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domingo, 19 de diciembre de 2010

Mi joven padawan

Me gusta pensar que aún no hablas porque no tienes nada que decir. 

Eso te convierte en el mejor de todos nosotros, en el más sabio, en el más coherente. Pronto descubrirás las palabras y con ellas todo lo demás, y aprenderás a llorar y a reir de vez en cuando, y sabrás que lo mejor y lo peor se ocultan bajo las mismas letras, lo mucho que pesa la pérdida y lo que duele la vergüenza. Entre otras muchas cosas.

Mi joven padawan, yo me conformaría con enseñarte a atarte los cordones del zapato, si es que no has aprendido ya. Querría regalarte un tiempo infinito para jugar contigo, y que juntáramos tu frente y la mía, como cuando nos intercambiamos las ideas, y sentir que te calmas en mis brazos, y que me sigues imitando cuando hago el ganso.

Me gusta saber que ya no me lloras, y que se te ilumina la cara al verme. Te quiero tanto que me desconozco, y temo tanto poner alguna esperanza en ti que me sé profundamente injusto.

Felicidades, amigo.


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