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domingo, 25 de diciembre de 2011

Esclavos

Desde fuera se ve todo esto como algo ciertamente exagerado, sobre todo en eso de comprar por comprar como único festejo admitido. Y es que doy la razón a uno de mis jefes en eso de que es uno de los actos que hacen del ser humano un ser más libre, en tanto en cuanto satisface una necesidad, pero como todo, el exceso pervierte el bocado y emplastece aún más si cabe algo materializado ya hace tiempo. 

¿Somos libres al comprar tanto? No, señores, somos esclavos.

Felices fiestas.

El discurso del rey

De camino al portal una muchacha de estilo punk y sumamente atractiva leía al pie de la escalera. ¡Qué extraña imagen! Sobre las vías, los vagones del tren ofrecían flashes de asientos vacíos en su mayoría, y tras ellas dos atletas desafiaban al frío con su rutina de 10 km diarios. Dos hermanas quedaron enteramente rociadas de espuma bajo el túnel, y muchos (como yo) apuraban en la calle la hora de la cena.

En la pantalla, sus arrugas infundían un cierto respeto propio de la edad, y es que se sabe más por viejo que por cualquier otra cosa. Lo que dijo (o le escribieron) me pareció  correcto en líneas generales, y me gustó en especial la parte en la que invitó a la reflexión individual y colectiva sobre ciertos comportamientos, abusos y actitudes que siempre fueron desmedidos y hoy por hoy ya no tienen cabida. Compartí su firmeza, la verdad, aunque fuera parte del show, y esa moraleja final sobre que no hemos llegado hasta aquí para caer en la derrota.

jueves, 22 de diciembre de 2011

Navidad

Ya conocemos cómo va esto. 

Es un bucle con T = 31536000 s (aprox.), y cuya frecuencia sin embargo aumenta en tu cabeza a medida que te vas haciendo más y más pellejo, contradiciendo toda matemática. En fin, siempre tendremos luces y villancicos, villancicos y gordos, gordos y no tan gordos. Hay oferta para todos, oiga: de la soledad a la máscara, del gesto al compromiso, desde el quiero hasta al debo. Y cada cual allá con su extremo, que los más vagos, como yo, nos moveremos entre bambalinas, para variar, chupándonos el índice para ver por dónde sopla.

Cada año es más difícil, más confuso todo.

O seré yo, que a cada vela extra entontezco un plus. Será, si no, que aprendí a mecanizar las cosas para ser más Lández, y dejé sin abrir el cajón de la sorpresa,  justo el que queda encima de aquel otro donde olvidé la inocencia. Maldita cómoda, ¿verdad?, que encierra todo lo que fui perdiendo o me robaron... Pero esto es un ciclo, ya sé, que oscila como una onda con T variable y amplitud desconocida, y algún día (mañana mismo, quién sabe) lo apreciaré un poco más, o no, en función de tantas cosas.

miércoles, 21 de diciembre de 2011

Consejo del día

Si quieres aparentar ser una persona íntegra y medianamente cultivada, basta con ser callado, estar de vuelta y de cuando en cuando abrir la boca para soltar alguna obviedad aprendida en el Trivial.

Hibiscus del día

Mírate al espejo, aunque sólo queden unas pocas horas para que caduque la oferta. Es gratis, nadie te cobra, así que trata de aguantar un rato el reflejo. Contémplate, admírate, sonríe, llora, ponte de un lado, del otro, agacha la cabeza, levántala (bien alta) y escupe al cristal con rabia, porque a partir de ahora sólo serás tú quien lo haga.

Parecen muchas cosas, pero cualquier bachiller las puede resumir en una: quererse.

sábado, 17 de diciembre de 2011

Como los cangrejos

Acaba de pasar por mis manos una publicidad de una conocidad tienda outlet de deportes, y leo (literalmente) el siguiente eslogan:

"..., tu tambien puedes!"

Porque todo vale, hasta hablar mal si es necesario y escribir peor para que hasta los zotes te entiendan. Siempre avanzando, sí señor. Como los cangrejos.

Y entonces hilo el asunto (que yo nací para hilandero) con una noticia de hace un par de días, en la que un profesor de la Pontificia renunció a impartir clases porque estaba harto de que sus alumnos (universitarios ellos, además de pudientes) fueran incapaces de escribir un párrafo sin faltas de ortografía. Con dos cojones.

Y a mí, que tampoco me libro de mis correspondientes pataditas a la gramática, y que, fruto del despiste, la ignorancia o la torpeza en mi mecanografía, me puedo equivocar como todo ser humano, me parece cojonudo.

Condenada

La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos y aplicar las soluciones equivocadas.
Groucho Marx

A continuación transcribo un email que recibí hace unos días.

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El 2 de febrero de 1905 nació en San Petersburgo la filósofa y escritora estadounidense (de origen ruso) Alisa Zinovievna Rosenbaum, más conocida en el mundo de las letras bajo el seudónimo de Ayn Rand, y falleció en marzo de 1982 en Nueva York. Nunca más oportunas las palabras de la autora de esa magnífica novela que es Atlas Shrugged, traducida al español como La rebelión de Atlas, una suerte de anticipo de lo que nos está pasando a los españoles y en mayor o menor medida a todo el mundo.

"Cuando advierta que para producir necesita obtener autorización de quienes no producen nada; cuando compruebe que el dinero fluye hacia quienes trafic no bienes, sino favores; cuando perciba que muchos se hacen ricos por el soborno y por influencias más que por el trabajo, y que las leyes no lo protegen contra ellos sino, por el contrario, son ellos los que están protegidos contra usted; cuando repare que la corrupción es recompensada y la honradez se convierte en un autosacrificio, entonces podrá afirmar, sin temor a equivocarse, que su sociedad está condenada." 

Ayn Rand (1950)

miércoles, 14 de diciembre de 2011

Cambios

Los cambios deberían ser obligatorios por imperativo legal. 

Cambios en los ejecutivos, para que cada cuatro años el partido entrante destapara las vergüenzas del saliente, y al cabo de un tiempo uno no supiera ya a quién votar.

Cambios en lo que te rodea, para no caer en la rutina de un día a día que puede convertirse en adicción sin receta conocida.

Cambios en uno mismo, para que uno tuviera un muestrario de con qué 'yo' quedarse.

Uno encuentra

Uno encuentra en las pequeñas historias, en los gestos apenas perceptibles y en las palabras casi inaudibles ciertos motivos de esperanza en el ser humano. De otra forma, si nos quedamos en lo evidente, en lo barato y en lo impuesto... todo se vuelve evidente y banal, y algo así pocas veces merece la pena.

sábado, 10 de diciembre de 2011

(un)lucky lack

Para los romanos, que eran unos cachondos, la parte más importante del día era aquella en la que disponían de tiempo libre, sin beneficio económico alguno: el ocio. Solía ser la tarde, puesto que la mañana quedaba para aquello que no era ocio, esto es, el negocio: toda actividad por la que obtenían remuneración. That simple.

Deberíamos echar la vista atrás más a menudo a estos tíos, que encima sabían latín (los muy canallas), y no sólo para visitar anfiteatros, pisar calzadas o estudiarnos medio temario de primero de Derecho. Estos sí sabían hacer las cosas bien, con sus termas, sus bacanales y sus tertulias por el foro. Grandes ellos. 

Porque hoy lo de la negación del ocio lo llevamos más o menos bien, ¿no? Vamos, que nos hemos metido en una crisiceja de nada por culpa de cuatro despitadillos sin malicia, pero de todo se sale, coño, seamos optimistas. Pero ¿y lo otro? Ay, my friend!, lo otro lo tenemos guardado en el cajón del olvido, sí, sí. Y no es ninguna mentira: curramos como nunca y la mayoría encima no tenemos dinero, tenemos acreedores, que tiene que ver pero se parecen lo mismo que un "tubérculo" y "vertuculo". Not the same. Y sí, salimos mucho, vamos a los grandes centros comerciales, tapeamos, vamos al cine, al teatro, de tiendas, unas copas, patinamos, vamos a esquinar, nos tiramos de un puente sujetos a una cuerda y buscamos microescapadas de un día en esa casa rural hipermona para olvidar todo lo anterior... bien, bien. Pero los romanos se lo montaban de otra forma, no sé. Lo de "tiempo libre" adquiría un significado más literal, ajeno a convencionalismo, ataduras, estreses e industrias varias. Era, sencillamente, eso, la suma de "tiempo" más "libre". 

Todo un mundo nuevo, anclado en el pasado, y cuya carencia se ha vuelto un poco losa para mí.

viernes, 9 de diciembre de 2011

Al igual

que hay grupos de música que, si a partir de su tercer disco se repiten, llegados a su enésimo disco no saben qué inventar, hay personas que deciden vivir de manera diferente al resto.

Es el caso de un primo de mi madre, único habitante de su pueblo y guardián de las murallas. Su prima, santa ella, teme en el fondo ver en él el futuro que me espera. Y yo, demonio a veces, siempre quiero verme reflejado en tipos como él, cuyos rasgos infunden respeto, cuya serenidad abruma, cuya sabiduría deleita y cuya soledad es tanta que te preguntas, como tantas veces haces contigo mismo, en qué punto se torció la línea.

viernes, 2 de diciembre de 2011

cyberblackdays

El propósito más noble de los objetos es el de ser observados.

Os voy a contar un cuento sobre cuáles son los tres pilares sobre los que se construye toda empresa de bien. Ya lo conocéis, mas los relatos cambian con el narrador, y como a mí éste siempre se me ha resistido a la hora de entenderlo, voy a probar a ver si por escrito me aclaro.

Pues bien, el primer pilar de toda empresa de bien consiste en vender. Es una obviedad, y como tal no merece mayor explicación que el propio titular.

