He encontrado en esta frase mi aspirina personal. Si el coche de atrás no encuentra hueco para adelantar, me centro en seguir la ruta y me digo: "No es mi problema". Si el alumn@ no me hace caso y encuentra en el 'no tengo tiempo' la excusa para no trabajar, junto los dedos pulgar y medio y cuatro palabras resuenan en mi cabeza: "No es mi problema". Si alguien decide por mí cuáles son mis funciones y qué es lo que tengo o no que hacer por lo que se me paga, pongo sonrisa, dejo la mente en blanco y el vacío sólo es ocupado por una idea: "No es mi problema". Es sencillo y me hace ver la primavera con otros ojos.
Mientras tanto, el quiosco de los helados ha abierto de nuevo. ¿Qué más puedo pedir?
No hay comentarios:
Publicar un comentario