La variable X se comenzó a utilizar allá por la Edad Media. Por aquel entonces, en Occidente teníamos únicamente al pueblo árabe entretenido con eso de las ecuaciones y los algoritmos, y llamaban aquello que no conocían (o incógnita) "la cosa". Muchos de los tratados matemáticos de origen musulmán fueron traducidos en Castilla. "Cosa" sonaba parecido a nuestra "equis", y para denominar a aquello que se ignoraba y que era objeto de tantos y tantos problemas comenzó a emplearse dicha letra.
Éste fue el origen de la incógnita con la que se pelean los púbers en Secundaria, y la que utilizamos los mayores para marcar en el mapa el tesoro que no nos cansamos de buscar.
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