Vistas de página en total

jueves, 30 de junio de 2011

homosexualidad y esperanza

Copio a continuación el texto publicado en la página web del Obispado de Alcalá, y que puede leer (y releer) en el enlace: 

http://www.obispadoalcala.org/homosexualidad.html

Para que cada cual vomite a su manera.

<<Como propuesta a la libertad de nuestros lectores, y desde el más exquisito respeto hacia todas las personas, se introduce en este apartado, a la luz del Magisterio de la Iglesia, una primera aproximación al tema de la homosexualidad.

Es capital recordar, actuando en consecuencia, que los hombres y mujeres que experimentan una atracción sexual hacia personas del mismo sexo “deben ser acogidos con respeto, compasión y delicadeza. Se evitará, respecto a ellos, todo signo de discriminación injusta.” (Catecismo de la Iglesia Católica, n. 2358)

La Iglesia Católica enseña en su Magisterio que es necesario distinguir entre las personas que sienten inclinación homosexual, la inclinación homosexual propiamente dicha y los actos homosexuales.

Por otra parte, la comprensión e identificación de la orientación sexual de una persona puede cambiar en el transcurso de la vida; es posible la esperanza. Así pues, si alguna persona desea un cambio o evolución, o quiere formarse sobre este tema, desde el respeto a todos, informamos de los siguientes textos y recursos.

En lo referido a los menores de edad conviene recordar que “los padres, por su parte, cuando advierten en sus hijos, en edad infantil o en la adolescencia, alguna manifestación de dicha tendencia o de tales comportamientos, deben buscar la ayuda de personas expertas y calificadas para proporcionarle todo el apoyo posible.” (Sexualidad Humana: Verdad y Significado, n. 104. 08-12-1995. Pontificio Consejo para la Familia).>>

martes, 28 de junio de 2011

Imagen

Que viene del latín imitari (imitar). 

Eso es lo que se les propone ahora a los empleados de Mercadona, así que ya no podré trabajar para ellos y un sueño menos sin cumplir. Claro, dónde voy yo con mi barba de semana y media, mis pendientes y mi estilo al combinar tacones con tirantes. No doy buena dosis de eso que piden, y a ver quién va a querer pasar por mi caja registradora o consumir los productos que con tan mala facha depositaría en los estantes desde mi traspalé. Lo entiendo... no, no, de verdad. Es la misma regla de tres que me hace repudiar los kilos de maquillaje fuera de un escenario, la laca como norma o el nudo Windsor en las corbatas, sólo que la suya es Directa y la mía Inversa (la regla de tres). 

Siempre he tenido problemas, no se crean, con esto de afeitarme los meses primos, no vestir (ni comprar) ropa de marca o hacer de mi piel un lienzo. Mis notas académicas bajaron notablemente a raíz de taladrarme el pezón izquierdo y mi capacidad de abstracción se esfumó nada más convertir mi flequillo borjamariano en rasta. 

Un desastre.

Así que desde aquí mi respaldo a tan notable idea y mi leal compromiso a denunciar cualquier acto de traición en cualquiera de sus empleados. No seré yo quien tolere atentados contra lo evidente en pleno siglo XXI ni recuerde a quien escuche que Imagen e Imaginación comparten algo más que un origen  común.

(Que la segunda es algo más que una muestra de inteligencia.)

La noche más corta, o no

Regreso de festejar la noche (erróneamente) más corta, ésa que no coincide con el solsticio de verano, y en donde se encienden hogueras para dar más fuerza al Sol, que a partir de dos o tres días atrás comenzó a debilitarse. 

Es fácil encontrarse a uno mismo tras el baile de las llamas, mientras siente cómo se le quema la cara, se le dilatan las pupilas y cobran vida los sueños de una noche de verano. Celebra uno su propio parto, y al tiempo quema promesas talladas en un papel, otorga digno entierro a sus apuntes, ensaya el salto de longitud y apura la espuma de su cerveza. Todo es bonito en San Juan, como aquel año en el que me prometí a mí mismo tantas cosas.

Pues sí,

me da muchísima pereza leer entradas de blog que se pierden scroll abajo, y más aún escribirlas (aunque alguna que otra caiga, de cuando en cuando). Será el efecto "pantalla" del que hablabas, eso de que para leer muchas líneas mejor un trozo de papel. 

