Me salvaste con un beso y un abrazo.
A veces, cuando me asaltan determinados pensamientos, la tristeza viene con ellos y el pecho me pesa.
Son tonterías, cosas mías que suenan absurdas y nacen de preocupaciones probablemente infundadas.
Agarrotan, sin embargo, y me hacen sentir como nunca el suelo que piso.
Tan pronto como vienen, marchan.
Nada que nos haga sentir así es absurdo, en el fondo de ese sentir siempre hay algo más profundo y que debemos mimar para que el pecho deje de pesar.
ResponderEliminar