El segundo pilar también es muy fácil: vender. Los yankis, que lo inventan casi todo en esto del "show me the money", allá por los 60 se sacaron del arco que el día después de Acción de Gracias, que casualmente siempre es viernes ("Black Friday", between you and me), era un momento cojonudo para hacer descuentos que te cagas en tiendas y pequeños negocios. Hey!, y los tíos acertaron, y nutrieron de sueños rebajados al 30% a miles y miles de peatones deseosos de comprarlos, y todos tan contentos.
El tercer pilar os lo podéis imaginar. Vender. No contentos, no hace mucho los expertos en marketing online concluyeron tras unas cervezas que el lunes después del viernes después del día de Acción de Gracias... sí, lo sé.... sería la fecha cyberperfecta para dar un empujoncito al comercio del Interné, y se inventaron promociones chipiriguays con envío gratis y un cupón descuento para la compra de un pelador de naranjas. Hey!, y los tíos volvieron a acertar. "Cyber Monday" lo llamaron, y se la cascaron tan a gusto.

Porque no hay nada como darle a la manivela (la que pone en marcha el cerebro, se entiende) para encontrar fórmulas disneylike que nos endulcen la vida, calmen nuestra angustia interior, y (hey!) vistan de cruceros, peluches y sesiones spa lo ordinario de la mayoría de nuestros minutos.

lunes, 28 de noviembre de 2011

'y'

Me pregunto cómo te irá. Qué tal la tienda. Qué tal la ya no tienda. Qué tal tú y lo que ya no eres. Qué tal, a secas. Y si eres más feliz que ayer. 

Me pregunto también si conservas aquel colgante donde añadí una 'y' a tu nombre capicúa, para deshacer la simetría. O si te acuerdas también de mí a veces, dueña tú del primer beso. Dueña de otras tantas primeras cosas.

Y entre tanta pregunta trato yo también de acordarme de ti este día, ¿por qué no?, y de lo rápido que pasa todo, desde aquellos ratos sentados en la escalera, aprendiendo tu olor. Hoy todo parece distinto, y en la distancia aquellos ratos se presentan difusos. Bonitos, pero difusos. La distancia... que no sólo genera distancia sino, por ejemplo, las ganas de volverte a ver. 

Para preguntarte en persona. Para deshacer ese velo. Para brindar por nosotros, y por la juventud nunca perdida. Por muchos años más que cumplamos.

Felicidades.

miércoles, 23 de noviembre de 2011

Por escrito

Si ya es difícil comunicarte con alguien, ceñir dicha tarea al intercambio de emails se convierte a veces en un verdadero quebradero de cabeza. 

La gente, que ya de por sí es mal pensada (y con todo el derecho), a veces te sorprende cuando demuestra que, además, puede ser retorcida. Luego te llevas cabreos, decepciones y exclamaciones varias cuando ves (lees) que lo que escribiste sin poner mayor cuidado ha sido malentendido, tergiversado o manipulado. Y uno entona el mea culpla (mea, mea), y reconoce que podría haber hecho las cosas de otra forma... venga, sí, aceptamos barco. Pero ese uno comienza también a estar algo hartito de ser políticamente correcto hasta estando a solas, de no poder llamar al pan "pan" y al vino "vino", y de tener que solicitar por burofax que cada cual, si algo le ha molestado, pregunte antes de dictar sentencia.

Porque no tengo que pedir perdón cuando el feedback viene envuelto en malos modos, y porque creo que cada cual siempre puede recurrir al bonito ejercicio de matarse a pajas, fumarse las macetas y trabajar su inexistente tableta de abdominales antes de emitir un juicio precipitado, erróneo y gratuito sobre cosas que, dicho sea de paso, no tiene ni la más puñetera idea. 

Y ahora, con vuestro permiso, seguiré mis propios consejos. 

Comenzaré con las macetas.

Me aburres

por buscar con tu omnipresencia no sé qué atención perdida;

por traducir en palabras de otros sentimientos dudosos;

por comprar una razón siempre compartida, nunca unilateral.

Por abrazar el exceso,

hacerme perder el tiempo

y ser un arma sin filo.

El tiempo, al que definen

los que saben como la mejor de las medicinas. Y no hablo de unos cualquieras, no señores, sino de los que saben mucho, muchísimo, los mismos a los que uno no encuentra tan a la ligera y quienes son una maravilla en eso de definirlo todo. Sí, sí, sí, el tiempo, que permite, por ejemplo, que te vea de manera tan sumamente distinta de como solía hacerlo. 

El tiempo, que además es relativo. Esto mismo está escrito en los libros donde se escriben las cosas, junto con otras tantas verdades que sería imposible de enumerar y que además no me viene en gana. Por eso cada vez me extraño más ante un espejo, y la distancia entre nosotros se dilata más a cada instante.

El tiempo, amigos míos: un viaje sin retorno. 

Una página en blanco.

lunes, 21 de noviembre de 2011

La chica distraída (por el mapa azul)

Lo cierto es que eran momentos de nervios: saber que media España te estaba viendo y procurar estar estar estupendísima a los ojos de ese chico con el que no terminas de ponerte de acuerdo para decidir quién de los dos compra los condones. Andabas desubicada, pero por suerte te reencotrabas con tu entorno cada vez que el resto se arrancaba por bulerías con unas palmas hacia su líder. Ahí eras tú, con tu melena bailando entre tu espalda o asomando por tu hombro izquierdo, coherente con tus convinciones políticas. 

Es normal, lo sé. Es desconcertante saber que tu partido ha perdido unos 3 millones y medio de votos, y que al rival no sólo le iba bien con mantenerse sino que va y gana 200.000 para el zurrón. Es lo que tiene no decir nada en campaña: que no mientes. Lejos de ti, en otras sedes, los pobres gritaban por el consuelo de verse un poquito más reflejados en el pastel, pero sabes (como yo) que es absurdo, porque dirán (y harán) tanto con 8, 10 ó 20 diputados que con 2. Nada. (Es lo que tiene, también, este sistema.) Tendrán más minutos ante el micrófono, eso sí, lo que aprovecharán sin duda sus compis para consultar sus twitters en los smartphones que generosamente les pagamos, y los periodistas, más contentos.

Pensabas, sin duda, en estos tiempos tan... ellos, ¿verdad? Sí, te entiendo. ¿Qué decir ante este descalabro, y tú en el epicentro del mismo, estupenda y compungida? Como buena perdedora, seguro que en tu fuero interno deseaste a su vez suerte al rival, como todos. El eterno contricante, que más allá de saltar en el balcón y autoconsolarse con eso de que a la tercera va la vencida, necesitará tus ánimos y los míos para echarle un capote al toro que le ha tocado.

Terminó el químico de hablar, por cierto, y lejos de presentarnos, como buen alquimista, la fórmula para transformar las personas en papeletas, se despidió de vosotros con besos a medias, sonrisas forzadas y una jubilación forzosa a la vuelta de la esquina. Le diste un muac muac, y tú encantada. Te retiraste a tiempo del follón y le enviaste un whatsapp a tu chico.  Le dijiste, convencida, que anoche no tocaba, pero que tuviese preparados dos o tres gomas sabor a fresa para la noche del hoy, que el día después siempre apetece y, con un poco de suerte y algo de imaginación, tendréis algo bonito que celebrar.

viernes, 18 de noviembre de 2011

Tiempo muerto

- ¿Estudias o trabajas?
- No, yo es que soy español.

Viendo casi cualquier programa de entretenimiento en televisión me recuerdo a mí mismo por qué vivo relativamente tranquilo no dedicándome al medio. Desde dentro es otra cosa: los focos, el autocue, las prisas, la escaleta, la rotación de cámaras... Mola. Pero en casa... ¡ay! En casa es bien distinto. Porque hacer tele, ese gran invento, no es otra cosa que el arte de rellenar minutos con nada, dilantando lo que perfectamente podría durar 10 minutos para que te quedes cerca de una hora dando descanso a tus neuronas. 

Yo no pido nada raro. Persigo tener la mente despierta, el estómago lleno y el corazón contento, como la mayoría. Pero me jode que me hagan perder el tiempo, que para eso ya me valgo yo a diario. La mayoría de vosotros, estudiéis, trabajéis o hayáis nacido por aquí cerca, sabréis de lo que hablo.

miércoles, 16 de noviembre de 2011

Coches

- Oiga, he perdido una rueda. ¿La ha visto?
- ¿Es redonda?
- Sí.
- ¿Negra?
- Exacto.
- Pues no, no la he visto.
- Vaya por Dios.

Ya pueden venir quince meses consecutivos de caídas en las ventas, o que el parque de vehículos con más de 10 años de antigüedad ya supone el 45% del total. Sigue habiendo demasiados.

Los garajes están repletos a cualquier hora, las carreteras siguen atascándose según las horas y, hoy por hoy, una calle donde es "fácil" el aparcamiento será aquella que goce de seis o siete huecos dependiendo del día. Pero es que es normal, si desde niños nos volvemos locos con todo aquello que hacer run run y pedimos Rayo McQueenes a los reyes sin aún haber aprendido inglés. 

Somos así, nos mola lo simple: restregar ruedas por los armarios y dar patadas a un balón. Los chupetes de hoy serán los nosotros del mañana, y repetirán nuestros mismos errores. Por eso las autopistas serán cada vez más numerosas y más anchas, para poder llevarnos a 10 km de nuestro retiro espiritual a por el periódico de los domingos, y a 40 de nuestro verdadero hogar: el trabajo. 

General Motors es la primera responsable de que, por ejemplo, L.A. sea una pista de asfalto de 100 km cuadrados. Ya ha ocurrido antes. Así, frente a ideas brillantes del tipo: "el ladrillo nos volverá a sacar de la crisis", no estaría mal que dedicáramos nuestros cinco minutos de relax postcoital a dejar a un lado el cigarrillo y pensar qué coño podemos hacer para poner un granito de sensatez ante tanto y tan mal hecho.

Amén.

martes, 8 de noviembre de 2011

La conciliación

Pocos conceptos tan echados en falta en estos tiempos, en los que (por ejemplo) corres el riesgo de ser etiquetado de vago si sales a tu hora del trabajo. Porque el que concilia encuentra la tierra de nadie entre dos realidades que son opuestas a priori, y edifica en ese espacio un proyecto válido para ambas partes. Y qué bonito. Y qué difícil. 

Es uno de tantos dramas de la vida moderna: lo de no ver la luz del sol más allá de los cristales de una oficina o delegar tu vida social a la agenda del Outlook; y claro, uno se pregunta que si después de miles de años con ensayos, errores, más ensayos (y muchos más errores) en esto de salir adelante, esto es lo que nos toca, triste recompensa la que nos hemos regalado. 

