Vistas de página en total

lunes, 31 de enero de 2011

me veo

mediocre en lo que soy y en lo que hago. Es una lacra que arrastro y que contagio en mi entorno. Me gustaría despertar un día y saberme especial, distinto al resto, rebosante de una luz propia. Eso es lo que me escribiste hace un siglo, que brillaba con luz propia, pero algo dentro me impide creerlo del todo. Eso y tantas otras cosas buenas que he oído sobre mí.

No es justo por mi parte, sin querer resto valor a esas palabras y quién soy yo para juzgar nada de lo que digáis. Me es complicado ver cosas buenas en mí, y con ese punto de partida más complicado me resulta aceptar que otros las reconozcan. Serán las gafas.

Hubo un tiempo en el que me acerqué un poco a eso, a tenerme cierta autoestima y a aprender a mirarme con cierta distancia, pero no supe digerir las mieles del éxito y salí huyendo de mí mismo como cura de humildad. 

Me veo mediocre en lo que soy y en lo que hago. Sé que no tiene que haber nada malo en eso. O al menos que no tengo por qué juzgarme a cada minuto. Trato de dar lo mejor pero siento que me pongo trampas y frenos sin dar tregua. Un bloqueo. He saboreado más el fracaso que el éxito, y mis éxitos los he convertido en meros trámites que me exigía cumplir casi como una obligación. 

Hay algo en mí que falla. Y más aún cuando los demás pagan por ello.

domingo, 30 de enero de 2011

agua

No soy un robot, 
enchufado a los tiempos que corren.

Eran tiempos de preguntas sin respuesta y las ganas infinitas de vivir y no atreverme. Donde dejarte patillas te hacía sentir un niño grande, y jugar a ser mayor nos pilló un poco por sorpresa. 

Era ver una guitarra y acercarte.

Era fumarte una clase y sentirte libre. 

Ver un Kingston a rebosar donde escuchar agua y beber cigarros rotos. Hablar de nuestro futuro, vernos a nosotros mismos dentro de diez o quince años. Vernos ahora y sentir orgullo por haberlos disfrutado en pleno. Éramos más ambiciosos, creo, o teníamos menos miedo. 

Como cuando te conté eso de ser astronauta, o pensé en irme a estudiar a Francia. Cuando protestar cobraba sentido, los pasillos se convertían en una motivación, y el instituto se mostraba como un pozo sin fondo repleto de grandes proyectos.

Te recuerdo afinar el violín y ponerme la piel de gallina. Aplaudirte en mitad de una lección.  Reírnos de principio a fin desde la última fila. Tu admiración hacia Kant, y la debilidad ante Nietsche. Recuerdo tu perfil, mi amor secreto, y aquellas tertulias.

Me recuerdo a mí, y me pregunto dónde me he perdido.

viernes, 28 de enero de 2011

Cabezota

No llevaba más de una hora trabajando por ETT en la empresa. Desmontar una estantería y montarla en otra nave. Easy. Tenía que vaciarla antes (la estantería), así que nada: poquito a poco, con el traspalé eléctrico pim pam, pim pam, palé arriba palé abajo... En éstas que al no estar familiarizado con las medidas de la nave, golpeé sin querer con el extremo de la uña un foco de los tres que iluminaban la nave, y el pobre soltó su enganche del techo y quedó suspendido únicamente del cable que lo alimentaba. 

Desde abajo no le di la mayor importancia... Error. A los pocos minutos descubrí que si bien una ciudad puede ser un pañuelo, desde luego una nave no es lo suficientemente grande como para esquivar un foco, y me acordé de Astérix & Co., temerosos de que se les cayera el cielo encima. 

Seguía yo a lo mío cuando escuché un clic y el sonido típico que dibuja un objeto pesado al caer desde diez metros de altura. Efecto Doppler en toda regla. Los tres o cuatro segundos intermedios no fueron suficientes para ser consciente de lo que ocurría y lo inmediato fue encajar el golpe de una lámpara de... ¿diez kilos? en toda la coronilla. 

Mala suerte, supongo: me movía constantemente y podía haber caído a mis pies. O buena, según se mire: no me hizo nada. Ni siquiera un chichón. Lo cual me dio la razón para llevar en esa etapa el pelo lo suficientemente largo para amortiguar algo el golpe, y no refuta lo que llevaba escuchando desde niño sobre mi cabezonería. 

No he vuelto a ser el mismo desde entonces, though: ahora digo más bobadas. Anécdota para un viernes lluvioso.

de la Iglesia

Escribiste que en este país cambiar de opinión es el mayor de los pecados, y por eso nos has regalado una gran lección al hacerlo. Es muy valiente querer escuchar a unos y a otros, tragándote los prejuicios, y valorar los pros y contras, y pararte a pensar.

Dijiste que eras un tipo con el genio fácil, dado a la respuesta rápida y poco meditada, y me sentí terriblemente identificado en eso. Tratas sin embargo de hablar con los que no están de acuerdo contigo, y buscas lo que es mejor para todos sin pensar en bandos de ningún tipo.

Te escudas en no querer imponer el cristal con el que miras en el resto, y encima te disculpas. Admites la posibilidad de equivocarte, y quieres bajarte de la tribuna para hacerlo como mejor sabes. Se trata de ser coherente, supongo, y por eso dimites.

Eres alguien que se ha mojado, que ante la adversidad no ha querido buscar culpables fuera, sino hacerlo mejor desde dentro. Eres todo lo que pido a un político, y por eso nunca podrías serlo. Ni tú ni yo, porque nos aferramos a nuestro propio criterio, al magen de logotipos.

jueves, 27 de enero de 2011

A veces

Me barriste sin querer con una escoba.
Me salvaste con un beso y un abrazo.

A veces, cuando me asaltan determinados pensamientos, la tristeza viene con ellos y el pecho me pesa. 

Son tonterías, cosas mías que suenan absurdas y nacen de preocupaciones probablemente infundadas. 

Agarrotan, sin embargo, y me hacen sentir como nunca el suelo que piso.

Tan pronto como vienen, marchan.

miércoles, 26 de enero de 2011

Mi primer día

Yo ya sabía leer y escribir, o al menos eso gritaba a Julia mientras me arrastraba por la calle camino de mi primer día de colegio. Lloraba a moco tendido, hecho una magdalena. Me agarraba con uñas y dientes a cada una de las plaquetas de la acera y buscaba una madre nueva en cada mujer que regresaba a casa tras dejar a su hijo en clase.

