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martes, 8 de marzo de 2011

Paridad

Me he tomado la molestia de contar los chicos y chicas que figuran en mi orla de la ingeniería. Soy así: un bloguero de raza. El resultado es de unos 155 chicos frente a 55 chicas. Casi casi una proporción de 3:1 a nuestro favor. Qué listos somos.

Supongamos que esta proporción se ha mantenido durante los diez últimos años, casi casi los mismos que tiene la foto. Es mucho suponer, pero me juego una moneda de veinticinco pesetas para amantes de lo vintage (de esas que parecían un donete y que venían de miedo para jugar a la peonza) a que los chicos siguen tirando más por carreras técnicas y las chicas por humanidades.

Supongamos también, y tiemblo, que la forma natural de comenzar en una empresa de telecomunicaciones o nuevas tecnologías es siendo ingeniero técnio o superior. Departamentos anexos (contabilidad, legal, RRHH, mantenimiento, seguridad, limpieza...) aparte. 

Volvamos a suponer (y que Dios nos coja confesados) que la cadena para ser un alto directivo en este tipo de empresas es haber sido técnico de campo, programador, auditor, jefe de equipo, bla, bla... 

¿Qué nos encontramos? Que es más posible que la proporción de altos directivos en este tipo de empresas se acerque al 3:1 a favor del hombre que al 1:1. Mierda... estamos incumpliendo la ley y somos sexistas. Celebremos la vuelta de la mujer a casa y del hombre a mojar sus penas en pacharanes.

A lo que voy es que cada 8 de marzo escucho las mismas proclamas a favor de una igualdad entre hombre y mujer que juega al despiste. Y ojo, no digo con esto que no haya diferencia de trato ni injusticias en el tema  salarial ni una larga batalla en pos, por ejemplo, de conciliar vida profesional y personal. El despiste viene porque de primeras no somos iguales ni creo que pretendamos serlo. Mi hermano y yo nos parecemos lo que un culo a  un pie, nos han criado a la par y compartimos bastante material genético. Si con igualdad aluden en cambio a la igualdad de derechos y oportunidades me parece algo tan obvio que ya he terminado de defenderlo. Pero también hablan de igualdad salarial y de paridad, y ahí me enervo. 

Por favor, hablemos de igualdad salarial sólo en los casos de mismo puesto de trabajo, misma empresa y mismas horas. Porque todo lo demás es un baile de números que responden a páginas de periodismo barato y fotos con enaras a favor de la mujer que desaparecen al día siguiente. De repente somos todos guays y pro-chorradas, pero si oigo que el hombre gana de media X euros más que la mujer respondo: "bien, ¿en qué trabaja el hombre y en qué la mujer?" Porque yo he tenido tantos jefes como jefas y por regla general más mujeres dándome órdenes que lo contrario. Si hablamos de sus sueldos y del mío me puede dar la risa y no me creo discriminado... ¿por qué? ¡Tachán! Porque su puesto no era el mismo que el mío. Porque en mi lugar una mujer hubiera cobrado lo mismo.

Una de cada X hombres ocupan cargos directivos en empresas. Es un dato absoluto, de hoy, correcto. Pero ahí está el problema, que en esto no se puede hablar de datos absolutos, porque la foto cambia año a año. ¿Cómo estábamos hace treinta años? ¿Cuántas mujeres estudiaban? ¿Qué tipo de estudios? ¿A qué tipo de trabajos se puede incorporar una ama de casa que sólo tiene la primaria? ¿Su sueldo entraría en las estadísticas? En definitiva, ¿de dónde venimos? ¿No merece un enfoque relativo? ¿Creemos que porque de repente nos creemos iguales de la noche a la mañana tiene que haber un reparto equitativo según el género en cada ámbito, cada sector y cada tipo de trabajo? ¿Dónde queda el mérito individual? ¿Qué cara se me queda a mí si eligen a una mujer peor cualificada que yo para un empleo tan sólo porque no tiene pene? La misma de gilipollas con la que me levanto, sin duda. ¿Sí a la discriminación positiva? ¿Acaso no sigue siendo un tipo de discriminación?

Desde Lisístrata (o antes) la mujer viene reclamando su papel en la sociedad y su desarrollo íntegro como persona. Pero sobre todo desde la Revolución Industrial hasta nuestros días la mujer trabajadora  se ha dejado la piel en huelgas, ataques, insultos, dentenciones y despidos en su búsqueda de un mismo trato que hacia su compañero de cama. Conquistaron su derecho al voto y lejos de ser una batalla ganada es algo que nunca tendrían que haber perdido. Surgen exposiciones, tratados y coloquios sobre el papel de la mujer en la historia, y está muy bien, pero la historia se tendrá que seguir escribiendo desde hoy para que en un futuro deje de tener sentido celebrar un día de la mujer o contra la violencia de género por ser asuntos más que superados. Los países en vía de desarrollo y el tercer mundo, ahí está la batalla del siglo XXI y venideros, y por desgracia la discriminación hacia la mujer es sólo uno de las muchas existentes.

Para terminar me hago eco de un acertijo muy sencillo que viene al hilo: 

Gruntilda (el nombre es aportación personal) y sus amigos están sentados formando un círculo, de forma que los dos vecinos de cada amigo son del mismo sexo. Si de los amigos de María, cinco son hombres, ¿cuántas mujeres hay? ¿Y por qué están sentados en círculo? ¿No debería decirse circunferencia?

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