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domingo, 29 de abril de 2012

Piccadilly

Me duelen las piernas, pero a un mismo tiempo siento que resisto más que antaño. Debe ser un dolor lentamente adquirido, fruto de algún tipo de esfuerzo gradual que supo convertir la carne en músculo y el recelo en indiferencia. 

A veces, las cosas se tienen que hacer sin más, sin vueltas ni marañas. Sólo impera entonces la absoluta convicción de tener que hacerlas, y el firme propósito de que mañana, cuando despertemos, sabremos que hicimos bien.

lunes, 23 de abril de 2012

Día del Libro

- ¿Por qué crees que mereces el Premio Cervantes?
- Por el libro que está por escribir.
Conversación entre Nicanor Parra y su nieto.

El Día del Libro lo desperté con la (re)lectura de una novela de hace muchos años. Esas en las que al comenzar por la primera línea te traslada de nuevo a los días de instituto, cuando todo (o casi todo) estaba aún por descubrir.

Lo mejor fue, sin duda, que lo hice sin saber que hoy era tal día. 

pues nada...

Pues sí, pues sí...

No hay quien me entienda. Hace unas semanas orando por un trabajo y ahora con la sensación de que me sobra alguno. ¡Cómo soy! Y todo en unos días que se prevén bastante completos y con menos tiempo del deseado para dedicar a lo realmente importante.

Como el cuento ése del pescador y el broker, donde este último explicaba al primero cómo podía explotar el negocio de la pesca, montar su propia empresa, cotizar en bolsa, venderla y hacerse multimillonario. En unos años tendría el dinero suficiente para retirarse a un bonito pueblo costero, vivir tranquilo y disfrutar con los amigos. El pescador le contestó que eso mismo es lo que estaba haciendo ahora.

jueves, 19 de abril de 2012

Mi ventana más abierta

Las ideas se entremezclan en mi mente, y no encuentro el modo de parcelarlas y convertirlas en palabras. A lo único que alcanzo es a escribir que te echaré tanto de menos que sólo me atrevo a expresarlo en este blog.

(Tenéis razón al definirlo como mi ventana más abierta.) 

Un paso adelante

Anoche volví a coger ideas interesantes de la tele, niña, aunque parezca sorprendente (que vengan de la tele y yo las coja). Uno desearía un cerebro capaz de retener discursos de la 'a' a la 'z', pero aún no sé dónde se compra, y para eso están los reyes (los que siempre pidieron perdón). En cualquier caso, me quedé con dos de ellos.

En el primero una alpinista hablaba de lo que nos nutre, pues no sólo es lo que comemos sino también lo que pensamos. Parte de su entrenamiento consistía en saber diferenciar la chatarra de lo útil, y en su primer intento al Everest supo digerir las malas noticias para encauzarlas por el camino correcto. ¿Que hoy no puedes? Mañana tal vez sí. ¿Que por aquí no? Eso habrá que verlo... La misma alpinista coronó en su segundo asalto, y en la cima encontró a un compañero que llevaba una hora entera en la cima, a riesgo de morir debido a la altitud y las bajas temperaturas. Cuando la vio, la abrazó, y es que no importa lo alto que uno llegue, si la alegría no es compartida.

El médico español, por su parte, habló del miedo, eso que te agarrota, que te lleva al conformismo y que fortalece la burbuja. Dijo que atreverse, dar un paso adelante... saca lo mejor de nosotros mismos, y que no importa tanto el destino al que te lleve porque el éxito ya reside en el intento. Ser valientes nos engrandece, en definitiva: nos hace ser mejores. 

martes, 17 de abril de 2012

El elefante y la tela de araña

¡Ojo la que lía la familia...! Si es que ya me dijo mi abuela que uno ya no se puede fiar de nadie, y qué verdad es. La cosa es que hemos puesto el grito en el cielo por no sé muy bien qué. ¿Por lo que cuesta una escopeta? ¿Por cuándo la sacas a pasear? ¿O porque uno no la emplea precisamente para el tiro al plato? 

