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martes, 13 de noviembre de 2012

Siempre hay una explicación

para todo, le dijo el uno al otro. Parece trivial, pero no está de más tenerlo en cuenta.

Por ejemplo, cuando en lugar de emplear una bonita tarjeta de presentación para darte a conocer entregas tu historial de defectos, es normal que no suscites el interés deseado en el cliente. A lo que tampoco ayuda que lances (in)conscientemente mensajes de "no quiero ningún trato contigo". Doesn´t help.

Es un caso, personal e (in)transferible, pero sirva para todo lo demás. Siembre hay una explicación para todo, el problema es que en demasiadas ocasiones sentimos pereza por averiguar cuál es o, simplemente, el miedo a lo que podamos descubrir nos agarrota.

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