Triste, también, quien confundió modernidad con progreso, pues siempre lo ha dicho mi padre: ¿qué tendrá que ver los cojones para comer trigo?






domingo, 6 de noviembre de 2011

Nunca me aprendí tu cumpleaños,

y durante un tiempo hasta evité tus llamadas. Pero eso no ha impedido que hoy vengas a mi memoria y se me dibuje una sonrisa al redescubrirte entre tantos recuerdos.

sábado, 5 de noviembre de 2011

Bonus (...)

Cerebro: aparato con que pensamos que pensamos.
A. Bierce

Efectivamente, si todos fueran como yo no habría atascos a las 7 de la mañana, ni las aceras estarían llenas de mierda, ni haríamos largas colas en las cajas de los supermercados. Los concesionarios de coches cerrarían, al igual que la empresa que me da de comer, y no existiría el Corte Inglés. Por suerte, no todos son como yo: llegaríamos a 10 millones de parados. 

Es parte de la cadena, porque junto con la vacuna de la varicela nos meten vía intravenosa algún suero mágico que nos incita a hacer estupideces a las que dotamos de un falso sentido. Y ojo, hacer estupideces no es malo, au contraire!, el ser humano es tan maravillosamente complejo que se permite el lujo de hacer cosas tan absurdas como tropezar x veces con piedras & Co., partirse de risa o rozar tus labios sin atreverse a anunciarlo. Lo malo es lo segundo: lo del falso sentido. Por eso hay que escuchar más a los niños (y a los borrachos), que dicen grandes verdades y se permiten el lujo de ser libres para hacer lo que les venga en gana sin sacarse de la manga un porqué. 

Entre las burradas que hacemos, que hemos hecho y que seguiremos haciendo está comprar aquello que no nos podemos permitir, y trincar de nuevo lo que ya tenemos (y sí pudimos permitírnoslo) porque así está escrito en nuestro cuaderno de viaje. Habrá a quien le mole el tema, quien sufra de fácil estimulación pezonil al desenfundar su Mastercard y luego encuentre consuelo en tomarse un Manhattan contemplando su fondo de armario. Por suerte para el resto (insisto) yo no soy así.

Bienvenidos, pues, al blog de un sobrado que os descubre (angelitos) por enésima vez el capitalismo, ese gran invento que llevado al extremo se ha revelado contra sí mismo a costa de gilipollas, espabilados e ingenuos (cada uno que se ubique donde le venga en gana). ¿El resultado? Unos se llevaron los bonus y otros los puntos suspensivos que habitan dentro del paréntesis, que es lo mismo que no decir nada, y en la nada (como dije y dijiste) cabe todo. 

Lo peor de ese todo, me temo, vendrá cuando volvamos a caer en la jodida trampa de siempre, y es que ya puestos a cometer estupideces, prefiero eso de reír o besarte a lo de recrearme una y otra vez en mis propios errores.

domingo, 30 de octubre de 2011

Zancadillas

Tras repetidas zancadillas, te acercaste y me dijiste: "Tienes más paciencia que el santo Job". Tú, a quien siempre tuve un cierto respeto. 

Las zancadillas continuaron (nunca se terminan de recibir), pero sostengo la misma respuesta que te di: "¿Y qué quieres que haga?". 

Entonces me sentí ganador en una batalla que ahora identifico como estúpida y, tal vez, inexistente. Arrebatos de adolescencia, supongo, en los que uno proyecta en el débil su propia impotencia. Cierta humildad no viene mal en otoño, though, y si viene acompañada de confianza en un mismo, el cóctel sería irresistible; pero tengo que ser cuidadoso con el lenguaje: las palabras mal empleadas son capaces de reescribir nuestro pasado, y sigo siendo consciente de lo mucho que aún me queda por aprender. 

Tantos años después, las guerras se visten de Gran Hermano, me he redescubierto como el niño serio e introvertido que nunca dejé de ser y hay ciertas películas que siguen tocando (a ratos) las teclas adecuadas. Poco queda por inventar. Por eso, cuando escucho que aquellos que vieron en su bandera un motivo por el que matar dejarán de hacerlo, recuerdo las zancadillas. Las mismas que demostraron lo equivocados que estaban, las que asumí como un motivo más por el que levantarme una y otra vez, y no pararme en el camino.

La otra máquina de café

Sólo me he visto a mí apostando por el café de esa máquina.

No entiendo.

Lo cual me lleva a la siguiente reflexión: son los detalles más ínfimos los que determinan nuestras decisiones, aunque dichos detalles sean cuestionables y, cuando nuestra exquisitez anda de oferta, hasta inexistentes.

Coro/Escultor/Tornera

Estás cumpliendo un sueño... justo ahora, a medida que escribo estas líneas. Mas tenlo presente: el mérito es sólo tuyo (de nadie más). El resto aquí estamos para lo que buenamente podamos, y si estamos es porque das tanto o más de lo que recibes, y si así no fuera, igualmente lo mereces. Nosotros, hormiguitas, que suelen callar ante las lágrimas de otra persona, tienen también presente lo mucho que has luchado por esto, y nunca pierden la esperanza de seguir viéndote subida a un escenario y demostrando lo muchísimo que vales.

Hurra por tus compañeros. Hurra por ti.

Campanas

Se oían campanas al regresar, y la sensación era placentera. (Tú, inteligencia y contradicción a partes iguales, tal vez sepas a qué me refiero.)

Porque vivimos tiempos rellenos de vacío, sin más ni más que una compensación caduca e inmediata, carente de todo efecto residual. 

Porque ese sonido, tan dulce y eterno, abre las puertas a la esperanza y deja a su vez un palmo al cerco por si, aprovechando las fechas, se quiere colar algún espíritu perdido.

miércoles, 19 de octubre de 2011

Primer aniversario

¡Desnudémonos, untémonos mantequilla y soplemos la vela! (En ese orden, por favor.) 

Hoy cumple este blog su primer añito y una efemérite tal hay que celebrarla... Y es que uno nunca sabe en lo que se mete, y lo que surgió un buen día por aburrimiento ha degenerado en esto que algunos (inexplicablemente) leéis de vez en cuando. mardeland, en cualquier caso, llega al ecuador de su vida con las ganas intactas por seguir adelante y trabajar en su otra mitad. Y aunque tardó en arrancar, luego creo que ha encontrado una cierta dinámica a la hora de renovar su escaparate.

En todo este tiempo he recibido visitas procedentes de diez países distintos (algunos tan sorprendentes como Irán o Malasia), desde ocho sistemas operativos disferentes (nunca pensé que hubiera tantos) o a través de un total de nueve gestores de Internet (idem).

Uno nunca sabe por qué tropieza alguien con esta página. Tal vez hablar del Asperger o escribir "pene" en vez de "pena" sean viejos (e infalibles) trucos hasta para los motores de búsqueda más sofisticados de Google. La entrada más vista, con diferencia, es "Os oigo", y de nuevo uno tampoco aprendió el marketing necesario para entender los motivos.

El caso es que está bien. Esto. Todo. Lo de contar bobadas, soltar lastre y hacer de rana Gustavo en noches de luna menguante. Es jarabe para el alma a veces, y otras un mero ejercicio para demostrarse a uno mismo que la magia existe, porque no hay mayor ilusión que la de teneros, sean cuales sean las razones, como lectores.


domingo, 16 de octubre de 2011

Una buena sotana

Mi abuelo no dio la talla para engancharse en la Policía Armana desde la mili: le faltaron 6 centímetros y una buena sotana que le recomendara. Como no tenía oficio ni beneficio, la idea era meterse donde pudiera, y a los de la Guarcia Civil (los desertores del arado) les tenía cierta inquina desde pequeño. 

De vuelta de Badajoz, trató sin suerte de colocarse como guardia de arbitrio en Alcalá. El examen lo hicieron tres personas y consistía en: un dictado, una lectura, una multiplicación y una división. Por aquel entonces lo normal era ser analfabeto, y si encima eras mala persona te colocabas en primera fila para una medalla o una hostia (con h). El caso es que uno de los tres aspirantes se retiró nada más ver el papel: "Yo para esto no valgo...", y el otro parece ser que se equivocó en las cuentas. "Ya está", pensó mi abuelo, "la plaza es mía". No contó con que, a falta de matemáticas, bien sirve tener como hermana a la sirvienta del alcalde, así que de nuevo se acordó del cura y de la madre que lo parió.

No le fue mal, la verdad. Entró como guarda de noche en el Silo y allí se quedó para los restos, colocándose como ayundate de maquinaria y sucesivos grados de oficial. Se esperaron a su jubilación para ascenderle a maestro, ya veis. Con eso se ahorraron subirle el sueldo y despedir como se merecía a uno de tantos, que supo ganarse el pan siendo más o menos honrado. Con lo difícil que es eso.

Evolución

- ¿Alguna vez has pensado en el futuro?
- Para eso queda mucho tiempo.

sábado, 15 de octubre de 2011

Nuestro lugar en el mundo

En cada entrevista me preguntan lo mismo. ¿Por qué estudiaste la ingeniería? Supongo que quieren escuchar un discurso bien estructurado y unas razones que pongan cachondo a cualquiera que pase por allí, pero lo único que se me ocurre es devolverles la pregunta: ¿tenía usted claro qué estudiar con 17 años? Yo no.

Es complicado evaluar si me arrepiento o no de haber estudiado esa carrera. Me duele más bien el no haber sido alguien comprometido con aquello a lo que regalé algunos años. No supe reaccionar a tiempo, supongo, por miedo, pereza, compromiso hacia una decisión adquirida y, sobre todo, por inercia. Me limitaba a ir a clase, a estudiar unas semanas antes de exámenes y a sacar hasta buenas notas. Es lo que se me daba bien y lo que hasta entonces siempre había hecho, pero uno rara vez percibe la dimensión de sus actos en el presente, y necesita de cierta perspectiva para darse la vuelta y no convertirse en sal. Lo que siempre escuché, eso de que es una época donde nos jugamos más de lo que creemos, cobra entonces su sentido, y das la razón a quien dijo que somos esponjas deseosas por encontrar nuestro lugar en el mundo.