Vieron el percal nada más aparecer en el hall. "Éste va a dar problemas", pensaron. No más niños de teta y cuna... Todavía quedan las marcas en el reposamanos de la escalera cuando trataron de subirme al aula de parvulario 1A. Abrieron la puerta y me dieron la oportunidad de hacer mi entrada triunfal ante la atónita mirada de los que serían mis compañeros durante unos cuantos años. Todos callados, sentaditos, bien vestidos, más majos... Y yo berreando como una perra, pregonando mi inonencia de este a oeste, acusándoles de crímenes contra la humanidad. ¡Dejadme ir, cabrones! No os necesito...

Mª Jesús, domadora de fieras, neonatos y demás ejemplares, tuvo a bien hacerse cargo y liberar a mi santa madre de aquella vergüenza. "Usted tranquila -le dijo-, ya le enderezo yo". Dejar de sentir su mano cálida me hizo añorarla infinito, como la primera vez que grité su nombre, como el día que me parió. Quedé, pues, a merced del látigo, y en mitad del caos emocional me fijé en tu rostro de ángel, y en mitad de esa visión te alejaron de mí. 

Resolvieron encerrarme en la clase de al lado y castigarme durante toda la mañana a estar de pie junto a la pared, como un maniquí roto en un expositor. Entre amenazas varias del tipo "o te callas o te callo" supongo que me calmé, y ahora me viene su mirada incisiva. Y esa bolsa de agua con algo extraño dentro.

Por la tarde fue distinto y me sentaron a tu lado. Y no recuerdo mucho más, salvo pintar mosqueteros.

martes, 25 de enero de 2011

Un cielo cambiante

Orion dejará de ser un reloj de arena. No sabemos si eso ocurrirá el año que viene o dentro de un millón de años, pero cuando miremos al sur en una noche de invierno se nos tiene reservado un bonito espectáculo que si no nosotros, seguro que nuestros nietos o las hormigas que gobiernen el mundo tras habernos autodestruido gozarán con gafas 3D y música de Wagner como acompañamiento.

Es lo que tiene el cielo. Piensas que la foto es así siempre y de repente surge un cambio que te recuerda que  a pesar de todo viajamos en montaña rusa. Como si miraras la pinta de gilipollas que tienes el día de tu Comunión y sin esperarlo esa cara que te sabes de memoria te saca la lengua dentro del marco. Eso ocurrirá con Orion y su estrella Betelgeuse, que sin habernos dicho nada resulta que es una supergigante, y como todo en la vida, el éxito desmedido acaba con cualquiera.

Todos nos acordamos del Hale-Bopp en el 97, cuando miraras donde miraras ahí veías el cometa  con sus dos colas alcanzar el tamaño de un balón y volverse tan luminoso que sólo Sirio y la Luna podían con él. Y fue increíble. Betelgeuse explotó en una supernova hace unos 25 millones de años y ahora lo veremos, y bailaremos con paraguas, a lo Gene Kelly, bajo su polvo de estrellas, y todo será guay.

Nuestro sol ya pasó la menopausia y aún así le queda algunos millones de años para jubilarse, así que tranquilos: nos queda playa para rato. Ya lo dice el twitter que me descubriste ayer: "Nervous? In 5 billion years the sun will burn out and nothing you did will matter. Feel better?"

Pues eso.

lunes, 24 de enero de 2011

Escribí:

- ¿Qué tres cosas te llevarías a una isla desierta?
- Un diario, una tumbona y mi cepillo de dientes.
- ¿A qué tres personas elegirías para ir contigo?
- Entonces ya no sería una isla desierta.
- ¿Un libro?
- ¿La Biblia?
- ¿Qué tal algo de música?
- Seguramente los Beatles, para variar.
- ¿Dónde te gustaría que estuviera esa isla?
- A cinco minutos de mi casa.
- Ja, ja, no, en serio.
- Hablo completamente en serio.
- No le gusta estar solo, ¿verdad?
- A veces. Hay ratos en los que no me importaría estar perdido en una isla del Pacífico Sur. Bonito sitio, supongo.
- ¿Tres cosas que hacer allí?
- Correr, nadar, leer, escribir, pensar, descansar, gritar, soñar...
- ¿No son muchas cosas?
- Tengo que matar las horas.
- ¿Buscaría la forma de regresar a casa?
- En mis ratos libres, sí.
- ¿Ratos libres?
- Sí, ratos libres.

sábado, 22 de enero de 2011

Únicos


Hemos descubierto que estamos programados para ser únicos. 

Nuestra experiencia individual de cada día: lo que decimos, lo que enseñamos, lo que escuchamos, lo que sentimos... incide en nuestra estructura cerebral. Esto, que suena a laboratorio, repercute en la idea de que no debemos quedarnos quietos. No debemos dejar de estudiar, de trabajar, de experimentar y de innovar ya que la negación de todo lo anterior nos anquilosa y, fisiológicamente, conlleva un cese en la creación de neuronas. La idea es muy simple, y es que cambiar el mundo nace necesariamente de cambiarnos a nosotros mismos y de cambiar nuestro cerebro.

No estamos tan condicionados como pensábamos por la herencia genética. Obviamente influye, y mucho, pero se nos ofrece una posibilidad de crecer, aprender y querernos tal como somos que sería estúpido desperdiciar. Sufrimos demasiado por culpa de dogmas y determinismos que no hemos elegido, y nos olvidamos de lo único que debe importarnos: vivir. La mente vuela por caminos que derivan en callejones sin salida, se pierde en el pasado y nada a ciegas ante lo que tiene que venir, pero no sabe que lo que tiene que venir comienza en lo que haces en este momento. El entorno nos influye menos de lo que nosotros influimos en el entorno. Somos lo que tenemos que ser y vemos lo que esperamos ver. Tenemos el control pero no sabemos pilotar la nave.

Entretanto, acumulamos minutos, recuerdos, datos y experiencias. Nuestro archivo se vuelve tan grande que discriminamos la información para no volvernos locos. En la vejez solemos aprender a ser más felices, tal vez porque relativizamos mucho más y separamos mejor la paja del grano.

Nos llega el momento de decir un hasta luego. Se termina la película y lo único constatado es que hay vida antes de la muerte. Lo contrario aún está por ver. 

Vivámosla.