Aclarémonos, porque parecemos recién salidos de Calamocha (con perdón) y caer así de golpe en la city nos tiene algo despistaícos. ¿Desde cuándo un rey no sale por ahí a pegar perdigonazos? ¡Si está en el contrato! Entre discurso que le escriben y cita con los jeques, uno mata el tiempo cazando osos, navegando en Mallorca, tirando de burdeles y yéndose las carreras, como debe ser. ¿No le pagamos? Pues cada uno hace con su dinero lo que le viene en gana. ¡Faltaría! Y si no nos mola, guillotina y III República, que no seríamos los primeros. Además, el abajo firmante (o no) se apunta a las trincheras, que luego escriben de ti y hasta te hacen secundario de lujo en musicales.

Sí, hombre, sí... bienvenidos. Es más cachondo lo de la capa, corona, barba y justas, como hablabais en la radio, pero ahí le tienes, preservando la tradición e inculcándosela a los nietos, y que no falte. 

Y luego está el tema del elefante, que es lo que más gracia me hace, y sobre lo que me hago eco de las palabras de un ex-profesor de quien, desde su obvia parcialidad por el tema (como la que todos mostramos), guardo un excelente recuerdo:

Damas y caballeros, soy español y zoólogo, por tanto de ese Rey y de conservación de elefantes sé un poquito, sólo un poquito. La caza mayor en África es uno de los argumentos de desarrollo sostenible y conservación más importantes. Se abaten solo individuos viejos, bajo un estricto control biológico, y elegidos por las autoridades de conservación y gestión cinegética. El viaje, alojamiento, estancia y tasas que paga el cazador alimentan y sostienen a una industria que favorece a las poblaciones y etnias implicadas, constituyendo un recurso de primer orden en lucha contra el hambre y la pobreza en estos países. Además de empleos y trabajo, la carne del animal se dona a la etnia donde es cazado. Quieran ustedes entenderlo o no, en los lugares en los que se gestiona bien la caza mayor, hay más elefantes, gorilas y chimpancés, más selva y tribus que conservan sus costumbres, además de seguridad, ausencia de guerrilleros, escuelas y dispensarios sanitarios. Es muy fácil hacerse el sensible desde la comodidad de sus casas, pero vayan ustedes allí, como hice yo, y vean la cara que se le pone a un oriundo del lugar cuando un urbanita conservacionista de sofá y porro le dice que deje que ese elefante viejo se muera y se pudra sobre el suelo, en vez de que vaya un cazador europeo y pague una plata con la que vive toda la tribu casi un año.
Fernando López-Mirones

viernes, 13 de abril de 2012

Avatar

A las 23:24 quiso el presentador tener su minuto de oro, por lo que interrumpió la entrevista y se relajó ante la cámara para intentar no hacer nada. Total, miles de minutos de oro surgen arbitrariamente por motivos mucho más absurdos, así que quedarse sin hacer nada delante de una lente me parece algo infinitamente más digno e interesante que otras tantas bobadas que te tragas bajo guión.

Dicho lo cual, hablaron de avatares: esos bichos azules que copulan con la Naturaleza conectando su cola a un pistilo, sí, pero también nuestro alter ego virtual, ése al que ponemos cara de interesante bajo la luz del flash, y miramos al infinito, sonreímos a la vida y mostramos nuestro lado mejor, hiper guays todos; y nos gusta Sartre, Silvio y la Madre Teresa, y nuestra inteligencia será directamente proporcional a la profundidad de las citas que compartimos. Oh, yeah!

Grandes, grandes. Si fuéramos como queremos esto sería el país de los osos amorosos, pero por suerte lo que vemos en pantalla no muestra un mundo mejor al nuestro, y si lo parece basta con rascar un poco y descubrir que uno es como es, por más máscaras que compre. 