Yo lo fui (esponja) y por suerte todavía creo serlo los días pares. Sigo buscando el lugar, though, como dice la canción, y creo también que no hay que perder de vista las flechas que, aparte de señalar el camino, nos susurran al oído que nunca, pase lo que pase, hay que dejar de caminar.

15O

En estos momentos la Puerta del Sol, como otras tantas plazas en miles de ciudades de todo el mundo, está colmada de indignados, y en unos minutos sonará la Novena Sinfonía de Beethoven, canto universal al tiempo que himno de la Unión Europea. 

Se agradece, ¿no? Que cada uno, con sus medios y desde su particular tarima, no deje de gritar contra aquello que confronta con su modo de pensar y, en ocasiones, con el común de los sentidos. Evidentemente, yo no estoy allí en estos momentos, pero alguna que otra manifestación llevo a cuestas. No me entusiasman, no creáis: eso de repetir lo mismo que la voz cantante, o lo de escuchar cosas que (ok) compartes frente a otras que (ko) discutes. (La masa es lo que tiene, que recuerda a un rebaño y suprime de un plumazo la crítica individual.) Sin embargo no puedo más que apoyarlas, porque son los latidos de una sociedad que evita la parada cardiaca, empujan a pensar que no todo está perdido, y recuerdan que "público" y "pueblo" comparten un origen común.

Volviendo al sordo y a su música, será un acto emotivo en el que, espero, los allí reunidos cedan la palabra a unos compases que rezuman esperanza (en minúscula) hasta en sus silencios. Y con eso me quedo, con un optimismo costoso nacido de personas que, cinco meses después, se resignan a permanecer calladas.

viernes, 14 de octubre de 2011

Odio esos anuncios

en los que a partir de una conversación a dos surge la empresa que tanto nos hace falta. ¿Cómo pudimos vivir bajo el velo de la ignorancia? No estábamos hechos para tanta oscuridad y entonces cayó del cielo la Divina Providencia en forma de amig@a sabelotodo que, casualmente, lleva encima la receta para sanar nuestra herida y el número de teléfono de ese sitio, firma o marca de profiláctico que nos va a cambiar la vida. Y su voz... tan cantarina y penetrante que desearías llevártela contigo a un bingo. Y su ocurrencia... digna del mejor comercial que trata en vano de embaucarte creyéndote más tonto que su pareja.

Odio esos anuncios, como odio a quienes no saben mostrarse más allá de una sonrisa fingida, un traje bien planchado o una frase de libreta. Quienes no transparentan al actor tras el personaje, y se saben profundamente vacíos pero envueltos en papel couché.

jueves, 13 de octubre de 2011

Prostituir la idea

Pues sí, no son estas aguas las más adecuadas para enlazar con nada, sino más bien un rincón al que uno accede libremente a remar en círculo, o a dejarse llevar por la marea. Todo lo que no sea así es prostituir la idea.

Y entonces pongo coto a la libertad.

Y más tarde me contradi(e)go.

miércoles, 12 de octubre de 2011

A unos 330 grados,

siguiendo el sentido de las agujas del reloj, te encuentro casi siempre concentrada frente a la pantalla, y algo me seduce de tu rostro (será que siempre me incliné por las morenas) y de tu forma de hablar, con ese acento extranjero tan bien disimulado. Me pregunto entonces qué es lo que me llama la atención de una persona (más allá de una belleza imperfecta o un gesto acertado), etiqueto la incógnita junto al resto y añado un +1 en la maleta de los enigmas pendientes de resolver, justo al lado de aquel sobre si los peces son mudos, y de ese otro sobre el porqué de las telas de araña.

martes, 11 de octubre de 2011

Anoche

me acosté con cierta tristeza, la motivada tras ver una película en la que salen a la luz sensaciones tan cercanas como la de no creerse merecedor de algunas cosas. 

Es pesada la carga, y hay días en los que (además) retrasa algo el sueño.

domingo, 9 de octubre de 2011

Gasto vs. Inversión

No hace mucho un arquitecto danés (de los que te encuentras fácilmente en el ascensor) me comentaba sorprendido que, pasando por el campus de la Universidad de Navarra decidió entrar a sellar su credencial de peregrino, descubriendo que... ¡era privada! Claro, le dije: en España hay muchas. No satisfecho con mi brillante feedback, me explicó que en Jutlandia la educación era pública, sólo pública y nada más que pública.

¡Qué envidia! Pensé. Yo he estudiado en colegio concertado, instituto público (el mismo donde este curso hay cuatro docentes menos que en el pasado y se han perdido varias optativas), universidad pública y privada, y recuerdo los años del segundo como los mejores. Cosas de la edad.

De pequeño estudiaba en clases de cerca de cuarenta alumnos, sin más ni más que un pupitre, un bolígrafo, un cuaderno y un tipo mayor que te hablaba desde lejos. Y no me fue mal del todo. Tal vez sea por eso que defienda lo simple, eso de que educar no consiste ni más ni menos que en alguien que quiere enseñar, otro que quiere aprender y un medio adecuado para hacerlo. El resto son, en mayor o menor medida, chorradas.

Y es lo que hablábamos el otro día. Si aspiramos a ser mejores cada día, démosnos las mismas opurtidades a todos para que lo seamos, porque ahí radica la verdadera igualdad (de oportunidades), y no en ser iguales (porque no lo somos). Si hemos logrado que una  persona de pocos recursos pueda acceder a las mismas medicinas y al mismo conocimiento que otra de posibles, no desandemos ahora lo andado. Público y gratuito no son sinónimos, así que no nos dejemos engañar por demagogias de rastrillo, caretas de terciopelo y dobles tablas de medir. Algunos, aunque muy listos no hemos salido, tontos tampoco somos.

sábado, 8 de octubre de 2011

La manzana

Lo cierto es que no me suelo hacer eco de otras pérdidas, igualmente valiosas (probablemente más merecidas), pero los visionarios siempre me han llamado poderosamente la atención, y el mundo (de repente) se rinde a los pies de quien siempre fue un paso por delante del resto. De quien, seguro, le estará dando vueltas ya mismo a cómo hacer del Cielo un mundo mejor. O al menos, más moderno.

miércoles, 5 de octubre de 2011

Money

Y es que es extraño el concepto. Una combinación numérica aleatoria en una libreta de ahorros, (casi) sólo eso. El dinero adquiere entonces el valor que tú le des a aquello que compras, y sobre esta base pasa a ser algo relativo, como bastantes de las cosas que nos ocurren y a las que, inevitablemente, damos importancia en la medida en que nos afectan. 

Mucho se arregla con una cifra sustanciosa en tu cuenta, sí, o con otra tanta metida bajo el colchón, ganada a base de clases, chapuzas y demás encargos, pero como siempre ocurre, hay un más allá bajo la forma de nombres y apellidos, amaneceres y conceptos metafísicos, que endulzan algo más los minutos y dan más sentido a eso de que no hay que vivir para trabajar, sino todo lo contrario.

sábado, 1 de octubre de 2011

Tienes razón,

no doy saltos de alegría. Es un paso dado, que no es poco, pero no albergo planes de futuro más que conmigo mismo, ni a nadie cerca con quien discutir por el color de las cortinas.

Estoy contento, though. Feliz por el logro y siempre (como hasta ahora) con la incertidumbre a cuestas por el qué vendrá. No puedo pedir más.

viernes, 30 de septiembre de 2011

Unbalanced

Tienes más experiencia que yo en casi todo: cuestión de edad. Y por descontado tu inteligencia, desbodante, viaja por otros senderos que la mia, desbordada. Por eso te pregunto si entiendes todo esto, tú que todavía crees en un mundo mejor, y cuya inocencia aflora tras tus X recién cumplidos.

Tú, cuyo signo es la balanza, sabes mejor que yo que en lo que te rodea siempre hay un plato más bajo que el otro, y mientras 1.000 millones tiran su comida, más de 1.500 carecen de ella. Al escuchar (de nuevo) estos datos, algo tan simple como la Economía, que no es otra cosa que la administración del patrimonio, deja de servir al hombre para invertirse el proceso. Y, de repente, te das cuenta de que somos un poco más tontos de lo que queremos aparentar.

Habemus

A veces lo pequeño abre las puertas de algo más grande.


Habemus casa.

martes, 27 de septiembre de 2011

Salva a la animadora...

... ¡salva al mundo!

Por desgracia, a pesar de querer tener superpoderes y luchar en favor del bien, el mundo anda algo tocado a estas alturas, y más tras las últimas declaraciones de un trader con cara de buena persona. Esperad, ¿he escrito yo eso?

El caso es que el mozo, un hombre de posibles y buenas (o no) intenciones, ha revelado al mundo quienes son los verdaderos putos amos de todo esto: "Goldman Sachs gobierna el mundo". Está muy bien como titular, pero por desgracia podríamos sumar a ese nombre el de otros grandes grupos de inversión, cuyo oficio es crear dinero pero no riqueza.

Todos los que han comprado a la baja para rentabilizar su inversión son culpables de todo esto, así que no nos engañemos, los que salen en los mítines hablando sin decir nada no son los que dirigen el cotarro. Los buenos de verdad se guardan el asiento de al lado, la fila de atrás y un lugar en el Olimpo. 

Los otros, aunque ponen la cara para que les lluevan las críticas, forman parte de la servidumbre. Muy bien pagada, eso sí.

Google

Google cumple trece añitos hoy, un día antes que mi padre. Libra tendría que ser...

Y es que a veces una idea (a tiempo) vale más que mil palabras y otros tantos millones de euros. 

Eso es lo que, los que nos engañamos a nosotros mismos llamándonos creativos, nos repetimos día a día para burlar toda la mediocridad que nos rodea (y de la que, inexorablemente, formamos parte).

P.S. Mediocre: 
1. adj. De calidad media.
2. adj. De poco mérito, tirando a malo.

c

Los neutrinos son unos cagaprisas, ya nos lo habían advertido las personas inteligentes, pero hasta hace unos días no tuvo lugar un experimento que por primera vez cuestiona algo tan asentado en la física moderna como aquello de que no hay nada más veloz que un fotón (= luz) en el vacío. 