(Ideas inspiradas por Eduard Punset.)

viernes, 21 de enero de 2011

El porqué de Asperger

He copiado lo anterior porque hace un par de días me entero de que uno de los mejores personajes de ficción que se han escrito en los últimos años (el Dr. Sheldon Cooper de The Big Bang Theory) resulta que puede padecer dicho síndrome (amén de un trastorno obsesivo compulsivo de la personalidad), y me quedo así como... ¡qué fuerte! Y aunque parece ser una patología sujeta a controversia acerca de si se trata realmente de un trastorno o no es más que una forma de ser, me llama la atención.

Me explico. Es una Sitcom, y ahí cabe dilatar el perfil de los personajes para llevártelos a extremos donde la comedia surge casi casi como algo necesario. Correcto. En ese barniz cómico y exagerado uno encuentra aun así puntos y patrones de comportamiento que uno reconoce como propios o ajenos y es, entre otras muchas cosas, lo que le hace gracia. La cuestión es que si yo veo una serie donde los personajes principales son prototipos de geeks y lo único que pienso de Sheldon es que es hilarante, ¿qué no pensaré de gente con la que puedo lidiar a diario y que puedan evidenciar algún tipo de síndrome X?  Vale, no soy psicólogo: no tendría por qué saberlo, pero me da pie a pensar que todos podemos estar sujetos sin ser conscientes a algún trauma, problema o comportamiento motivado que esté catalogado como algo a tratar y/o reflexionar sobre ello.

Los guionistas de la serie defienden que ellos no pensaron en ningún síndrome para trazar el perfil de Sheldon. Simplemente "es así", pero creo que nadie (guionista, director, actor) crea un personaje sin una experiencia previa sobre algo parecido que le sirva de inspiración. El personaje de Nicholson en Mejor Imposible también dicen que sufre este trastorno, así que de repente puede dejar de ser un tipo absolutamente rutinario y odiable para decirnos: chicos, tengo un problema.

No sé, me parecia interesante para un viernes.

Síndrome de Asperger

Y resumo de la Wiki:

El "síndrome" o "trastorno de Asperger" es un trastorno mental y del comportamiento que forma parte del espectro de trastornos autísticos. El sujeto afectado muestra principalmente severas dificultades en la interacción social y en la comunicación, así como de áreas actividades e intereses son muy restringidas y estereotipadas. Se diferencia del trastorno autista en que en el trastorno de Asperger no se observa retraso en el desarrollo del lenguaje, no existiendo una perturbación clínicamente significativa en su adquisición. No hay retardo, por ejemplo en la edad de aparición de las primeras palabras y frases, aunque pueden existir particularidades cualitativas (por ejemplo gramaticales) que llamen la atención. Aunque la edad de aparición y detección más frecuente se sitúa en la infancia temprana, muchas de las características del trastorno recién se hacen notorias en fases más tardías del desarrollo, cuando las habilidades de contacto social comienzan a desempeñar un papel más central en la vida del sujeto.

La forma en que se manifiesta el síndrome varía mucho entre los diferentes individuos que lo padecen. Sin embargo existen ciertas características comunes:
  • Dificultades para la interacción social (especialmente con personas de su misma edad).
  • Alteraciones de los patrones de comunicación no-verbal.
  • Intereses restringidos a un único tema o a una muy reducida variedad de temas.
  • Inflexibilidad cognitiva y comportamental.
  • Dificultades para el pensamiento abstracto y la formación de conceptos.
  • Coherencia central débil en beneficio del procesamiento de los detalles.
  • Interpretación literal del lenguaje.
  • Dificultades en las funciones ejecutivas y de planificación.
  • Interpretación muy disminuida o nula de los sentimientos y emociones ajenos y propios.
Las personas con Síndrome de Asperger a menudo:
  • Actúan de una forma que tenga sentido: son tremendamente racionales.
  • Tienen la habilidad de actuar (ser actor), dada la capacidad que desarrollan para expresar emociones y sentimientos sin que necesariamente en verdad los sientan.
  • Ven y recuerdan detalles de cosas que otras personas no ven.
  • A menudo tienen una memoria extraordinaria (visual, musical, numérica).
  • Son muy buenos recordando reglas, leyes, sistemas y hechos importantes. Su talento es útil en muchos trabajos de tipo intelectual (matemáticos, informáticos, físicos, astrónomos, abogados...).
  • Son mejores escribiendo que hablando con la gente, porque son cuidadosos eligiendo las palabras que significan exactamente lo que quieren decir, por lo cual se muestran más expresivos en un chat a través de Internet, en un escrito a mano o un foro. Escribir no incluye lenguaje corporal o expresión facial; las personas con Síndrome de Asperger a menudo tienen mucha práctica para comunicarse sin el lenguaje no verbal, por esa razón, aquellos que cultivan la literatura producen trabajos excelentes.
  • Algunos son buenos en matemáticas y programando ordenadores, por su buena inteligencia lógica impersonal.
  • Algunos son propensos a desarrollar un extraordinario talento musical porque poseen un oído más sensible, aunque es la minoría de las personas con Síndrome de Asperger que desarrolla estas cualidades; también es frecuente que puedan ser virtuosos de algún instrumento musical, dado el tiempo que emplean en mejorar.
  • Tienen un interés especial que los convierte en expertos en su terreno.
  • Se divierten haciendo lo mismo muchas veces, lo que la mayoría encontraría aburrido. Muchas personas con Síndrome de Asperger son buenos practicando escalas de piano, realizando largas sumas, y buscando entre libros y papeles para encontrar información y errores.
Supone una discapacidad para comprender el mundo de lo social que se manifiesta al nivel de comportamientos sociales inadecuados, proporcionándoles a ellos y sus familiares problemas en todos los ámbitos. Los déficits sociales están presentes en los aspectos del lenguaje, las dificultades en el ritmo de la conversación y es frecuente la alteración de la prosodia (entonación, volumen, timbre de voz, etc.). Suelen ser también deficitarios los patrones de contacto ocular, gestual, etc. En la mayoría de los casos se observan dificultades en la coordinación motora.

Es un trastorno muy frecuente (de 3 a 7 por cada 1.000 nacidos vivos) que parece tener mayor incidencia en niños que niñas. En términos relativos, se trata de un síndrome recientemente reconocido por la comunidad científica, como entidad diferenciada del autismo, siendo aún poco conocido entre la población general e incluso por muchos profesionales.

