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miércoles, 22 de diciembre de 2010

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Dejad de nacer. Dejad de cumplir por unos días. ¿No podéis dejar fechas para otros meses? ¿Para otras épocas del año más aburridas? Es agotador.

Nos tuvimos que conocer en Oporto, aun viviendo a cuatro pisos el uno del otro. Posiblemente hablamos del tiempo alguna que otra vez, entre el bajo y el tercero. Probablemente no nos dijéramos nada. A ti te sonaba mi cara... Normal. Soy un Mr. Potato de metro ocheta al que puedes poner la cara que quieras. A mí la tuya no. Normal, también. A lo mejor porque tenemos la misma nariz, o quizá es que simplemente no me fijo (lástima de guionista). Te caí como el culo, por cierto, te quité la vez sin pretenderlo y a mí si me hacen eso... MA-TO. Luego lo fui arreglando, me transformé en Papito y echarle el lazo a un viejo amigo (palabra manida, sin duda) supongo que hizo el resto. El vino dulce también.

Y eso es todo lo que tengo que decir, to be true. Hoy es de esos días raros donde acabamos convenciéndonos de que lo importante es la salud, y el año que viene habrá más suerte. Suerte la mía, por haberte conocido.

No se puede ser tan buena persona y que no se te cumpla el deseo. Pídelo al soplar las velas.

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