Y es que los jodíos neutrinos demostraron ser más rápidos que un flexo, y los científicos se quedaron con la misma cara que se me queda a mí al ver tu escote. Ellos (como entes inteligentes) reaccionaron de forma prudente, y lejos de alardear de un descubrimiento que cuestionaría algunos de los postulados de la relatividad general, lanzaron un SOS al mundo para ver dónde podría estar el error. Una humildad ausente en otros muchos ámbitos, mucho más necesitados de neuronas.

Y es que la ciencia ha avanzado así siempre: atacando a los cimientos de lo que parecían ser edificios sólidamente construidos. Eso no significa que de la noche a la mañana Einstein se equivocara (de la misma forma que la física newtoniana o la geometría euclídea se sigue estudiando en los institutos, para jolgorio de estudiantes); de otra forma no podría estar escribiendo en este blog, puesto que las comunicaciones vía satélite o la tecnología GPS son sólo algunas cosillas del día a día que le deben mucho a la visión de la realidad arrojada por el tío que nunca se peinaba... Pero si se confirmara el fenómeno, sin duda nos ofrecería una llave hacia posibilidades tan maravillosas como la de poder viajar en el tiempo hacia atrás (hasta ahora sólo se preveía la posibilidad de viajar "hacia adelante") y, desde luego, nos confirmaría que esa malla tan intrincada como es el espacio-tiempo y que vuelve enloquece a las mentes más brillantes del planeta... es más díficil (todavía) de entender de lo que parecía.

lunes, 19 de septiembre de 2011

La espera

Con los años uno mecaniza mucho de su día a día, y por ende mucho de lo que le sucede en intervalos más amplios. Entiendo que forma parte de un aprendizaje que deriva en eso que llaman experiencia. La experiencia coincide a veces con la pérdida de la sorpresa y con el cansancio, y entonces un buen lunes uno aprovecha la espera ante una máquina de café para decirse a sí mismo: "necesito nuevas experiencias".

Pero claro, puede que lo que uno interpreta como nuevas experiencias no sean en realidad tan nuevas, y una vez cumplidas se plantee el hecho de que no era para tanto, y pida más, y caiga en un bucle eterno sin mayor salida que la que uno se quiera dar a sí mismo a modo de mentira.

Y es que vivimos rodeados de rutina. Está en nuestra condición, pero aparte ni mente ni bolsillo alcanzan de continuo a ofrecernos motivos para escapar de ella. Supongo también que es un problema de actitud ante las cosas, un abandono paulatino de "loquefuera" que nos hacía creer de pequeños que un árbol abandonado eran mil otras cosas a un tiempo. Experiencia, madurez, estupidez creciente... llamadlo X. 

La incógnita, en cualquier caso, de una ecuación de difícil solución, por muchas matemáticas que se aprendan.

jueves, 15 de septiembre de 2011

El cauce

Lo comentaban en la radio: el caso de un chico que en época de crecidas se lanzó al río con un préstamo de 300.000 euros, y tan alegremente se lo concedieron como él se lo gastó en la casa, en un coche, en un… Ahora (que el río va más bajo) se encuentra con que no puede costear la hipoteca, alquilar el inmueble (a precio de hoy) no le alcanza para ir pagando las cuotas y para colmo le han quitado horas en su trabajo (= cobra menos). Si lograra vender el piso al precio al que se lo acaban de tasar, seguiría debiendo 100.000 euros al banco (= mal asunto), con lo cual sólo le queda esperar a:

- Que gane el Euromillón.
- Que le embarguen.

Y es entonces cuando nos acordamos de comprobar la profundidad de la piscina antes de tirarnos de cabeza, no sea que nos abramos la crisma (= lo que nos decían nuestros papás cuando éramos minipinkis).

martes, 13 de septiembre de 2011

Martes y 13

Naciste un martes y trece.

Tenía razón tu madre.

Y yo la bendición de que seas la mía.

P.S. Felicidades.

El primer día (desde el segundo)

Y todos los escolares cantamos (en nuestros recién estrenados pupitres):

I don't want to grow up,
I'm a Toys'r'us kid.
There's a million toys at Toys'r'us
that I can play with!
From bikes to trains
to video games,
it´s the biggest toy store there is!
Gee whiz!
I don´t want to grow up,
cuz baby if I did,
I wouldn't be a Toys'r'us kid!

domingo, 11 de septiembre de 2011

Vulnerables

El día en que muchos de nosotros nos supimos vulnerables no tenía gran cosa que hacer. Hacía menos de una semana que acababa de volver de Inglaterra, donde pasé un verano que todavía recuerdo con una sonrisa en los labios. Retrasé algo mi regreso, tras decidir que valía más la pena hacer turismo en Londres que el esfuerzo por tratar de recuperar una asignatura de segundo de carrera (que suspendería igualmente). 

Acabábamos de comer mi madre y yo, y malgasté la sobremesa tumbado en el sofá del salón, haciendo zapping en una televisión totalmente inundada de imágenes made in USA que no supe digerir como reales. Es mi reacción ante lo incomprensible (ante el horror de una barbarie): fingir que no ocurre nada, alejar la mente de mi cuerpo, ponerme una película y esperar. No sé a qué.

No es una gran historia que contar si me preguntaran qué hacía yo durante los ataques del 11S, lo reconozco, pero es lo que hay. Diez años después, uno coge perspectiva, sigue aprendiendo a mirar a su alrededor bajo la pérdida de la inocencia, y lo único medianamente ingenioso que le viene a su cabeza es aquello del "ojo por ojo, y todos tuertos", que ni si quiera es suyo.

Creatividad marchita en una tarde de domingo, en la que la vida sigue incluso para aquellos que sobrevivieron.

viernes, 9 de septiembre de 2011

La patente olvidada

Sé que pedirte que no me cuentes tantas cosas a las dos de la mañana es como suplicar a Maná que no incluyan la palabra "amor" en todas sus canciones. Sé también que son horas en las que quien trabaja en solitario busca a quien se finje desvelado para llenar su vacío. Y sé por último que todo lo que escucho es verdaderamente interesante, pero falla el lugar y sobre todo el momento.

Con una copa de más, exceso de calor y al borde del mareo bajo un tubo fluorescente, me da la impresión de que tras esa imagen de vigilante se esconde una mente privilegiada, y hablas de tiristores, bujías y condensadores de flujo (¡Socorro, McFly!) de la misma forma que yo les descubro a mis alumnos el maravilloso mundo de los quebrados. Y uno se pregunta qué pudo impedir que tus ideas, tus inventos y tus conclusiones nunca buscaran reconocimiento y fama algunos, por qué nunca se te ocurrió vivir bajo el éxito de tus patentes, y cómo el resto perdimos una oportunidad de vivir en un mundo mejor.

jueves, 8 de septiembre de 2011

Déjà vu

Ya lo he vivido antes: esa especie de euforia contenida cuando te ofrecen un trabajo nuevo. Así que seguiremos conteniendo, que todo lo que empieza tiene un final y se trata ni más ni menos de aprovechar el intervalo.

P.S. Ya era hora.

martes, 6 de septiembre de 2011

La vuelta al cole

De nuevo aquí, algo más jodones (a ratos) y con esa sensación antiarrugas de que septiembre esconde novedades a las que abrirse sin pestañear a costa del jet lag mental que siempre nos crea el volver de las vacaciones. ¡Toma oración! 

Tampoco desconectas del todo, no os creáis: vas, vienes, no terminas de cerrar la maleta y tu cuerpo ya no sabe sobre qué colchón descansa. Tienes la cabeza en otras cosas y entre matemáticas e inglés te descubres sentado ante la misma pantalla de ordenador que te mantiene en vela durante el resto del año. Oh, shit! Si aún no te ubicas, basta encender la tele a eso de las 15:13 y ver cómo niñitos tan majos, todos de su padre y de su madre, berrean como jabalíes en su primer día de clase... Entonces lo sabes: ¡arranca el nuevo curso!

NIÑITO MAJO - ¡Buahhh, buahhh! (= ¡Matadme de una vez, cabrones!)
MAESTRO - ¡Oh, pobre! (= ¡Es hijo de Satán...) Si aquí estarás divinamente... (= ... pero conozco el exorcismo adecuado!)
PADRE - Anda, anda, Jorgito, ya verás lo bien que te lo pasas. (= Y a mí deja de jorderme hasta las 20 h, ¿eh?, que hartito me tienes)

¡Qué recuerdos! 

Cuando uno surcaba los pupitres en busca de nuevas caras y cruzaba los dedos para que le pusieran con la guapa de la clase. O cuando decidías que dos centímetros de lápiz ya eran excusa para comprar uno nuevo, y desempolvabas el viejo compás que llevaba años habitando en tu cuarto. Pero lo más divertido era cuando caía algún libro de texto nuevo... ¡y lo forrabas! Curiosamente, esto ocurría con una frecuencia inversamente proporcional a las velas que iban cayendo, ya que viví unos años en los que todavía se seudorespetaba el material heredado del hermano mayor y los profesores tenían a bien dictar apuntes y repartir fotocopias. Para suerte de libreros (que hacen su agosto tardío) y desgracia de todo lo demás, algún iluminado MBA en marketing tocapelotas dijo que el Saber cambiaba de pantone (o editorial) cada doce meses, y el resto a poner el culo.

domingo, 28 de agosto de 2011

Juventud

Divino tesoro. 

Ver a todo ese colectivo en el parque del mismo nombre ponerse hasta las trancas es algo que siempre me recuerda a los tiempos en los que no había preocupaciones, y se convierte año tras año en una foto en la que sólo cambia quien la observa. Pero no, yo también me resisto, oye, y me bajo mi botella de ron, mis hielos y echo un rato (a falta de pinchito) en la hierba, haciendo bueno el mito de que los jóvenes sólo sabemos (sí, me incluyo) beber. 

Mentira.