Si has sobrevivido a lo anterior, tengo una buena noticia: ya no más wiki.

jueves, 20 de enero de 2011

Frío

Me gusta el frío en la calle desde casa. Despertarme con la radio, vencer la pereza de madrugar y aprovechar la mañana. Ducha temprana, desayuno consistente, la cama hecha y salir por la puerta para comerme el mundo. Me gusta ir por Alcalá en bicicleta y sentir el viento helado golpeándome en la cara, exhalar vaho y mantener el equilibrio ante un semáforo en rojo. Sentirme eficaz a la par que libre, y engañarme creyéndome más listo que el resto. Me gusta leer tumbado en un sofá, y quedarme dormido entre las líneas. Sentir que aprendo algo nuevo. Que creo algo nuevo. Me gusta liarme un cigarro en un bar donde no puedo fumar, y leer el periódico desde la última página. Los titulares, porque son relatos breves. Y los debates, porque me recuerdan al cole. Me gusta creer que me ves a solas y que piensas en mí. Fingir que estás presente cuando hago algo y querer hacerlo bien sólo por eso. Me gusta pensar en bobadas y reír por lo que no tiene importancia. Me gusta hablar solo. Y me gusta escribir esto.

miércoles, 19 de enero de 2011

Manto de nieve

Europa está cubierta por un manto de nieve, y ver las orillas del Támesis o los Campos de Marte pintados de ese color me recuerda inevitablemente a mi periplo por Centroeuropa, hace ya algún tiempo. 

No ocurrió nada especial en ese viaje. Lo hice solo, como tantas cosas, y en resumen fueron dos semanas de pensar mucho, de dejar la mente en blanco y de perder cinco kilos a base de caminar una barbaridad y limitar mi dieta a comida y media al día (presupuesto ajustado, supongo). Recorrí unos cuantos kilómetros y me bajé en no pocas estaciones. Disfruté sobre todo de los trayectos en tren, de las noches, de las calles de Berna, de las cervezas al calor de bares llenos de gente que hablaba extraño, de la generosidad en Nüremberg, del tequila, del buen trato en Ginebra, de la concentración contra Bush en Mainz, del plato caliente en Colonia o de la extrañeza en Berlín... 

Hubo momentos buenos y malos, mejores y peores. Desmayarte en medio de una macrodiscoteca de rock por el cansancio no es una bonita experiencia, y tratar de dormir en el ascensor de un apeadero para despertarte a causa del frío no mola nada, pero con el tiempo te ríes. Vi y aprendí un porrón de cosas, de lo de fuera y de lo de dentro. 

Vine distinto, pero lo importante es que vine, con más experiencias que antes en la mochila, y con ganas de volver a partir.

martes, 18 de enero de 2011

Mi lógica equivocada

Son cosas que me joden. 

Premisa A:
Si en un pleno municipal un partido en la oposición propone: "Restructuremos las líneas de autobuses para dar solución a las necesidades reales de los vecinos."
Premisa B:
El partido en el gobierno responde: "La distribución es mejorable."
Conclusión:
El partido en el gobierno desestima la propuesta.

El silogismo falla en un punto, que me he guardado como un cabrón. El partido de gobierno, sabedor de nuestros miedos y guardián de nuestras esperanzas, asegura que el sistema de autobuses no está tan mal, a pesar de todo, así que para qué va a poner a dos tíos en una mesa a pensar cómo optimizar nada. Porque eso sale barato, supone un esfuerzo mental, no da votos y no me queda del todo claro que conozcan la palabra "optimizar". Mola más poner farolas, y abrazarse a ellas.

Gracias por no representarme, y gracias sobre todo por hacerme vomitar cada vez que os veo. Así adelgazo.

La hora del té (o no)

A una niña de ocho años se le apaga el micrófono mientras interpreta el himno nacional antes de un evento deportivo. Hay un amago de risa, pero al estúpido le callan pronto, y toda la audiencia surge como un resorte para cantar con la niña, que ha mantenido la compostura con dos cojones. Todo termina con una tremenda ovación, y como compensación la organización ofrece a la pequeña artista una nueva oportunidad en otro evento para que pueda demostrar (sin fallos técnicos) que se sabe la letra hasta el final.

A mí la historia anterior me parece bellísima, pero sé también que no pido mucho a las historias. 

Esto viene de la misma tierra donde nació el Blues, se inventó la barbacoa y se escribió en algún papel que todo el mundo tiene derecho a ser libre. En ese mismo país, la gente se pone en pie cuando alguien canta el himno nacional, y canta con esa persona, y se emociona, y todo es bonito. 

Lo sé porque yo mismo me emocioné, pero sé también que puedo emocionarme fácilmente.

En ese mismo país, insisto, el dinero circula al servicio de intereses de grandes lobbies, se sigue ejecutando a la vista de palomitas y un porcentaje preocupante defiende el Creacionismo. Pero no todo estaba perdido: votaron para presidente a un señor de raza negra, hijo de inmigrante keniata y apellido musulmán, de padres separados, niño de mundo, criado con su abuela en Hawaii y estudiante becado. Fue fácil, sólo tuvo que coger un micro, crearse una ilusión, y como no se le apagó (el micro) fue capaz de romper millones de prejuicios, movilizar a quienes miraban más al suelo que al cielo y proclamarse a sí mismo como el fruto del sueño americano. A mí se me ponían los pelos de punta al escucharle: era Kennedy encarnado en Will Smith, y había llegado aquí para cambiar el mundo.

Dos años después, su popularidad ha bajado en picado, ha perdido la mayoría demócrata en el Senado y no es capaz de lanzar sus reformas hasta el extremo que quisiera. Lógico. Olvidamos que era un hombre, y un hombre puede ser menudo, coger un puñado de sal y reclamar el espíritu de la revuelta de Boston, pero poco más. 

Este hombre era Gandhi y esa revuelta recobra su espíritu bajo el Tea Party, pero sé también que el abogado se refería a otra cosa.

Al grito de potentes eslogans como 'We the people', 'Give me liberty, no debt' o 'What would the founding fathers do?', millones de americanos han convertido a este movimiento en la gran fuerza revolucionaria de la sociedad en Estados Unidos durante el 2010. Se venden como los verdaderos defensores de los valores y preceptos que hicieron de su país un ejemplo de progreso para el mundo, y se muestran reaccionarios a unas políticas "de extrema izquierda" que se alejan del verdadero sentir del pueblo. Son ellos, pues, los movimientos sociales conservadores, los que entroncan directamente con la mejor tradición democrática de Estados Unidos, y los que tendrán la clave del futuro inmediato. 