Prediquemos con el ejemplo.

domingo, 26 de junio de 2011

Stonewall Inn

El 69, aparte de un gran número, fue un buen año. Al menos para el movimiento por los derechos civiles en general y el de gays y lesbianas en particular. 

Dentro de un par de días se conmemora la reacción de unos pocos ante la redada policial en un local de mala muerte (y controlado por la mafia) situado en el Greenwich Village de Nueva York. Las elecciones municipales estaban a la vuelta de la esquina, y el empeño por "limpiar" ciertas áreas como Times Square o esa otra zona al sur de Manhattan hizo (entre otros factores) que aumentaran ese tipo de actuaciones policiales. 

El procedimiento solía ser rápido, entraban en los (bien localizados) pubs gays de la época, se encendían las luces, y todos los allí presentes tenían que abandonar el local e identificarse. Algo rutinario, pero aquel día (un 28 de junio) simplemente surgió decir que no, que si no estaban haciendo nada malo, ¿por qué tenían que irse? Y claro: se lio parda.

Unos días más tarde, unos ciento cincuenta o doscientos manifestantes se reunieron en ese punto para marchar Sexta Avenida arriba hasta Central Park; iban acojonados, pero durante la marcha se les fueron sumando más y más refuerzos, los doscientos se convirtieron en dos mil y aquello fue una fiesta. Pero ¿por qué tener miedo? Si nos ubicamos en aquel entonces, hablamos de una sociedad en la que chavales quedaban para darse una vuelta en coche sólo y ver maricas; la homosexualidad era considerada una enfermedad castigada en algunos casos con lobotomías o castraciones; quienes servían en un cuerpo oficial y eran tachados de sarasas eran automáticamente expulsados e impedidos para futuros empleos, por no hablar de aquellos que eran repudiados por sus propias familias.

Nueva York, y más concretamente ciertas áreas, era un respiradero para todos aquellos que querían besar en público a otro de su mismo sexo o para aquellos hombres que gustaban vestir de mujer (llevar menos de tres prendas propias de tu género podía aun así acarrear la cárcel: los calcentines no contaban). La libertad, no obstante, era relativa, y al ser vetados en cines, hoteles y demás lugares para tener encuentros sexuales, optaban por esquinas y se apoltronaban de noche dentro y fuera de trailers que durante el día habían servido de almacén de carne cruda. 

Siempre hubo guetos, supongo. 

El caso es que aquella manifestación, origen de las que cuarenta años después se siguen celebrando durante estas fechas por medio mundo, supuso el primer paso hacia la libertad de un colectivo deseoso de ser tratado como unos ciudadanos más. Mostrarse más allá de la calle 10, alzando pancartas de todo tipo pidiendo sencillamente 'respeto', fue el principio de todo lo demás, y recuerda a las revueltas que, antes y después, siguen escribiendo la historia demostrando que sí, que hay que cumplir la ley, pero sólo cuando la entendemos como justa y equitativa para todos. 

Cuando esto no sucede, no tenemos por qué someternos a ella, y encararse y gritar y hacernos ver y volver a gritar hacia lo que creemos que ha de cambiarse puede hacer que, dentro de otros cuarenta años, alguien eche la vista atrás hacia lo que hoy podamos o no estar haciendo, y hasta logre emocionarse al recordarlo. Eso significará que éstabamos en lo correcto.

sábado, 25 de junio de 2011

Pocoyo

Con el tiempo voy descubriendo que nos parecemos en algunas cosas, y eso no te deja en muy buen lugar, pero  qué le vamos a hacer a estas alturas. En esto no sé si hay cosas que se van pegando o si polos del mismo signo deciden no alejarse tanto, ni si fue antes el huevo o la gallina (y por que cruzó la carretera); el caso es que son muchas las preguntas, y ya empezamos a tener edad para plantearnos algunas respuestas.

Confío en que al menos una o dos las encontremos juntos en un futuro próximo. Bienvenido tú también a la edad del hardcore: a ratos podemos hasta creer que estamos mejor que nunca.

jueves, 23 de junio de 2011

Pregunta por ti

El otro día me asaltó esta canción: resquicios de adolescencia.

Pregunta por ti, se acuerda de ti.
Conoce las calles y todo de ti.
Enciende una hoguera de amor para ti,
te envía postales y llora por ti.

Y a quién le importa si eres redondo como una pelota,
tuerces la vista, calzas cincuenta  
o eres más alto que todas las puertas.