La horizontalidad

La horizontalidad es el estado natural del hombre.
Serrat

Decía el cineasta que no era blogger, sino que tenía un blog (y publicaba en él). Es un matiz no tan sutil como parece, y parecía con esto querer poner tierra de por medio frente a aquellos que dedican cantidades ingentes de su tiempo en este tipo de publicaciones (propias y ajenas).

Decía el otro (cuyo oficio ignoro) que no hay argentino que no tenga un blog, y si obviamos el gentilicio, la afirmación es parcialmente extensible a otros países. Acusaba con firmeza (y mucha gracia) a quien se atreve a escribir atormentando al resto con su estúpida prosa.

Decía la periodista que su profesión se muestra cada día más diluida en una horizontalidad en la que todos podemos cumplir con su función. Quedan, por tanto, como guardianes de un tráfico rodado de millones de artículos surgidos de la nada, donde todos tenemos opinión para todo, pero poco más.

Yo tampoco soy un blogger (pero sí escribo en un blog), y mi prosa no tardará mucho en llegar a tierra firme (pero mientras no perdáis el interés seguiremos remando juntos). Al fin y al cabo, leí en un tweet que detrás de un teclado, todo el mundo es muy valiente. 

miércoles, 11 de abril de 2012

digodiego

Escuchaba esta mañana la expresión de "hacerse un digodiego", y me hacía mucha gracia, aunque sólo sea porque escuchar el nombre de uno siempre le sube el digo... digo diego... digo ego. Y es que está muy de moda últimamente eso de decir una cosa y al rato afirmar la contraria, sobre todo en los que disfrutan del privilegio de tener un micrófono delante para lucirse en chorradas y, de paso, utilizar la hemeroteca únicamente con el rival y no para vergüenza propia.

lunes, 9 de abril de 2012

doodles

A menudo las ideas más brillantes surgen por casualidad, y el tiempo es quien se encarga de medir el acierto o no de lo que nació con vocación mucho más humilde. 

El doodle de hoy (eso que aparece en la home de Google) rinde homenaje a uno de los precursores del invento cinematográfico (en lo personal pues como que me toca un poquito más) y es vivo ejemplo de cómo se ha ido ganando con el tiempo en medios e imaginación, y de cómo lo aparentemente simple es lo que suele tener una mayor capacidad de calado.

Toda la colección del 2012 se puede encontrar aquí, y para ver otros años basta con modificar en la URL el año en cuestión. Personalmente, y en esto no soy original, el que rinde tributo al Pacman, a Mercury o a Les Paul me parecen abrumadores.

Alfarero

Anoche sentí cierta curiosidad por ver la sección de deportes del informativo público, ése que presuponemos se hará eco de toda la actualidad con rigor y de manera intencionadamente objetiva. Lo que se desea en todos por mera ética de primer ciclo, vaya, pero bueno, parece ser (tachán tachán) que el ordenante de tu nómina rige los destinos de las palabras.

Sentí cierta curiosidad, lo dicho, que terminó en bastante decepción, y es que hay que ver cómo es la tele. Me dije (oh, iluso): ¿hablarán de motos? Más que nada porque en tiempos en los que tenían los derechos llegaron a ser extremadamente cansinos. Y hay que ver cómo son los cosas, amigos, que pasamos del todo a la (casi)nada con la misma rapidez que de la sonrisa al llanto, y un deporte pierde su interés informativo en el instante en que otra firma luce al término del contrato. Ay, ay, ay... y yo con estas barbas. 

Interés informativo... (Redobles.) Para que luego vengan a darte seminarios en la facultad diciéndote lo hermosa y valiente que fue nuestra elección, bla bla bla. (Aplausos.) Bonito es el oficio de alfarero, por ejemplo, que no rinde cuentas a terceros embriagados de sí mismos, seducidos bajo el influjo de vete tú a saber qué lado de la cama. Alfarero, por ejemplo, que moldea con sus manos el fruto de su imaginación, eso que aprendimos a no utilizar bajo el amparo de un buen cheque.