Imágenes, insisto, como la de anoche, la de anteanoche, la de anteanteanoche... no ayudan a corregir el dicho, que no obstante encierra parcialmente una verdad como un templo. Y me consuelo al saberme valedor todavía de poder cerrar las peñas el último día de ferias, aguantar más que otros y que las canas no me hayan quitado las ganas de subirme a las tarimas. Sí, ya no me lío la camisa a la cabeza mientras me hago fuerte en el dance floor, pero vaya. Lo malo viene después, cuando tras sortear los ríos de orina que inundan los alrededores de mi portal despierto al día siguiente con la eterna promesa de no volver a beber tanto, que el oxígeno da vida y la quita (eterna paradoja) y a los que andamos algo oxidados se nos ve el plumero tras la capa de maquillaje.

miércoles, 17 de agosto de 2011

El nombre de los árboles

Resulta fácil escribir bajo la sombra de una pérdida, así que no me otorguéis ningún mérito por hacerlo ahora, tras tantos días. Se han acumulado los temas, es cierto, los he apilado tras ese sofá pendiente por trasladar, y de repente una llamada como tantas otras hace que desempolves la capa de la pereza y te den ganas a retomar una rutina que surgió como propósito y creció hasta la necesidad. 

Es cierto, me costó verte bajo el maquillaje. Tenías la cara hinchada y el gesto sereno, muy al contrario de como te recuerdo, siempre tan delgado y con una sonrisa (o una copa) de más. El resto aguardamos fuera, echando algún cigarro y hablando (poco) de cosas triviales. El paraje era bonito, de esos en los que en otro contexto te apetecería dar una vuelta y digerir de forma más relajada cómo la luz del atardecer recorta la silueta de unos árboles de los que apenas si conoces el nombre.

En noches como la de ayer, en cambio, simplemente estás, que no es poco, apenas te mueves del lugar y piensas en cómo encarar el gesto de dolor de unos y otros. Te enciendes otro cigarro y das gracias a que a uno le dejen fumar aún en ciertos rincones. Te preguntas qué harías tú en estos momentos, y no es difícil imaginarte en el bar, brindando por los que ya no están con una cerveza, o tal vez con algo más fuerte.

Sombreros de colores


"Ya están aquí", como escribió el guionista, y los ves a todas horas, haga sol o haga más sol, en grupo o agrupados, con mástil o con bandera. Llegaron para no quedarse, pero sí para dejarse ver, tan contentos ellos. Y qué envidia, ¿no?, matando juntos las horas y conociéndose y compartiendo su fe y encontrando experiencias y esas cosas. Y qué envidia, insisto, yo que no distingo entre la curia y los curiosos, o tal vez sea que ambos me importan poco, o sea, nada. Pero lejos de polémicas de si ruta por aquí o por allá, confrontación de libertades, choque de opiniones, ostentaciones varias, hipocresías muchas y descuentos discutibles… que cada cual se lo pase teta, que para eso habrá venido. Yo, como decíamos ayer: 

- ¿Vas a ir a ver al Papa?
- ¿Yo? Que venga él a verme a mí.

Y si alguno, entre tanto joven y tanto idioma extraño, decide enamorarse por unos minutos, sin duda optará entre la abstinencia y la cópula carnal a pelillo, sin mariconadas. Y si luego viene el bombo, ellos pondrán los platillos.

El rayo de luz

Con su brillo menguante y el ladrillo taponando cualquier otra fuente imaginable, la luz del noveno de la torre cinco se filtra sola por mi ventana, trazando un hilillo sobre la colcha que insinúa la silueta de una bolsa improvisada y los pliegues de una camiseta huérfana de mi cuerpo. La fotografía perfecta para una noche de amor inexistente, que me anima al descubrirme (tantos años después) fijándome en esas cosas.

martes, 9 de agosto de 2011

Cita previa

No era mi intención darte una charla sobre la progresiva deshumanización en los canales de información de atención al público, ni qué método es mejor o peor para el para dar cita previa, pero estaba en plan tocapelotas y no sé muy bien qué camino llevamos, ni si es el más adecuado, ni si se quieren dejar atrás otras alternativas (más sencillas, más directas) que sean en verdad un avance y no un retroceso.

Futuro

El domingo falleció un vecino mío, el mismo que llevaba meses sin salir de casa debido a un cáncer demasiado extendido que, entre otras cosas, le había hecho perder un ojo. Tenía 60 años, y no merecía morir. Nadie lo merece.

Sucesos así ayudan a reubicarte constantemente, a plantearte por enésima aquello que te rodea y todo lo que está por llegar, a pesar de tratarse de algo más que anunciado. Y es que tienes razón, nunca sabes cómo vienen las cosas, y tampoco hay un recetario personalizado que te explique muy bien cómo afrontarlas. Aprendemos, sí, pero parece que sólo estamos aquí para aprender y aprender sin más, y para cuándo poner en práctica todo aquello que nos quedó a base de bofetones.

Leo hace un montón de días la noticia sobre el último deseo de una niña que, repentinamnete, fallece poco después en un accidente...

http://es.noticias.yahoo.com/blogs/gaceta-trotamundos/el-ltimo-deseo-una-ni-calmar-la-sed-131842198.html

... y vuelves a ser consciente de los muchos contrastes de las cosas, cuando millones de niños mueren de hambre en Somalia en cuestión de semanas, cuando seguirán muriendo después de que sea un suceso noticiable (y no sólo en el "cuerno"), cuando Londres está que arde, cuando se desata el terror en Noruega, cuando persiste el 15M, cuando pequeños milagros y miles de calamidades siguen ocurriendo sin que jamás nos enteremos.
Hormiguitas...

Un cielo poblado como nunca de estrellas me recuerda de nuevo esa palabra y la frase hecha de que la vida es sencilla, pero nos pone cachondos retorcerlo todo. Observo cada punto preguntándome si seguirá existiendo o no su fuente de luz, y la foto del pasado (que es el cielo) me escupe la pregunta de qué sucederá en el futuro: para mí, para ti, para todos (como el anuncio). Una estrella eternamente fugaz (que no es estrella, pero sí fugaz) te invita a pedir un deseo tardío, y dejas sin más que pase, porque a veces el deseo nace y muere en el mero privilegio de haber podido observarla.

lunes, 1 de agosto de 2011

Descanso

Sé que no está siendo un verano muy prolífico en contenidos ni os doy muchos motivos para tiraros al agua conmigo, pero aprovecho (in)conscientemente a tomarme un descanso, y yéndome estos días de vacaciones, me reservo cosas para la vuelta.

Sed buenos, sed felices y, sobre todo, sed vosotros mismos.

viernes, 29 de julio de 2011

Bocados

Esta mañana vi a ese chico en Hacienda. Creo que eran gemelos, y tan peculiares ambos... El de hoy sigue con ese paso tan saltarín, diez años después (diez años... madre mía), y esa semisonrisa perenne en su cara. Siempre pensé que era gay, pero verle de la mano de una rubia diez años (diez años...madre mía) aparentemente mayor que él me crea la duda. Como aquel otro chaval que solía vestir de Nero y que se refugiaba en la facultad de Topo(grafía), a dos minutos de la mía y con una biblioteca (y cafetería) mucho más sugerentes. Te hacían sentir que no estabas solo en un entorno tan sumamente ajeno en ciertos ratos, aunque nunca crucé con ellos ni media palabra, a pesar de ser todos nosotros de Alcalá. El mismo entorno creó en mí el apodo del "ingeniero humanista" (o tal vez me lo creé yo), y me hacía sintonizar mucho más con ficciones que, a modo de bocados (de realidad), gestaban en mí aquella persona en la que aún hoy trato de convertirme.

Las vistas...

... de mi futuro piso.

Perfecto

Ya lo habré comentado alguna vez, pero uno de los mayores logros del ser humano ha sido la conquista de su privacidad.

El peligro de llevar esto hasta un extremo es denigrar lo contrario: lo público. Porque lo público ha quedado como ese espacio vacío que queda entre tu aliento y el mío, donde cabe todo y nada, y que permanece siempre con la puerta abierta para que cualquier gilipollas pueda hacer de ello un uso un tanto indebido. Lo público parece gratis, barato, por derecho y perteneciente a todos pero sobre todo(s) a mí, y así nos va. Traemos el cine al salón para no escuchar la risa del de al lado, la piscina al jardín para no mojar nuestro culo con desconocidos, y el bar a nuestro vaso porque en algunas casas todavía nos permitimos fumar. Elegimos nuestro coche ante incómodos autobuses, trenes tardíos y una pereza exponencial. Y todo es perfecto, hasta que deje de serlo.

sábado, 23 de julio de 2011

Tiempo

Si me preguntas, te responderé que es una sensación de haber perdido el tiempo. 

Sobre todo en los últimos años, aunque el intervalo se podría ampliar a toda una vida, en verdad. Creo también que es algo que todos llegamos a afirmar tarde o temprano, así que puede que no sea un guionista tan original, pero el sentimiento reincide tanto que uno se llega a creer que hay algo de verdad detrás. No paro, es cierto, trabajo bastante, duermo poco (y más que muchos) y la edad te hace estar más cansado de lo que te gustaría admitir. Mucho me es indiferente, y lo que de verdad (me) importa pierde parte de su valor al contarlo. Tengo tantas cosas en la cabeza que la mayoría no llegan a ver jamás la luz del sol, y pienso en ti (que asumes tantos nombres) tan a menudo que agotas sin hacer nada para impedirlo. 

Y mientras tanto pasan los días (como clones) y uno se pregunta si la vida es esto: ver cómo nace y muere el círculo amarillo mientras aquí abajo todo sigue más o menos como antes. Te ves tú también nacer y morir tantas veces que la inmortalidad de tus ganas se convierte en algo carente ya de sentido. Maldita timidez... la que me hace agachar la cabeza si me cruzo contigo o mirar a otro lado si veo que el tren está a punto de partir. 

Mira que lo intento, pero sigo tu ejemplo al no hacerme caso, y la cuarta dimensión (ésa de la que no paro de hablar) sigue su curso ajena a todo, incluido yo mismo (hormiguita), y me insiste de nuevo en la inexorabilidad de sus engranajes.

Las piernas de la tenista

Pronto cambiaré la imagen de tus piernas por otra estampa, quizá igual de bonita (pero distinta). Ya no me acompañará cada mañana que salgo temprano de casa, camino de la oficina, de correr o de ir a tomar mi café tan necesario. Cambiaré las papeleras llenas, las aceras sucias y las baldosas de hace cuarenta años combinadas con las más recientes, levantadas por el empuje de las raíces. La funda de tu raqueta por otra más nueva y quizá más grande. El nombre de mis vecinos por otros nombres, otros gestos y otros saludos que sin duda tendré que aprender a reconocer e ir asumiendo como algo familiar.

lunes, 18 de julio de 2011

#diegolandez

Algún día seré un trending topic y mis nietos fingirán tenerme envidia cochina mientras presumen de abuelo fumando canutos a escondidas.