Quiere que vayas con ella al mercado
y comprar una bolsa de fruta,
quiere morir de morder el pecado.

Pregunta por ti, se acuerda de ti,
conoce las calles y todo de ti.
Enciende una hoguera de amor para ti,
te envía postales y llora por ti.

Y a quién le importa si eres pesado
aunque no se te nota, débil, oscuro,
borde, cobarde, torpe que pierdes el ritmo en el baile.
 
Quiere que vayas con ella a los cines,
y comprar un paquete de nada
y que apaguen la luz y morir abrazada.

Y en su soledad es como tú,
inventa historias como tú,
y es ya tu novia y está encantada,
tu primavera, tu enamorada.

Quiere que vayas con ella hasta el río
y buscar a la bruja del bosque  
que sabe cosas de amor y esos líos.
 
Pregunta por ti - Pedro Guerra (Tan cerca de mí)

Lorem Ipsum

En el sueño fallecían mis abuelos. Primero ella, luego él. De mi abuelo me daba tiempo a despedirme con un "ha sido un placer", fórmula que aplico con alumnos a quienes no tengo previsto volver a impartir clase (y con los que, efectivamente, ha sido un placer). Curiosamente, mi abuelo reaccionaba con alguna frase que venía a decir que no le despidiera tan rápido.

La primera reacción al levantarme ha sido la de llamarles para ir a comer a su casa, claro, como si el tiempo corriera en mi contra y no hiciera lo suficiente por pasar ratos a su lado. Y es que es curioso lo que uno sueña. Como aquella vez en la que mi vida transcurría en Japón, y me perdía en Tokio buscando la línea de metro que me llevara al campus (a tan sólo dos paradas). O esa otra en la que se me daba a elegir con quién irme a la habitación de hotel y, contra todo pronóstico, te elegía a ti (que vives tan lejos, a quien veo tan poco) con sorpresa final incluída. O uno en el que...

Efectivamente, despiertas con la experiencia tan reciente que la rutina de tu día a día te sabe a poco. Escuchas los planes de los otros: que si una despedida de soltera en Gandía, que si un puente entero jugando al golf, que si bodas y gymkanas... Y aquí un servidor con los dientes largos, queriendo y no queriendo a un tiempo, sudando contradicción. No me aburro, though, siempre tengo algo que hacer, aunque lo que haga no me llene del todo. Pero es esa sensación de matar las horas viviendo un continuo borrador donde diseñas fallidamente la vida que quieres y a la que te empeñas en dar la espalda, ¿no? Aprendes por tu cuenta, dando palos de ciego. Pruebas cuatricomías o alguna que otra tipografía desmarcada. Miras si comunica o no lo que quieres, si te llega o no. Si capta la atención de alguien.

Pero en el arte, como en todo, parece que nunca terminas de encontrar el bosquejo definitivo que te grite: "¡Ya está! Esto es lo que quiero."

miércoles, 22 de junio de 2011

Churri

Fue un soplo de aire fresco. Todo en general, y tú como parte de ese todo. De vez en cuando ocurren (los soplos), y tan rápido abrazas las novedades como algo en ti (que no funciona como debiera) decide darles la espalda. 

En cualquier caso agradecí tu presencia como quien agradece una copa en los momentos de euforia, e incluso me hacía gracia que me llamaras 'churri' de forma tan natural. Ocurre también a veces, lo de sintonizar de manera inesperada con alguien, y algo en mí (que funciona de forma misteriosa) hace que algún que otro despistado encuentre en el silencio que ofrezco la confianza necesaria para confiarme sus secretos.

Hay gente para todo.

Ya queda olvidada aquella vez en que me felicitaste delante de todos, sin apetecerme un pedo que nadie se enterara, y aprovecho yo ahora (a modo de venganza) a hacer lo mismo contigo. Pero tranquila, quien hurga por aquí es raro que te conozca, y mientras tanto sigo en espera de poder verte un día de estos, y que me cuentes. 

Lo que quieras.

martes, 21 de junio de 2011

Verano

Unos minutos pasadas las 19 h de hoy (CMT + 1, horario de los de aquí) dará comienzo el verano. El astronómico, se entiende, el otro ya empezó hace unos días, desde el momento en que las piscinas dieron luz verde y las playas lucen topless.

