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miércoles, 10 de octubre de 2012

Día de miércoles

Hoy hace un día de miércoles, y no sé a vosotros, pero a mí esos pósters, enaras o whatever donde aparece la familia perfecta tratando de venderte un destino, un plan de pensiones o un champú... me genera el efecto contrario. 

Probablemente él (joven de rostro angulado, sonrisa deslumbrante y pelo cano) sea un emprendedor de éxito, MBA en lograr siempre lo que quiere, terror de las niñas en su pubertad, runner aficionado y marido (y padre) ejemplar. Ella parece una alta ejecutiva estupendísima ella tras dos partos sin dolor y al cargo de seis o siete admiradores en su departamento, capitana de voleibol en sus años mozos y promotora de la revista mensual del instituto. Las edades de los niños comprenden de los 4 a los 12 años: el varón siempre es el mayor (¿?) para que así cuide de los lobos a la pequeña. Siempre son dos, por cierto, encontrando así la paridad, y viven felices siendo respectivos delegados de clase en un concertado de pago. Los padres son progres, though, asisten a manifas y siguen fumando hierba a escondidas persiguiendo el viejo sueño de querer cambiar el mundo al compás de Ben Harper, que es guay.

Hoy hace un día de miércoles, I said, y encuentro tantas cosas que mejorar en lo que leo, escucho, veo, toco y saboreo, que no sé si quedarme tirado en el sofá y roncar un rato o declarar la guerra al mundo firmando a priori mi derrota.

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