Parece un sentir popular, pero sé también que viene a ser una declaración de este tipo:

"Querido enemigo, soy el único responsable de mi futuro, y me realicé a través de mi esfuerzo y mi trabajo, que para eso hacemos caso a Calvino. ¿No has logrado tu objetivo? ¡Fracasado! Te dieron todas las oportunidades y te dedicaste a ver películas de Michael Moore. Bájame los impuestos, deja que yo decida qué cobertura médica merezco y consumamos lo Made in USA. ¿No sabes qué leer? Lee la Biblia y la Constitución, pero a mí no te me acerques, que tengo licencia de armas. Por supuesto, no te metas en mi vida. Have fun!"

Parece de cajón, pero acojona. 

Y me gusta el té, pero sé también que tiro más por el café (y si puede ser con cigarro, mucho mejor).

lunes, 17 de enero de 2011

Lección de moral

Cuando te dan la espalda y sonríes, diciendo hasta pronto.

Niebla

El día amanece mostrando al mundo mi interior, y no deja ver más allá. 

Amanezco yo también cansado, y con el mismo color con el que acabé ayer. 

Por muchas cosas.

Y aparte de todo, en la distancia me acuerdo de ti, y te echo de menos.

domingo, 16 de enero de 2011

Te vi

Te vi atando la bicicleta, y eso me gustó. Me gustaron tus medias de lana, tu aire descuidado al anclar el cerrojo, y tu pelo suelto. 

Te vi en eclipse, sumando tu rapidez y la mía y dando como resultado un encuentro necesario. 

Te vi a contraluz, como un ángel que metro a metro desvelara su rostro, y noté tus ojos cruzarse con los míos. Hermosa. Suficiente.

Te vi salir, inundando el aire con tu aroma. Perfecta. Ignorando quién era, y mostrando ningún interés en mi sonrisa.

Te vi en silencio, mirando al sur, perdida en un laberinto de emociones que se me escapan. Sabiéndome incapaz de decir nada en respuesta. 

Te vi en el río, buscando tu compás en la zancada. Absorta con tus cascos, ajena a mí (que te buscaba). Preguntándome dónde irías.

Te vi huir de mí en demasiadas ocasiones, bajando la mirada. Ofreciéndome tu infinita timidez y tu paso acelerado, engañándote a ti misma.

Te vi observarme, no apartar la mirada y ganarme la batalla. Fruncí el ceño y me imitaste, y la conexión funcionó por encima de los allí presentes.

sábado, 15 de enero de 2011

Hope to find


Frozen in the place I hide
Not afraid to paint my sky with
Some who say I've lost my mind
Brother try and hope to find

Me sentía muy solo porque no salías y no tenía con quién volver a casa. No entendía la situación, no encontraba explicación a que no estuvieras ahí esperándome, o a que el tumulto fuera desapareciendo poco a poco sin dejar rastro de ti. Las señoras a mi alrededor me decían “¿a quién esperas?” y a mí me apetecía un pedo contarles mi vida. Bastante tenía con aguantarme las lágrimas y aparentar no ser un gallina. La espera fue una angustia, pero apareciste por fin y se hizo la calma, y yo no te eché en cara que terminaras tarde de hacer un examen, porque un examen es un examen y no se puede hacer con prisas, y tú no le diste más importancia que la que tuvo. De camino a casa yo no sabía qué decir, pero eso no importaba cuando tú siempre encontrabas algo con lo que romper el hielo.  

Romper el hielo... Nunca has sido alguien con quien haya sentido la necesidad de hablar sobre lo íntimo, lo divino y lo humano. Las palabras se han mostrado innecesarias y menos válidas que tu presencia y tus ganas de pasar tiempo conmigo. 

Tus ganas... a pesar de mi indiferencia, de mi impaciencia por querer volar libre y de saberme irremediablemente distinto a ti. Tu vocación paternalista, tu espíritu protector, tu infinita bondad y tu paciencia, tus mejores deseos por verme ser alguien o, simplemente, entender que estoy en paz. Qué son las palabras frente a eso, supongo, si lo bonito es que el otro esté bien y saberte capaz de dar la vida por esa persona. 

Por esa persona... Por sentirte mayor y mejor que yo en todos los aspectos. Por ver en ti un futuro que nunca quise para mí y reconocer en tu mirada la vida que yo nunca tendré. Por buscar que no te engañen ni que fracases en esto. Por convencerme de que no vas a cambiar y de que no quieres hacerlo. Por creerte un referente y haber sido un espejo en el que mirarme. 

Mi brújula y un camino abierto. 

Por tantas cosas, mi gratitud y mi esperanza en encontrarte.

Algún día.

viernes, 14 de enero de 2011

Cinco minutos

Mientras el corazón palpita alejándose de su límite y las piernas (en tensión) reconocen su esfuerzo, permanezco derrotado con la valla como bastón. Contemplo cabizbajo las hojas secas en los adoquines con restos de confetti que son salpicados progresivamente con gotas de sudor que nacen de mi barbilla, me escucho jadear con menor intensidad que un segundo atrás (me voy reconociendo de nuevo) y levanto la vista.

Veo un cruce de caminos en el que todo es transitorio; mi vecino que regresa con su paso indiferente, ajeno al mundo, para pasar de largo; gente de toda condición que cruza detrás de mí y me mira sin esconderse; globos de Navidad pendientes aún de retirar; peatones saltándose el rojo; vehículos saltándose el ceda; ese niño que corre para perderse en el ultramarinos; la madre que lleva la mochila de su hija; encuentros en carga y descarga; púbers con guitarra; litronas con dueño; gente creativa; despedidas; runners y cicleros; ápices de libertad; nervios, risas, crispación y prisas; preguntas sin respuesta; recuerdos de juventud. La vida en una rotonda.

Mi momento.

Cinco minutos después de llegar, me siento preparado para volver a casa.

jueves, 13 de enero de 2011

Olores

El olfato es el sentido más desarrollado cuando nacemos y el más primitivo de todos. Es, por tanto, el que más nos asemeja al resto de animales, aunque supongo que no depender de él para cazar ni sobrevivir a un ataque lo ha transformado en una herramienta un tanto atrofiada. Sin embargo, a propósito de la ausencia de humo en los bares leo que el ser humano puede reconocer hasta 10.000 olores diferentes, y quitando algún cero es probable que lleguemos a mi olfato.

Esto me lleva a pensar que si: huelo poco, llevo gafas, oigo normal, mi gusto es discutible y a mi tacto le falta práctica, ¿dónde está la gracia? Los medios de los que dispongo para relacionarme con el mundo exterior me limitan sobremanera, y conmigo a mi proceso cognitivo. Es una putada no ser un Grenouille capaz de relacionarse a través de su nariz, ya que obvio tu fragancia, no valoro los matices ni hago saltar la alarma.