Este año me pido de tapa una de Novacaciones. Básicamente lo mismo que estos últimos años, sólo que para el 2011 ni siquiera habrá escapada de cuatro o cinco días. Me haré fuerte en Alcalá, y tampoco encontraré muchas diferencias con un mes de enero, salvo en lo del pantalón corto y en lo de no tener que dar (ni recibir) clases. Si acaso tiraré algo de pueblo (afortunados los que tenemos), por eso del desconectar sin gastar dinero, aunque ya no es como antes, y uno dejó hace tiempo de repartir su patria en dos: la de julio y agosto, y la del resto del año.

Comentabas que ya no iba mucho por allí, y no podía sino darte la razón. Parece otra vida cuando nos llamaban "la parejita" y presumía de ser más alto que tú ante el espejo de la entrada. Cuando venías a mi casa mientras comía y yo te acompañaba a la tuya mientras te tocaba (comer). Uña y carne. Todo el santo día juntos.

Ahora resulta que te has casado y esas cosas, y la noticia no deja de resultarme curiosa, por la diferencia entre ambos caminos, el tuyo y el mío, y cierta querencia hacia aquellos tiempos, donde ambos encontrábamos más puntos en común y, de paso, todo era más fácil.

lunes, 20 de junio de 2011

Lo de dentro (desde fuera)

Tímida, la chica agarró el micro para darnos la buena nueva: "la crisis la habíamos generado todos". Se oyeron un par de pitidos y un hombre a mi lado gritó que de eso nada, pero por suerte no se amedrentó y se explicó ante una audiencia más que respetuosa.

Supongo que es fácil (cómodo e inmediato) culpar de nuestros males a los demás. Si grito desde estas líneas no pretendo cicatrizar mis males con una mala suerte no buscada, complejos generacionales inventados o defectos que vienen de fábrica. Sólo son suspiros con diferentes vestidos. Sólo me quejo, que es algo a lo que todo el mundo, más allá de sus pecados o razones, tiene derecho. 

La crisis la generamos todos, sí: a cada minuto y en cada decisión que tomamos. Si las calles están sucias la culpa no sólo es de quien no barre, sino de quien quiso tirar la lata. Si hay atascos y no donde aparcar el crimen no es sólo de las instituciones, sino de quien coge el coche para todo. Si nos dan por culo es porque nos pillan agachados. De cajón. Porque en el fondo somos niños malcriados, yonkis de teta y modelos de capricho y pasarela. Vamos a nuestro aire y nunca aprendimos a ver sino el mal ajeno.

La chica tenía razón, y pedía que aprendiéramos a ver la crisis que también llevamos dentro y a hacer, por una vez, las cosas bien. Si todos lo cumpliéramos, al resto (vecinos, políticos y mandatarios) no les quedaría más remedio que imitarnos.

sábado, 18 de junio de 2011

Telemadrid

La penúltima ha sido mostrar imágenes violentas de las manifestaciones en Atenas para ilustrar el descalabro de los concentrados en España... Periodistas que me leéis... ¿por qué? (leedlo repetidamente con acento portugués, que está de moda). ¿En qué curso estudiáis lo del código deontológico desuputamadre? ¿Es troncal o de libre? No, a ver, esto es un alegato en contra de ninguna profesión, ¡al contrario! Mi oficio es primo hermano, pero precisamente apelo a eso de no mentir  y chacharadas varias. Me parece básico, y luego cada uno que cuente su verdad como quiera. Además, no encuentro calificativos en una televisión pública que cofinancio con el metrobus que compro cada dos meses. Una televisión que, si bien trato de ver por eso de querer escuchar de todo y contrastar, me parece sectaria, insultante y vomitiva. En general todas las que se decantan sin complejos de un lado me lo pueden parecer, en mayor o menor medida, pero al menos otras: a) son más divertidas, y b) son privadas -que hagan lo que les salga del higo-. 