viernes, 6 de abril de 2012

Obediencia

Nueva y enésima decepción por la negativa papal hacia un mayor aperturismo y, en definitiva, consecuente adaptación a los tiempos que corren, que entiendo no sería otra cosa que volver a los orígenes. 'Obediencia' reclama el alemán, negando el prefijo 'des' a quienes pedían el sacerdocio femenino y flexibilidad en el celibato eclesiástico. 'Obediencia' (¡con dos cojones!) para seguir con la venda puesta, negando el aborto, la homosexualidad o el uso del preservativo como aperitivo de otras tantas. Luego vendrán las quejas por la progresiva descristianización (aquí sí, con prefijo) de Europa, y buscarán a un destacado alumno de primaria, experto en la mezcla colorimétrica con Alpino y líder grupal en los juegos de recreo, para que pida audiencia y explique los motivos a la curia con un esquema.

jueves, 5 de abril de 2012

Cartas

Las mudanzas nos ponen frente a frente con viejas cajas de zapatos donde yacen las cartas, a modo de ataúd. Sobres acolchados con alguna foto escondida, la esencia de mil perfumes o una cinta de tu pelo. Miles de palabras con un abanico de fechas y remites tan dispares que recogen lustros parcialmente olvidados. Trazos tan hermosos que despolvan nuestra juventud, y todo lo que arrastramos con ella.

Nada reemplaza la calidez de un sobre, y por eso enterramos al sello y fichamos a un becario que escribe tweets, emails y demás publicaciones de tres al cuarto sin contrato ni Seguridad Social. Porque la inmediatez devora lo importante, y más tarde o más temprano formaremos parte del menú.

Probablemente

Dios es un cachondo, de eso no hay duda, por eso el domingo volverá a salir el sol y todos brincaremos de felicidad por los jardines.


Las tallas de madera se preguntarán un año más por qué no fueron hechas en plástico duro y vendidas en un Asia Store. 

lunes, 2 de abril de 2012

'adquirido'

Mi casa huele a madera: el mismo olor de hace tantos años, cuando desapareció el frío del terrazo para acoger la calidez de la tarima. 

Mi casa ya no es mi casa: es un hogar, y cada día duermen más coches en los garajes, y más ropa lavada se exhibe en las terrazas. 

Mi casa ya no está sola, pues se cuentan los locales que lucen sello de 'adquirido': una panadería aquí, un bar-restaurante al lado, farmacias, peluquería, fisioterapia... 

Mi casa ya no está lejos, pues me veo en sus paredes, e invertí mucho en la apuesta de un futuro en común.

domingo, 1 de abril de 2012

Por muy bonito que quede

eso de que somos protagonistas de nuestra propia película y demás, es un bulo. No se lo digas a nadie.

La regla número uno de un montador es: si lo quitas y se entiende, hazlo. Aquí no quitamos nada, así que no todas nuestras secuencias sirven para hacer avanzar la acción, y es una pena, porque hay puntos suspensivos donde no sucede nada, y aunque no hay cumbre sin valle, a todos nos apetece muy de pascuas a ramos (nunca mejor dicho) eso de separar la paja del grano. Así que no, esto no es un guión fruto de la imaginación de algún loco, aunque eso de que todos compartamos el mismo epílogo nos pueda confundir de mala manera. Me niego a creerlo, vaya.

De todas formas, todos nos imaginamos respondiendo a un beso de Audrey, levantando la mirada a lo Bogart o replicando como cualquier personaje de Wilder, y nos descubrimos tarareando esa banda sonora cuando te acaricio o al terminar de esprintar. Si la ficción se apoderara de mí, sin duda sería un secundario de lujo, de esos que ves tantas veces en tantos títulos que acaba por sonarte por defecto, aun no acordándote de su nombre. De esos capaces sin embargo de robar plano a nuestro héroe, que cumplen su función de contrapunto fingiendo ser simpático al principio para revelarse en el tercer acto como un ser profundamente atormentado, que se sabe en la distancia, y que abre las puertas a que algún productor con vistas tire de su potencial para un spin-off con garantías.