Por eso me gusta cuando recuerdo esa colonia... ¿Halloween? y me sorprende cuando me dices con satisfacción que huelo a mí, porque nunca he identificado un aroma propio.

Volver a mirar

Tolerar es soportar. A mí personalmente es una palabra que me gusta poco, en un tiempo donde se predica la tolerancia como si de una nueva religión se tratara. El afán por ir en contra, o ser raro sin más. 

Tolero el humo de tabaco, la coliflor o el olor a mierda, pero no encajo del todo bien el término cuando lo equiparan a no matar al que hace su vida, viste diferente, pesa más que la media o es más oscuro. Prefiero (y abogo) por el respeto, que tiene que ver con no quedarse con la primera mirada de algo, revisar nuestra primera idea y, ójala, poder llegar a entenderlo.

Comparto lo que dices, pero no lo respeto. Pequeña reflexión de sobremesa.

miércoles, 12 de enero de 2011

Hace un año

a las 16:53:09 tembló el suelo de Haití.

El mismo terremoto en Tokio hubiera sido mera anécdota, 
pero no sólo mata el hacha
sino la falta de escudo.

A muchos esto les descubrió un país del que apenas habían oído hablar.

Un año después vemos
los mismos escombros,
los mismos muertos por enterrar,
las mismas enfermedades causando estragos,
las mismas personas sin hogar.

Seguimos sin ver
ese ochenta por ciento de la ayuda internacional que nunca llegó.

Hoy es noticia. 

Pero mañana hablaremos de otras muchas cosas. 

Y me temo que yo seré el primero.

martes, 11 de enero de 2011

A bove maioiri discit arare minor

La primera vez que enseñé algo a alguien... Vale, empiezo de nuevo.

La primera vez que hice de profesor de manera oficiosa y regular fue cuando con catorce años te ayudé con matemáticas desde navidades hasta la recuperación de junio. Funcionó, creo. Luego me tocó enseñarte a ti, también matemáticas. Recuerdo coger una cuerda y dos chinchetas y tratar de explicarte qué eran eso de las elipses. Luego vino ese chaval imposible, y luego tu hermano, y luego tu hijo, y luego ella y la hermana, y esa niña, y una posible, y la chica del calendario, y... El curso pasado pasaron por mí más de diez alumn@s, y si juntara a todos aquellos con los que me he podido sentar alguna vez para contarles cositas varias podría juntar un bonito autobús.

Un profesor acoge de media más de cien pupilos por curso: no es comparable. Claro, yo no soy maestro. Profesar es admitir o confesar a la vista de alguien. Enseñar tiene que ver con señalar o brindar una orientación sobre qué camino a seguir. Y un alumno es aquel al que se le "alimenta" y hace crecer. Con todo esto encima de la mesa, me pregunto si habré hecho crecer a todos los que han compartido flexo y cuaderno conmigo. Son puñeteras clases particulares, cualquier estudiante con acné las imparte y no pasa nada, pero yo me aburro y me pregunto estas cosas.

Más allá de contenidos, y si el tiempo lo permite, me gusta tratar de picarles cuando les cuento que hay una posibilidad de que atraviese la mesa con mi mano, que soy capaz de demostrar que 'cinco' es igual a 'cuatro', (alusiones televisivas a un lado) o que un cielo estrellado es una foto de lo que había hace miles de años. Se trata, en definitiva, de hacerles ver que el mundo está lleno de números y que a veces es bonito saberlos interpretar; que sabiendo idiomas se liga en más sitios; que poesía es mucho más que una rima; o que la felicidad sin conocimiento es incompleta. 

Estamos rodeados de enigmas, y más allá de sacar una nota u otra en un examen, puede ser todo un desafío pararse a pensar en ellos. Aunque algunos, como el amor, sean motivo de abandono.

lunes, 10 de enero de 2011

Ciudad Patrimonio

Aprovechaba yo esta mañana de resaca y en una salida temprana de trabajo quise retomar la buena costumbre de pegar carteles por farolas y marquesinas. Sí, he sido de esos. 

Todo iba bien, el coche de la policía acababa de inspeccionar esa zona donde nunca ocurre nada los lunes a las ocho y contaba con el beneplácito de mañaneras y jubilados. Todo iba bien, insisto, hasta que un amable funcionario recién salido de su coche me informa de que no se pueden pegar carteles en Alcalá. Correcto, le digo, eso ya lo sé, pero la gente lo hace, no pasa nada. Discrepo, me responde, soy de Medio Ambiente y desde que esto es Ciudad Patrimonio te multan y te denuncian. Tu primera reacción es mirar a tu alrededor y preguntarle ¿de verdad cree que 'esto' es Ciudad Patrimonio? He estado en barriadas con mejor pinta. Pero te callas como una puta, pones cara de bobo sin mayor esfuerzo y respondes ¿ah, sí? Vaya... No me tiene que decir cúando celebramos ese título con fuegos y comparsas, pienso, he pegado decenas de carteles desde entonces. 

Ciudad Patrimonio... me despollo. Lo somos cuando y para lo que nos interesa, y nos guardamos esa etiqueta para algo que sólo abarca unas pocas manzanas en las que emplazar empresas municipales a mayor gasto del consumidor y locales de tapas. Lo que me parece perfecto. Fuera de eso somos una ciudad vulgar, sucia, desestructurada y de gestión lamentable como muchas otras, donde la gente se queda sin trabajo, perdemos tejido industrial, pagamos una barbaridad en impuestos y seguimos leyendo carteles de Inchiriez. Porque es lo que hay, y no existe patrimonio en eso. Queremos ganarnos el pan para no anunciarnos como profesores de latín o alquilar una habitación céntrica y barata, y lo sentimos. 

Así que nada, no pondré ninguna pegatina en el culo de Cervantes, que bastante tuvo el pobre con ser bautizado aquí. Me la guardo para estamparla en vuestra sede cuando perdáis las elecciones, y dibujar en ella una cigüeña en contraluz con un atardecer dorado, y un Hasta pronto como epitafio.

Ya lo decía el grafo en la marquesina: "El Fari vive. Seguimos en la lucha."

domingo, 9 de enero de 2011

Sobre respuestas y fronteras

Un tal día como hoy dejé la Confirmación, y éstas fueron sus palabras: "Está bien, pero no dejes de buscar respuestas en cualquier otro sitio". A lo que respondí: "Por supuesto."