Aguirre quería una televisión de calidad, ¿no? Muchas gracias, maja. Imagino que no tienes que estar detrás de los informativos para que te muestren llorar en su discurso de investidura, pero yo si mandara en algo más allá de mí mismo: alcalde, presidente, jefe en la sección de tajalápices y consjero mayor en papiroflexia, por higiene mental me haría rodear de algún que otro tocapelotas que me metiera caña, para no terminar de creérmelo. Mi mamá (santa y tocapelotas como ella sola), me dice siempre que soy muy inocente cuando suelto algo así a la hora del café, y no me canso de responderle que no confunda el hambre con las ganas de comer, que ya sabemos de qué pie cojeamos.

viernes, 17 de junio de 2011

Encorbado

Tienes pinta de tipo serio, de gente honesta, sencilla, cansado y de vuelta. Lo noto en la expresión de tu cara, que gime de dolor a cada paso que das. Lo veo en tu manera de andar, encorbado, retorcido y quejicoso. El modo en el que hablas es, sin embargo, atropellado y vital, y pareciera que necesitaras eso, alguien con quien hablar a cada momento y que te hiciera caminar más erguido. 

No sé, ayer cuando te vi de lejos me acordé de cuando nos paramos a cruzar cuantro palabras en el pasillo del hospital, esperando para hablar con los médicos, sin conocernos de nada. Tú sacando tiempo de tu trabajo para ver a tu hermana, que la pobre nunca se casó ni tenía más familia que la tuya para hacerle compañía. Y yo echando un rato por allí, disfrutando del ambiente.

Construir cerebros

Sinceramente, y aunque me pese, no te mereces más de dos líneas en este blog, pero te diré que si educar es ir construyendo cerebros, me es imposible ayudarte.

Por suerte, sabemos que el cerebro es algo en permanente (de)construcción, como las ciudades y nuestros deseos, así que nos queda el consuelo de que nunca es tarde para aprender punto de cruz y tocar las castañuelas, y eso está bien. Lo que nos hace falta es querer y ponernos a ello; y será el helio que me trago en los cumpleaños o mi excesiva exposición al sol, pero me noto más esponja que hace diez años. Y no, no vivo en ningua piña, pero será una mezcla que aúna juventud y experiencia la que me hace absorber la información nueva con mejores asideros. Si fuera futbolista afrontaría la recta final de mi carrera, como corredor de fondo estaría casi casi empezando a ver cómo es esto... pero soy yo, y resulta que no sé muy bien en qué punto estoy. ¿Quién lo sabe?

miércoles, 15 de junio de 2011

(feliz)

Uno está diseñando cómo quiere distribuir su (futura) cocina y su madre, desde atrás, le afirma que lo que debe hacer es echarse una buena novia y, al ser posible, rica. La reacción del susodicho es similar a la de aquel tipo que duerme en la calle y al que un iluminado sugiere que se busque un buen empleo (y se deje ya de tanto pedir).

En eso estamos, ¿no? Con pensamientos del tipo: "Si en lugar de currar los dos miembros de una pareja, sumar salarios, cobrar una pasta, celebrar la luna de miel en Tailandia y vestir a sus futuros con uniforme de escuela... repartiéramos el trabajo existente entre todos los que lo necesitan... todo sería un poquito más guay", y ya me veis, reivindicando los 'ismos' del finales del XIX. No, va, en serio, ¡todo es más sencillo! Ayer fue el día mundial del donante de sangre y algo tan de sentido común  (tumbarnos media hora en una camilla con bellas enfermeras alrededor) todavía nos cuesta. El mismo banco que te concede un crédito sin contrato fijo ni aval te embarga sin por ello dejar de llamarte moroso, y tan cabrón es quien lo concede como tonto quien lo pide. El caso es que cada vez hay más cosas que no entiendo, y cumplir los 30 (que poco tiene que ver con madurar, no te engañes) no hace sino cambiar el marco a un mismo cuadro. 

Si tenerlo todo claro denota ignorancia y cuanto más dudas más inteligente te muestras, supuro brillantez (y no, no leo tanto como dices) y cierta intransigencia (que se mezcla en todo esto). En mi paciencia (que se vacía), mi esfuerzo (peor optimizado), mi preocupación (que no encuentra fondo) y mi desgana (respuesta a lo que encuentro). 

Cada vez hablo y escribo más en clave, o esa es la sensación que tengo. Cada vez soy más breve, porque lo cierto es que no tengo mucho más que decir. Y cada vez soy más consciente de mi propia estupidez, que como primer plato enlaza muy bien con el postre. 

Ya lo dijo Borges, que cometió el mayor de los pecados: el de no ser feliz. Yo todavía no me he sentido así (feliz).

domingo, 12 de junio de 2011

La mano y la mudanza

Desalojan un Sol que brillará con luz de invierno a partir de mañana. No es el fin de nada (dicen, leo,  pinto, imagino, quiero, espero, pienso...) pero la foto será distinta, y nos vemos recluidos en el refugio de que al menos hubo una estampa para el recuerdo. 

