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martes, 19 de octubre de 2010

Para empezar...

Tengo los " " años que cuentes desde el 81. Me quedé fuera de esa generación X donde encajan los nuevos gurús de la información que añoran el Blandi Blub y jugaban al Mecano (para los neonatos, ver "canal nostalgia"). Crecí en los felices ochenta, pero todo lo que sucede antes de la primera comunión suele recordarse con un tupido velo, así que me identifico más con los albores de las cadenas privadas y Campeones. Me hice viejo en los 90, así que tampoco sé si pertenezco o no a la generación Y, porque nunca me he sentido parte de un colectivo concreto, y lo de poner sms ya me pilló con barba.

Sentirme fuera de la X y de la Y no deja de ser un enorme incoveniente, aunque no sepa muy bien qué coño significa eso. Si lo piensas sólo te queda la Z y si tampoco te convence de vuelta a empezar. Ufff... qué pereza. El caso es que te notas algo desubicado, carente de un referente, de un sentir común que te una a los que vieron a Naranjito en pañales. A lo mejor soy parte de esa "generación perdida" y talentosa que oigo ahora en las noticias. Eso justificaría por qué no tengo un trabajo decente, de esos tan molones que llegan a 1.000 euros, con sus pagas y todo, pero entonces formaría parte de un todo, y todo cobraría sentido de nuevo... No, creo que tampoco estoy ahí. Es complicado.

Esta confusión me obliga a plantearme en qué puñetas he empleado los " " años de los que hablaba, y no porque no sepa ya un porrón de cosas, no, no. Al contrario. Sé, por ejemplo, que nunca podré ser un premio Nobel, por mucho que dijeran mis profes que yo era guay, que valía un taco y todo eso. Sé también que si la media de relaciones sexuales en España arroja un dato de una vez cada tres días, al menos una persona se lo está pasando teta (o teto).

Ante un futuro tan desolador hoy me he levantado con ganas de sentirme útil y un poquito más vivo, así que no he tenido mejor idea que empezar un blog. Con esto puede que no aporte nada interesante a la sociedad ni logre más y mejores polvos, pero al menos me desfogo, que tengo mucha rabia contenida.

De pequeño siempre comenzaba mis desastrosos diarios con la frase: "a ver si dura". Todo se quedaba en buenos propósitos, pero era una frase molona. Por tradición diré ahora lo mismo.

Hola a todos, y bienvenidos a mi blog.
Diego Lández.

P.S. A ver si dura.