Niñ@s

Angelit@s. Con tres años ya celebran fiestas de cumpleaños con castillos hinchables, animaciones, catering y globos de colores. A ese ritmo pedirán en breve fiestas temáticas en Eurodisney, a los diez añitos tendrán su reservado con gogós y con doce o trece les llevarán de putas.

Y entre tanto niñ@, no me canso de editar tu rostro, avanzando y retrocediendo cada frame en la línea del tiempo hasta encontrar el instante (ínfimo y eterno) en el que, sin querer, miras a cámara.

viernes, 15 de julio de 2011

Mi cinturón

De niño recogía las monedas que encontraba por el suelo, y de mayor me descubro roto cuando mi padre me sugiere al teléfono que encuentre otro trabajo. "Eso intento -le digo-, no sigas por ahí." Una sensación incómoda para mí, la de verme dando lástima entre quienes apostaron alguna vez por un chico prometedor. Tiempos de ahorrarse el orgullo, apretarse algo más el cinturón y convertirse a alguna religión que me asegure eso de que todo saldrá bien.

Cuando me alojaba en hoteles costeados por la empresa, limpiaba yo mismo la ropa para así no cargar los gastos de lavandería en la factura. Hay gente que nunca sirvió para ser espabilada, y luego nací yo.

La luna

se muestra estos días como un faro especialmente necesario para los que andamos con la brújula algo estropeada. La frescura de las noches, un cielo despejado y mi futuro incierto son ingredientes que combinan de manera interesante con el brillo de su periódica plenitud, y la hacen especialmente atractiva a los ojos de un neófito (como yo) de la causas perdidas.

Guardo en el cajón el fotograma de tu estampa, con tu bolso diminuto colgado de tu hombro derecho, de pie apoyada junto al arco oxidado junto al río, observando (pensativa) el mismo astro del que escribo, casi lleno. Fue eso, la vigesimacuarta parte de un segundo, lo que pude observar tu silueta al atardecer, y fue sin embargo tiempo más que suficiente para preguntarme tantas cosas sobre ti que necesitaría, al menos, de una vida para obtener las respuestas.

miércoles, 13 de julio de 2011

Ubicaciones

Sí, el problema a veces no está únicamente fuera de nosotros sino en nosotros mismos, o en una combinación misteriosa de ambas ubicaciones. Para solucionar lo externo llegamos a la conclusión de que no hay que corregir los errores de los demás, porque lo más probable es que ni siquiera te lo agradezcan (sabemos tú y yo que no lo hacesmo por eso, pero no deja de ser un aliciente), sino tratar uno mismo de hacer las cosas bien, y coger distancia para ver si con suerte servimos o no de ejemplo. Para lo de dentro es más complicado, porque uno quema etapas con la esperanza de cambiar a mejor y persiste el mismo ruido blanco. Y si entre tanto cambio hay algo que no es caduco y tiene nombre y apellidos, ya sabemos en qué línea falla el algoritmo. No hay que ser brillante. Uno acaba dándose cuenta tarde o temprano, por simple ensayo y error.

Cuchillos

Menos de un 2% de las ocasiones en las que una mujer aparece en la versión digital de dos periódicos deportivos de gran tirada, sucede por motivos deportivos. Por otra parte, leo un artículo absurdo donde se acusa a Letizia con "z" de comer en un restaurante ¡low cost! de 12 euros el menú. Y por si fuera poco, contratando tu seguro de vida te regalan un set de cuchillos, un utensilio la mar de inofensivo.

Lo último no deja de encerrar cierta ironía, pero lo anterior me resulta muy indicativo de que el mundo no marcha todo lo bien que debiera, sobre todo al considerar un precio de 2.000 pesetas como low cost.

sábado, 9 de julio de 2011

Recuérdame

que te haga caso de vez en cuando.

Cuando me ofreces tu ayuda.

Cuando confiesas que valgo la pena.

Cuando haces más fácil que concilie el sueño.

Lo(s) mismo(s)

Con el calor parece que todo da más lo mismo, y uno a veces tiene la sensación de que lo que hace o deja de hacer sirve para poco. Todos procuramos tener el culo a salvo de salpicones y el resto nos importa un pedo. Las penas se curan con hierbabuena y siempre tenemos una piscina a mano en la que remojar los malos rollos. Subtitulo la mierda que trasluce bajo los termómetros para que sea más evidente al olfato, y siguen los mismos veinte desgranando su presente a falta de algún futuro (el mismo que rebusca entre contenedores mientras su mujer y su niña aguardan unos metros más allá). La flor de algunos se muestra más hermosa que otras veces y los rastrojos de los demás se traducen en hojas secas.

Y sí, uno es pesimista por oficio y convicción, y eso (lo que uno es) queda irremediablemente impregnado en lo que ve que le ocurre.

viernes, 8 de julio de 2011

Cucal

Mi hermano (santo varón) tuvo hace nada reunión de viejas glorias del colegio, y eso mola (y da vértigo): lo de contarse cada X cómo le va a uno, sus logros y fracasos, brindar por los sueños no cumplidos y mostrar las fotos del crío, que ya está hecho un cabroncete. Es como ver de nuevo el anuncio de Cucal y sentir un escalofrío en la piel al escuchar esa frase mítica: "las mata bien muertas". Buah...

No te lo crees

cuando te digo que no tengo pareja. A lo peor es que lo normal es tener de eso, pero no me conoces y por ende no tienes por qué saber que me suelo alejar de eso que llaman normal. Dado tu repentino interés, me veo obligado a repetirlo: "Te he dicho que no tengo pareja" (no concreto el género, por supuesto, porque uno se ha abierto ya a muchas cosas) y a la conclusión que llegas es que mejor para mí, que estoy libre. Sí, debe ser eso.

viernes, 1 de julio de 2011

Hay días

Hay días, como hoy, en que te levantas con las ideas claras. Decides dar portazo a lo que no te gusta y no perder tu tiempo con ello, porque es una batalla en la que nadie sale ni saldrá ganando. De repente la neblina se esfuma y llegas a una conclusión casi inmediata de que hay que intentar (al menos una vez) hacer lo que en verdad te gusta, y si te estrellas al menos la hostia te la llevarás con gusto. Tomas un café y descubres por enésima vez que el sentido común anida en la barra de los bares (y en lo que en ella se escucha). La mañana es despejada y calurosa, y te descubres a ti mismo con ganas de trabajar y hacer las cosas mejor que bien. Te vienen ideas a la mente, te sientes joven y estupendísimo y quien no quiera verlo es su problema. 

Hay días, como hoy, en que me pregunto qué coño han echado al zumo de las ocho para que piense estas cosas.

la buena Estrella

Es asombroso lo que uno puede ver 
cuando se sienta a mirar.
Supongo que hay gente propensa a excitarse fácilmente, sobre todo cuando habla de sí misma. Gente que se gusta, que encuentra su lado bueno en el espejo del ascensor, aunque viva en un primero. Gente que no pone freno al relato de sus propias experiencias, y cuyas decisiones están condenadas a ser las más juiciosas. Gente casada con la razón, a la que todo le queda bien, y cuyo gusto al distinguir lo estupendo de lo horrible no conoce rival a este lado del río. Esta gente trabaja en la empresa número uno, disfruta de los compañeros más geniales y planea unas vacaciones que son la envidia de sus amigos. No saben pedir perdón, pues nunca encontraron motivos para hacerlo y, a veces, hasta dan asco.  

Supongo, también, que siempre podemos establecer dos tipos de personas: los que adoran el amarillo y los que no; los que nacen con estrella y los que nacen estrellados...
Los hay también que, como yo, no saben muy bien en qué bando declararse, pues en el fondo somos hormiguitas en un escenario infinito, y a quien nos mira le suda un pie todo esto.

jueves, 30 de junio de 2011

homosexualidad y esperanza

Copio a continuación el texto publicado en la página web del Obispado de Alcalá, y que puede leer (y releer) en el enlace: 

http://www.obispadoalcala.org/homosexualidad.html

Para que cada cual vomite a su manera.

<<Como propuesta a la libertad de nuestros lectores, y desde el más exquisito respeto hacia todas las personas, se introduce en este apartado, a la luz del Magisterio de la Iglesia, una primera aproximación al tema de la homosexualidad.

Es capital recordar, actuando en consecuencia, que los hombres y mujeres que experimentan una atracción sexual hacia personas del mismo sexo “deben ser acogidos con respeto, compasión y delicadeza. Se evitará, respecto a ellos, todo signo de discriminación injusta.” (Catecismo de la Iglesia Católica, n. 2358)

La Iglesia Católica enseña en su Magisterio que es necesario distinguir entre las personas que sienten inclinación homosexual, la inclinación homosexual propiamente dicha y los actos homosexuales.

Por otra parte, la comprensión e identificación de la orientación sexual de una persona puede cambiar en el transcurso de la vida; es posible la esperanza. Así pues, si alguna persona desea un cambio o evolución, o quiere formarse sobre este tema, desde el respeto a todos, informamos de los siguientes textos y recursos.

En lo referido a los menores de edad conviene recordar que “los padres, por su parte, cuando advierten en sus hijos, en edad infantil o en la adolescencia, alguna manifestación de dicha tendencia o de tales comportamientos, deben buscar la ayuda de personas expertas y calificadas para proporcionarle todo el apoyo posible.” (Sexualidad Humana: Verdad y Significado, n. 104. 08-12-1995. Pontificio Consejo para la Familia).>>

martes, 28 de junio de 2011

Imagen

Que viene del latín imitari (imitar). 

Eso es lo que se les propone ahora a los empleados de Mercadona, así que ya no podré trabajar para ellos y un sueño menos sin cumplir. Claro, dónde voy yo con mi barba de semana y media, mis pendientes y mi estilo al combinar tacones con tirantes. No doy buena dosis de eso que piden, y a ver quién va a querer pasar por mi caja registradora o consumir los productos que con tan mala facha depositaría en los estantes desde mi traspalé. Lo entiendo... no, no, de verdad. Es la misma regla de tres que me hace repudiar los kilos de maquillaje fuera de un escenario, la laca como norma o el nudo Windsor en las corbatas, sólo que la suya es Directa y la mía Inversa (la regla de tres). 

