendría que gustar... Y TÚ ME GUSTAS".

Ante la falta de un 'Dawson crece' que te enseñe cómo besar con 15 ó 16 años, uno improvisa con las cuatro nociones que tiene de los clásicos, cuando el guapo y la guapa cierran la boca y juntan carrillos durante no más de diez segundos antes de fundirse en un cálido abrazo. Las revistas que uno leía tampoco ayudaban, ya que el chico y la chica solían gozar el uno del otro en plan bestia y sin necesidad de tanto protocolo. Así que uno tuvo que malaprender a cómo evitar dientes y nariz sin más ayuda que el ensayo y error. Y así, entre tanto aprendizaje, llegó el primer beso.

Y todo fue distinto.

martes, 9 de noviembre de 2010

El club de los mejores

Cerca de mi casa hay un cruce donde los coches que vienen por una calle realizan el giro sin ceder el paso a los que llegan de frente. En teoría quien conserva su trayectoria debe continuar sin mayor estorbo, y si uno la cambia se espera y punto pelota. La maniobra, pues, está mal, pero por el motivo que sea siempre se ha hecho así. A mí, que a veces me da por provocar, se me ocurrió hace un par meses ceder el paso, así, sin avisar. Los coches que venían de frente comenzaron a mirarme con estupor, y al cabo de dos o tres segundos, el de detrás aplaudía con fervor y en lenguaje bocinero mi audaz ocurrencia, pero que si eso podía meterme el ceda por el ano. Bonita anécdota.

Cambiando de tema, pero al hilo, Platón ya decía que el sabio era la persona más apropiada para gobernar... ¡Qué insolencia! Entre charlitas y otras intimidades con acólitos se le ocurrían semejantes barbaridades, como si no tuviera bastante diciendo que una longaniza no era tal, sino el reflejo de "la" longaniza. (Hay que doparse mucho y haber visto Lost 3 ó 4 veces para llegar a semejante conclusión.)

Pero vamos, no pretendo ahora hablar del griego, ni siquiera de mi ano, obviando la relación entre ambos términos. El tío va y dice que la sabiduría es lo que caracteriza a los gobernantes, cuyas mentes se han desarrollado tanto que son capaces de entender las ideas y, por lo tanto, tomar las decisiones correctas para encaminarnos a un Estado justo. Con un par.

Yo, que no sé mucho de nada, me pregunto cuánto pagaron al matón que se cargó al sentido común. ¿Facturó el encargo? Y lo más importante de todo, si se lo pidió un Ayuntamiento... ¿lo habrá cobrado ya? A lo peor (y sospecho que así sea) sencillamente nunca lo hubo, y me refiero al más común de los sentidos. La prueba la encuentro todos los días cuando leo la prensa o escucho a algún político. Te dan ganas de preguntarles: "¿qué opina usted del concepto de longaniza?" ¿Y de su primo hermano, el chorizo? No, Lández, no... no caigas en lo fácil.

Los políticos de hoy, que por suerte son los únicos a los que he conocido, tienden a ser una mala copia de los sofistas de antaño. Lo malo de eso es que luego llega el tío Sócrates y los pone de vuelta y media, porque en lugar de perder el tiempo con palabras vacías es mucho más guay preocuparse por el hombre y llegar a conclusiones de vez en cuando. Ojo el tío lo que sabía.

Yo a las conclusiones que llego mientras desayuno mis cornflakes son que:
a) prefiero el pan tostado con aceite.
b) la pena de nuestra Democracia es que ya no sé a quién votar.

La (a) tiene fácil solución, pero con la (b) tengo un problemón. Tengo unos cuantos meses antes de las próximas elecciones y un blog por delante para ver si lo soluciono, pero ya jode que entre unos y otros se hayan cargado la ilusión de un votante tan decisivo como yo. Si Azaña levantara la cabeza, sería un zombi. Y estaría muy cabreado.

martes, 19 de octubre de 2010

Para empezar...

Tengo los " " años que cuentes desde el 81. Me quedé fuera de esa generación X donde encajan los nuevos gurús de la información que añoran el Blandi Blub y jugaban al Mecano (para los neonatos, ver "canal nostalgia"). Crecí en los felices ochenta, pero todo lo que sucede antes de la primera comunión suele recordarse con un tupido velo, así que me identifico más con los albores de las cadenas privadas y Campeones. Me hice viejo en los 90, así que tampoco sé si pertenezco o no a la generación Y, porque nunca me he sentido parte de un colectivo concreto, y lo de poner sms ya me pilló con barba.

Sentirme fuera de la X y de la Y no deja de ser un enorme incoveniente, aunque no sepa muy bien qué coño significa eso. Si lo piensas sólo te queda la Z y si tampoco te convence de vuelta a empezar. Ufff... qué pereza. El caso es que te notas algo desubicado, carente de un referente, de un sentir común que te una a los que vieron a Naranjito en pañales. A lo mejor soy parte de esa "generación perdida" y talentosa que oigo ahora en las noticias. Eso justificaría por qué no tengo un trabajo decente, de esos tan molones que llegan a 1.000 euros, con sus pagas y todo, pero entonces formaría parte de un todo, y todo cobraría sentido de nuevo... No, creo que tampoco estoy ahí. Es complicado.

Esta confusión me obliga a plantearme en qué puñetas he empleado los " " años de los que hablaba, y no porque no sepa ya un porrón de cosas, no, no. Al contrario. Sé, por ejemplo, que nunca podré ser un premio Nobel, por mucho que dijeran mis profes que yo era guay, que valía un taco y todo eso. Sé también que si la media de relaciones sexuales en España arroja un dato de una vez cada tres días, al menos una persona se lo está pasando teta (o teto).

Ante un futuro tan desolador hoy me he levantado con ganas de sentirme útil y un poquito más vivo, así que no he tenido mejor idea que empezar un blog. Con esto puede que no aporte nada interesante a la sociedad ni logre más y mejores polvos, pero al menos me desfogo, que tengo mucha rabia contenida.

De pequeño siempre comenzaba mis desastrosos diarios con la frase: "a ver si dura". Todo se quedaba en buenos propósitos, pero era una frase molona. Por tradición diré ahora lo mismo.

Hola a todos, y bienvenidos a mi blog.
Diego Lández.

P.S. A ver si dura.