A los pocos días dijiste: "Siempre que hay mundos distintos hay fronteras que los unen". A lo que respondí: "Es absurdo pensar en fronteras".

sábado, 8 de enero de 2011

La distancia

Y qué absurdo todo, repito, cuando me hablas de marcar distancia entre nosotros y de apartarte de todo cuanto puede hacerte daño. Y qué extraño cuando soy incapaz de querer hacértelo y tú sigues sintiendo aquello. Qué contradicción sentir que te alejas y entenderlo. Qué impotencia entender que poco puedo hacer para cambiar las cosas, y probar ese orgullo al ser como uno quiere ante ciertas situaciones.

Qué dolor cuando hablas de mí en el coche y no puedo evitar llorar por lo que oigo, porque nadie nunca dijo eso de mí, y aun así me niego a creerlo.

En los momentos difíciles tendremos que escoger entre lo fácil y lo correcto, pero desearía tanto que por una vez ambas opciones fueran la misma, que me aterra no dejar de saberte lo suficientemente lejos que decidas llegar a desaparecer.

Las lágrimas pesaban demasiado, niña. Verte rota más aún.

viernes, 7 de enero de 2011

Mi nombre

En cualquier tablilla aparecerá que el nombre Diego es de origen griego y significa "instruido".

Algunas características asociadas a las personas llamadas así son: sensibles, idealistas, activos, les encanta el estudio de cuanto les rodea, orgullosos, gustosos de la vida cómoda y de los viajes (su gran pasión). Otras fuentes añadirán además que soy: práctico e independiente, honesto y soñador, con facilidad para hacer amistades ya que tengo carisma y sé escuchar, romántico y un poco posesivo en el amor. Esto último me hace mucha gracia.

En realidad mi nombre forma parte de esas palabras jacobinas tales como Jacobo, Jacob, Yago, Iago, Jaime o Santiago, todas variantes en español del hebreo Ya'akov, que significa "sostenido por el talón". La etimología es algo más triste que la anterior, pero uno no elige su nombre. 

Jacob y Jacobo son las formas más cercanas al original hebreo, Ykakov, que pasó al latín como Iacobus y de aquí a la forma castellana. Uno de los apóstoles de Jesús, Ya'koov, en el momento de ser proclamado santo fue conocido como Sanctus Iacobus en latín, lo que fue evolucionando en Sant Yago. Al ser el grito de batalla de los cristianos durante la Reconquista, se popularizó como una sola palabra y no dos, pasando a ser un nombre por derecho propio: Santiago.

Diego sigue la misma historia anterior, sólo que debido a una división mal hecha de la palabra en San y Tiago (el nombre del santo en portugués es São Tiago), Tiago surgió como nombre independiente y derivó a mi nombre. El proceso de separación fue el siguiente, aunque su evolución fue muy lenta y no está clara:

Sant Yago o Sant IagoSant TiagoTiago o TyagoDiagoDiego

Este proceso es de sentido contrario al de fusión en Santiago, y hay quien dice que se vio influido por la latinización Didacus del nombre griego Διδακμος (Didakmós, participio que significa "instruido"), que dio lugar a Didaco o Dídac. No obstante parece ser que Didacus nunca existió en el latín hablado en la época romana. Se trata de una latinización medieval de un nombre preexistente, en este caso de Diego.

Ergo, nadie se llamó nunca Didaco ni nada parecido antes que Diego. La heráldica adjudica al apellido Diego un blasón cuartelado con dos veneras, símbolo del apóstol Santiago. Así pues, aunque se latinizase con frecuencia como Didacus por motivos de mero cultismo, no parece haber evidencias de que de Didacus derivase Diego.

Me gusta engañarme y pensar que mi nombre significa "instruido", pero es más intrigante saber que en verdad nace de un santo que ha perdido su primera sílaba, y con ella toda condición divina. Es como si un ángel hubiera perdido las alas, y queda el hombre.

miércoles, 5 de enero de 2011

en unas hOras

El Índice de confianza al consumidor ha bajado casi un diez por ciento en doce meses, y hoy la Bolsa no ha llegado a caer un punto entero por tan sólo unas decimillas, pero tranquilos... en unas horas sabremos si hemos sido buenos o no este año y suena Fuck this shit, de Belle and Sebastian.

Everything is so cool now!

Te recuerdo diciéndome que los Reyes no eran los Reyes. Era verano, y eras tan guapa que me resistía a creerlo. Lo de los Reyes. Te recuerdo a ti, Bro, dándome una explicación convincente sobre por qué podían estar en una tarde como hoy en tantas cabalgatas a la vez. Joder, olvidé que eran magos. Recuerdo esa nave hecha en tente para que la vieran y nos dijeran cuál les había gustado más, si la tuya o la mía. No sé por qué no hubo respuesta: la mía era evidentemente más espectacular. Recuerdo cuando pregunté si era verdad. Estaba en el baño con mi madre, y creo que respiró aliviada cuando admitió que sí. "Ya era hora", tuvo que pensar.

Un inocente menos...

Los cinco de enero todo es estrés de última hora y cabreo cada vez que veo a un concejal pintado de betún con cara de 'soyguay', pero tranquilos... en unas horas todo habrá merecido la pena, porque es de los pocos días que tenemos para demostrar que los demás nos importan más allá de acciones, palabras y detalles a deshora. ¿Y qué hay de malo? Soy el primero al que le pone cachondo eso de los zapatos bajo el árbol y esperar a ver qué sucede.

Y sucede que la realeza ha vuelto a ganar al tío de los renos. Llamadme tradicional.

Para siempre

Para siempre niega al nunca. No te olvidaré nunca... Te querré por siempre... ¿Hasta que la muerte nos separe? Luego no quiera el cielo o el infierno que nos volvamos a encontrar.

Estas dos palabras sobrepasan mi compromiso ante nada. No sé cómo me despertaré mañana, y cada día es una guerra en busca de esa felicidad que siento cada día más lejos. ¿Cómo puede ser algo para siempre en mi vida? Bastante me ocupa entender lo que ha sido y no cagarla en lo que es. ¿Qué será, será? Mi cabeza no da para más. Esto es ciencia, formulo hipótesis y a lo máximo que llego es a inferir que si golpeo una pared la pared me devolverá el golpe. Pero no existe el cien por cien, ni siquiera en eso. Malditos átomos...