Como todo, ha sido, es y será caldo de matanza para unos y otros, diestras y siniestras. Y sé que es difícil asumir que uno manipula en todo lo que hace, lo quiera o no, por acción o por omisión, pero desde el filtro que no podemos evitar ser ¿por qué no insistimos en no querer comunicar algo bajo una mínima honestidad? Las líneas editoriales, el buenrollismo y el pataleo están muy bien, pero la ley, la libertad y la indignación no deberían vestir distintas camisas según sea martes o festivo, y lo peor de todo es que se sigue tirando de fondo de armario, nos vemos obligados a ser anónimos bajo una máscara de película y a buscar el giro copernicano en eso de quién debe temer a quién (si el pueblo al gobierno o el gobierno al pueblo).

Pérdida

Pierdes la memoria poco a poco, día a día. Todavía estás lúcida, sabes quién eres, quiénes somos, recuerdas grosso modo gran parte de tu pasado y eres capaz de tejer un jersey mejor de lo que yo jamás lo haga... Pero noto la angustia en tu mirada, que me grita claramente que te sabes incapaz ya de algunas cosas, que esperas impotente la llegada de una dependencia a la que no quieres dar la bienvenida. Tu mirada... que me cruza y me remueve, sabiéndome yo también incapaz de saber cómo ayudarte (¿hay mayor frustración?). Tu mirada, que no obstante conserva el brillo de lo que siempre has sido: una mujer con hambre de vida. El mismo hambre, ése que te ha regalado una salud de hierro, comienza ahora a fracturarse a media altura, y todos sabemos eso de que cuanto más alto llegas... 

Seremos colchón, sin duda, para la caída, y estate tranquila por el golpe: no habrá tal.

No se puede

No se puede hacer las cosas bien, porque luego te lo agradecen. 

Es algo que tenemos más o menos claro, y que te den las gracias mola, que te paguen más te agranda la sonrisa, y que te mencionen desde un micrófono es chipirifláutico... pero uno no trata de hacer las cosas bien por nada de eso.

viernes, 10 de junio de 2011

Perdida

Os reconozco cuando habláis por la radio. En todos y cada uno de vosotros, que construís subordinadas con soltura, sois coherentes en las exposiciones y lo que sale por vuestra boca viene envuelto en el más común de los sentidos. Lo malo es que, como yo, os sentís parte de una generación que se pierde entre los días, los unos tan iguales a los otros que (a ratos) no vemos más salida que el asentimiento ante un bucle sin brecha.

Encuentro rabia y consuelo en esas palabras, y me pregunto qué han hecho de nosotros.

miércoles, 8 de junio de 2011

XXX

"Bienvenido a la edad del hardcore", pensaba esta mañana a eso de las seis. Quiso el azar, o la sana costumbre de despertarme temprano en los últimos días por no sé qué inquietud interior, que abriera el ojete (el de la cara) a la misma hora en que me soltaran al mundo exterior hace hoy treinta años.

Nací grandote y cabezón, y tanto tiempo después poco ha cambiado respecto a eso. Lo primero que soltó mi padre al verme fue: "¡Qué niño más feo!". También eso sigue igual.

Felicidades.

martes, 7 de junio de 2011

Fonemas

Hoy no voy a hablar de fonemas.

P.S. Quien esté interesado en el tema encontrará acomodo en la lectura del:

"Tratado de fonología y fonética españolas"
Autor: Antonio Quilis
Segunda Edición
Editorial (Cumbre de) Gredos
Biblioteca Románica Hispánica
558 páginas de placer

Domingo

Un rato de domingo, nada más, dando pedaladas por el centro, por las mismas calles que tanto recorrí de madrugada, tratando inútilmente de recordar nombres de locales que en otro tiempo se hicieron llamar bajo otras letras. 

La quietud y la calma de un paréntesis emocional, mudando la piel por otra menos dolorosa que me concede el capricho de un libro de Dickens de segunda mano. (Mi regalo particular, para que cumpla otros tantos.) Y al lado estás tú, en cuya mirada imagino toda una vida juntos.

nadie los concede

Me limité a soplar las velas y el cero que bailaba a sus pies, y asumí como pude el papel de invitado a última hora (de esos que contemplan como ajenos los homenajes que le dedican). Nacer nunca fue mérito de nadie, supongo, mas toda excusa es buena.