Siempre he tenido problemas, no se crean, con esto de afeitarme los meses primos, no vestir (ni comprar) ropa de marca o hacer de mi piel un lienzo. Mis notas académicas bajaron notablemente a raíz de taladrarme el pezón izquierdo y mi capacidad de abstracción se esfumó nada más convertir mi flequillo borjamariano en rasta. 

Un desastre.

Así que desde aquí mi respaldo a tan notable idea y mi leal compromiso a denunciar cualquier acto de traición en cualquiera de sus empleados. No seré yo quien tolere atentados contra lo evidente en pleno siglo XXI ni recuerde a quien escuche que Imagen e Imaginación comparten algo más que un origen  común.

(Que la segunda es algo más que una muestra de inteligencia.)

La noche más corta, o no

Regreso de festejar la noche (erróneamente) más corta, ésa que no coincide con el solsticio de verano, y en donde se encienden hogueras para dar más fuerza al Sol, que a partir de dos o tres días atrás comenzó a debilitarse. 

Es fácil encontrarse a uno mismo tras el baile de las llamas, mientras siente cómo se le quema la cara, se le dilatan las pupilas y cobran vida los sueños de una noche de verano. Celebra uno su propio parto, y al tiempo quema promesas talladas en un papel, otorga digno entierro a sus apuntes, ensaya el salto de longitud y apura la espuma de su cerveza. Todo es bonito en San Juan, como aquel año en el que me prometí a mí mismo tantas cosas.

Pues sí,

me da muchísima pereza leer entradas de blog que se pierden scroll abajo, y más aún escribirlas (aunque alguna que otra caiga, de cuando en cuando). Será el efecto "pantalla" del que hablabas, eso de que para leer muchas líneas mejor un trozo de papel. 

Prediquemos con el ejemplo.

domingo, 26 de junio de 2011

Stonewall Inn

El 69, aparte de un gran número, fue un buen año. Al menos para el movimiento por los derechos civiles en general y el de gays y lesbianas en particular. 

Dentro de un par de días se conmemora la reacción de unos pocos ante la redada policial en un local de mala muerte (y controlado por la mafia) situado en el Greenwich Village de Nueva York. Las elecciones municipales estaban a la vuelta de la esquina, y el empeño por "limpiar" ciertas áreas como Times Square o esa otra zona al sur de Manhattan hizo (entre otros factores) que aumentaran ese tipo de actuaciones policiales. 

El procedimiento solía ser rápido, entraban en los (bien localizados) pubs gays de la época, se encendían las luces, y todos los allí presentes tenían que abandonar el local e identificarse. Algo rutinario, pero aquel día (un 28 de junio) simplemente surgió decir que no, que si no estaban haciendo nada malo, ¿por qué tenían que irse? Y claro: se lio parda.

Unos días más tarde, unos ciento cincuenta o doscientos manifestantes se reunieron en ese punto para marchar Sexta Avenida arriba hasta Central Park; iban acojonados, pero durante la marcha se les fueron sumando más y más refuerzos, los doscientos se convirtieron en dos mil y aquello fue una fiesta. Pero ¿por qué tener miedo? Si nos ubicamos en aquel entonces, hablamos de una sociedad en la que chavales quedaban para darse una vuelta en coche sólo y ver maricas; la homosexualidad era considerada una enfermedad castigada en algunos casos con lobotomías o castraciones; quienes servían en un cuerpo oficial y eran tachados de sarasas eran automáticamente expulsados e impedidos para futuros empleos, por no hablar de aquellos que eran repudiados por sus propias familias.

Nueva York, y más concretamente ciertas áreas, era un respiradero para todos aquellos que querían besar en público a otro de su mismo sexo o para aquellos hombres que gustaban vestir de mujer (llevar menos de tres prendas propias de tu género podía aun así acarrear la cárcel: los calcentines no contaban). La libertad, no obstante, era relativa, y al ser vetados en cines, hoteles y demás lugares para tener encuentros sexuales, optaban por esquinas y se apoltronaban de noche dentro y fuera de trailers que durante el día habían servido de almacén de carne cruda. 

Siempre hubo guetos, supongo. 

El caso es que aquella manifestación, origen de las que cuarenta años después se siguen celebrando durante estas fechas por medio mundo, supuso el primer paso hacia la libertad de un colectivo deseoso de ser tratado como unos ciudadanos más. Mostrarse más allá de la calle 10, alzando pancartas de todo tipo pidiendo sencillamente 'respeto', fue el principio de todo lo demás, y recuerda a las revueltas que, antes y después, siguen escribiendo la historia demostrando que sí, que hay que cumplir la ley, pero sólo cuando la entendemos como justa y equitativa para todos. 

Cuando esto no sucede, no tenemos por qué someternos a ella, y encararse y gritar y hacernos ver y volver a gritar hacia lo que creemos que ha de cambiarse puede hacer que, dentro de otros cuarenta años, alguien eche la vista atrás hacia lo que hoy podamos o no estar haciendo, y hasta logre emocionarse al recordarlo. Eso significará que éstabamos en lo correcto.

sábado, 25 de junio de 2011

Pocoyo

Con el tiempo voy descubriendo que nos parecemos en algunas cosas, y eso no te deja en muy buen lugar, pero  qué le vamos a hacer a estas alturas. En esto no sé si hay cosas que se van pegando o si polos del mismo signo deciden no alejarse tanto, ni si fue antes el huevo o la gallina (y por que cruzó la carretera); el caso es que son muchas las preguntas, y ya empezamos a tener edad para plantearnos algunas respuestas.

Confío en que al menos una o dos las encontremos juntos en un futuro próximo. Bienvenido tú también a la edad del hardcore: a ratos podemos hasta creer que estamos mejor que nunca.

jueves, 23 de junio de 2011

Pregunta por ti

El otro día me asaltó esta canción: resquicios de adolescencia.

Pregunta por ti, se acuerda de ti.
Conoce las calles y todo de ti.
Enciende una hoguera de amor para ti,
te envía postales y llora por ti.

Y a quién le importa si eres redondo como una pelota,
tuerces la vista, calzas cincuenta  
o eres más alto que todas las puertas.

Quiere que vayas con ella al mercado
y comprar una bolsa de fruta,
quiere morir de morder el pecado.

Pregunta por ti, se acuerda de ti,
conoce las calles y todo de ti.
Enciende una hoguera de amor para ti,
te envía postales y llora por ti.

Y a quién le importa si eres pesado
aunque no se te nota, débil, oscuro,
borde, cobarde, torpe que pierdes el ritmo en el baile.
 
Quiere que vayas con ella a los cines,
y comprar un paquete de nada
y que apaguen la luz y morir abrazada.

Y en su soledad es como tú,
inventa historias como tú,
y es ya tu novia y está encantada,
tu primavera, tu enamorada.

Quiere que vayas con ella hasta el río
y buscar a la bruja del bosque  
que sabe cosas de amor y esos líos.
 
Pregunta por ti - Pedro Guerra (Tan cerca de mí)

Lorem Ipsum

En el sueño fallecían mis abuelos. Primero ella, luego él. De mi abuelo me daba tiempo a despedirme con un "ha sido un placer", fórmula que aplico con alumnos a quienes no tengo previsto volver a impartir clase (y con los que, efectivamente, ha sido un placer). Curiosamente, mi abuelo reaccionaba con alguna frase que venía a decir que no le despidiera tan rápido.

La primera reacción al levantarme ha sido la de llamarles para ir a comer a su casa, claro, como si el tiempo corriera en mi contra y no hiciera lo suficiente por pasar ratos a su lado. Y es que es curioso lo que uno sueña. Como aquella vez en la que mi vida transcurría en Japón, y me perdía en Tokio buscando la línea de metro que me llevara al campus (a tan sólo dos paradas). O esa otra en la que se me daba a elegir con quién irme a la habitación de hotel y, contra todo pronóstico, te elegía a ti (que vives tan lejos, a quien veo tan poco) con sorpresa final incluída. O uno en el que...

Efectivamente, despiertas con la experiencia tan reciente que la rutina de tu día a día te sabe a poco. Escuchas los planes de los otros: que si una despedida de soltera en Gandía, que si un puente entero jugando al golf, que si bodas y gymkanas... Y aquí un servidor con los dientes largos, queriendo y no queriendo a un tiempo, sudando contradicción. No me aburro, though, siempre tengo algo que hacer, aunque lo que haga no me llene del todo. Pero es esa sensación de matar las horas viviendo un continuo borrador donde diseñas fallidamente la vida que quieres y a la que te empeñas en dar la espalda, ¿no? Aprendes por tu cuenta, dando palos de ciego. Pruebas cuatricomías o alguna que otra tipografía desmarcada. Miras si comunica o no lo que quieres, si te llega o no. Si capta la atención de alguien.

Pero en el arte, como en todo, parece que nunca terminas de encontrar el bosquejo definitivo que te grite: "¡Ya está! Esto es lo que quiero."

miércoles, 22 de junio de 2011

Churri

Fue un soplo de aire fresco. Todo en general, y tú como parte de ese todo. De vez en cuando ocurren (los soplos), y tan rápido abrazas las novedades como algo en ti (que no funciona como debiera) decide darles la espalda. 

En cualquier caso agradecí tu presencia como quien agradece una copa en los momentos de euforia, e incluso me hacía gracia que me llamaras 'churri' de forma tan natural. Ocurre también a veces, lo de sintonizar de manera inesperada con alguien, y algo en mí (que funciona de forma misteriosa) hace que algún que otro despistado encuentre en el silencio que ofrezco la confianza necesaria para confiarme sus secretos.

Hay gente para todo.

Ya queda olvidada aquella vez en que me felicitaste delante de todos, sin apetecerme un pedo que nadie se enterara, y aprovecho yo ahora (a modo de venganza) a hacer lo mismo contigo. Pero tranquila, quien hurga por aquí es raro que te conozca, y mientras tanto sigo en espera de poder verte un día de estos, y que me cuentes. 

Lo que quieras.