Y todos lo hemos sentido alguna vez. Nos hemos visto envejecer con esa persona, y conservar tu número en la agenda, y encontrar respuesta en los mismos ojos. Debe ser que en nuestra infinita insignificancia no nos conformamos con la mortalidad, y sentimos la necesidad de algo seguro, el miedo a lo desconocido, y ese amor que nos desborda...

Y fueron felices para siempre. Porque en el cuento se buscaba un final bonito.

martes, 4 de enero de 2011

Eclipse

Tu presencia se asemeja a este eclipse.
La luz era distinta, más tenue, y
yo no podía verte.
Tal vez no ocurra más para nosotros,
y la pregunta me asalta al instante:
¿quién serás tú entonces?

Dilluns

Es realmente difícil que una amistad quede ahí con el paso del tiempo. Es imposible evitar un enfado, una discusión o una traición, y me pregunto qué derecho tenemos las personas a hacernos daño, muchas veces sin darnos cuenta. Piensas si realmente eres tan malo o si es el otro sujeto el que te ha llevado a serlo. Y claro, eres humano, y el humano se equivoca, y el humano se arrepiente.
(...) finalmente no hará el corto, y si yo tuviera un mínimo de sensatez y algo de orgullo tampoco debería hacerlo. Desgraciadamente pongo mi fe en estas cosas, y mis ganas de sacarlo me obligan a tener con quién, aunque (...) pero sobre todo yo hayamos sido 'traicionados'.
Supongo que mi actitud en estos momentos está siendo demasiado infantil, y si lo analizo bien incluso absurda y totalmente infundada, pero si tras tantos años de estar con ellos llegas a la conclusión de haber malgastado de alguna manera ese tiempo, algo ocurre. El problema está en que ignoro si son ellos o si soy yo. Quizá seamos todos, pero entonces...

Lunes, 4 de enero de 1999

Una vida después, la noticia vuelve a estar de actualidad.

lunes, 3 de enero de 2011

Schrödinger

Los que no somos guapos aspiramos a simpáticos. Si la conjunción astral es favorable, podemos incluso ser mínimamente interesantes, y entonces todo es más fácil: Venus te sonríe y sabes que eres capaz de volar. 

El que no tiene nada poco tiene que perder, y una persona que tiene poco que perder sufre una tendencia peculiar a hacer tonterías. Le gusta provocar, por ejemplo, porque toda provocación conlleva un cambio que, para bien o para mal, rompe una rutina, y eso mola. Ser provocador a menudo deriva en convertirse en el bufón más o menos oficioso en un determinado círculo, y así, se espera de ese individuo que siempre tenga algo ingenioso que decir que desestabilice la armonía cósmica y convierta la velada en algo extraño. El humor muchas veces radica en eso, en transgredir, en no ser políticamente correcto y llamar a sus cosas por su nombre. Dar la vuelta a la  tortilla, vaya.

El bufón con relativa frecuencia se revela a su vez como el más triste del círculo, porque el humor es lo más serio que soy capaz de imaginarme, amén de agotador. Un hombre triste genera rellazo y crea un perímetro de distancia a su alrededor que defiende a diente y cuchillo. Porque es vulnerable.

No sé qué tiene que ver todo esto con Shrödinger, y mucho menos con su gato, aunque todo esto iba encaminado a una seudocharla sobre la potencialidad y las probabilidades, para llegar a la conclusión (si es que hay alguna) de que hasta que no hagas algo, no puedes concluir el resultado. Supongo que así está hilado, de alguna forma. 

Otro día hablamos de la superposición cuántica y los universos paralelos, si eso.

Desempolvo

el viejo diario del 99, ese año que marcaba un fin de algo para todos, y reencuentro esa canción.

Here is my song for the asking
Ask me and I will play
So sweetly, I´ll make you smile
This is my tune for the taking
Take it, don´t turn away
I´ve been waiting all my life
Thinking it over, I´ve been sad
Thinking it over, I´d be more than glad
To change my ways for the asking
Ask me and I will play
All the love that I hold inside

Paul Simon, 'Song for the asking' (1970)

domingo, 2 de enero de 2011

palabras

No sirvió para nada que llenaras el cántaro de miel.

Siempre he estado en medio, creo. No he sido capaz de formar parte de nada. Sintiéndome parte he podido pensar que me anulaba en la medida en que no era más que una pieza de algo más importante. Ha podido ser también la aversión hacia las etiquetas, hacia ser acólito de nadie. Miedo a apostar, a lo mejor, o a intentar arreglar las cosas entre polos opuestos, creyéndome prescindible en las disputas de otros. Es el problema de querer comprender a los demás y hacer el esfuerzo de ponerte en la otra piel, y la frustración de saber que a menudo eso es imposible. Lo sé. 

Arranca el día 2 con la misma extrañeza con la que he querido dejar atrás la década anterior (si es que la década no terminó un año antes). Sigue habiendo las mismas mentiras, los mismos falsos propósitos y las mismas sonrisas que encierran un 'yanosveremos' que nunca llega. Formo parte de ese circo, lo reconozco, y ya no es que cada vez me dé más asco, porque eso ya lo pasé, sino que ya no sé muy bien si soy el payaso gracioso, el payaso tristón o si he nacido para domador de leones. Estoy muy de vuelta. Llevo muchos años estándolo. Lo que no entiendo lo dejo a un lado; lo que entiendo y no sé cómo arreglarlo, lo dejo estropeado sobre el mismo estante. He probado a callar y a no hacer nada, me he encomendando a una solución espontánea en forma de ángel que me solucionara la vida, pero esto no es una película de Kapra. Callar ha provocado más silencio a mi alrededor, y no hacer nada ha generado más soledad. 

Echo de menos más palabras y el poder de saber emplearlas correctamente. Para llamar a cada cosa por su nombre. Para ser más y más consciente de lo que ocurre tan cerca de mí. Para que, usándolas, anime al resto a hacer lo mismo. Callar no es la respuesta. No callemos, ni hagamos como si aquí no ha pasado nada, porque pasan cosas, y si no salen de vez en cuando a la luz se aquilosan en el alma y te las llevas tan lejos que luego no sabes cómo traerlas de vuelta.

Es el momento de un cambio. Es el miedo que genera la mosquita muerta. Emborracha a un tímido y acércale un micro. Dale los mandos a un necio y dile que nos guíe. Este blog es fruto y parte de esa fase de transición, catalizadores aparte. ¿No pedí nada para este 2011? Me retracto. Pido más cambios. 

Y estoy en ello.