Me llamó la atención la mezcla, el puzzle extraño de fichas con distinto fabricante. Agradecí su presencia a los presentes (no doy para mucho más) y no eché en falta la ausencia de los ausentes (porque nunca lo han estado). Tampoco de los que vendrán, porque aquí, como en todo, conviene respetar los tiempos. Recordé, en cambio, a quienes llegaron y quedaron tan sólo un rato, porque el evento invitaba al balance, y la cifra cumplida lo hacía más obligado.

Mi eterna gratitud a ti (a vosotras), por el gesto y las molestias. La deuda es evidente.

P.S. No pedí ningún deseo: nadie los concede.

sábado, 4 de junio de 2011

No cambiéis nunca

"No cambiéis nunca" se lee en alguna de las placas que los enfermos del hospital (o familias) dedican al personal sanitario que les ha atendido tan de cojones durante su estancia. Ni una quincena en Benidorm, oye, con tu toma de tensión, tu ropa limpia todos los días y un menú lo más de lo más. Y es que a mí leer cosas me sigue llamando la atención. 

A mí, que he sido objeto de tales deseos por parte de personal variado. Que no cambie nunca... joder, la idea está muy bien. Pero eso ¿cómo se hace? ¿Siendo opaco a los muchos imputs que recibes o con tres padrenuestros y un credo?

A mí, que busco el cambio en cada plaqueta, en cada mirada o en cada uno de enero. Que el traje de lo mismo me resulta demasiado ajustado. Que mostrarme pocas veces me sirvió de algo.

Mesón Rojo

Dices muchas tonterías. Entre ellas eso de que has captado el mensaje, o que no tienes nada que ocultar, y yo que tú le daba alguna que otra vuelta a lo que sale de mi boca, no sea que mosquee al personal. Supongo que estar en el equipo bueno supone un buen chute de confiaza para cualquiera, como cuando calzas un apellido chulo, perteneces a la pandilla de los molones o naciste con una flor en el culo (en resumen). Yo carezco de tales virtudes, y mi posición privilegiada me permite contemplar las cosas desde cierta perspectiva y con total parcialidad, "como no podía ser de otra forma".

El caso es que me aburres... profundamente, y quien quiera escuchar otro tanto tus chapas vestidas de grandilocuencia, que se tome una juanola. No me vengas ahora con un cambio de rumbo y pamplinas varias, porque eso es pedirle al bobo que reflexione o al malo que venda pipas. Vamos, que a partir de cierta edad se hace más complicado lo de los buenos propósitos.

Así que yo que tú... ya que de casta le viene al galgo, me metía a eso de la hostelería. Pondría... no sé, una tasquita. Un Mesón Rojo, un Bar Tolo o un Casa Mentero, por citar tres ejemplos que te pueden venir al (mucho) pelo que tienes (y ni uno de tonto).

viernes, 3 de junio de 2011

Piratas

Quiero que seas feliz, a pesar de las zancadillas. 

Quiero crecer en un mundo que te valore y que respete lo que haces.

Y que no se ahoguen los piratas.

¿Por qué?

¿No te lo has preguntado nunca? Es una de mis frases favoritas, a pesar de no querer saber a veces la respuesta. 

miércoles, 1 de junio de 2011

Coincidíamos

en que nos ha tocado la generación más tonta de todas, y si no fue así igualmente lo pienso. Nuestros hermanos mayores lograron llegar a tiempo para colocarse medianamente bien, y nuestros hermanos pequeños (obsesionados por quemar etapas como quien quema un cigarro) follan mucho más. ¿Dónde quedamos los de en medio? 

Puede que suene a excusa barata para quien no logra sus metas, pero me da a mí que el "¡quietos todo el mundo!" nos dejó un poco tocados a los que tirábamos de teta o de placenta.

Coincidimos (presente) también en que no pudo ser, a pesar de que era claro y en botella. Así que  tras muchos dimes y diretes, pajuelas colectivas y escaparates en rebajas... seguiremos otros cuatro años con más de lo mismo, contemplando una ciudad sesgada en dos mitades cada vez que caigan cuatro gotas y bajo las riendas del sheriff más dicharachero del condado.

Hay tantas cosas que no entiendo que no merece la pena dar más publicidad a quien no la merece.