Sinceramente, y aunque me pese, no te mereces más de dos líneas en este blog, pero te diré que si educar es ir construyendo cerebros, me es imposible ayudarte.
Por suerte, sabemos que el cerebro es algo en permanente (de)construcción, como las ciudades y nuestros deseos, así que nos queda el consuelo de que nunca es tarde para aprender punto de cruz y tocar las castañuelas, y eso está bien. Lo que nos hace falta es querer y ponernos a ello; y será el helio que me trago en los cumpleaños o mi excesiva exposición al sol, pero me noto más esponja que hace diez años. Y no, no vivo en ningua piña, pero será una mezcla que aúna juventud y experiencia la que me hace absorber la información nueva con mejores asideros. Si fuera futbolista afrontaría la recta final de mi carrera, como corredor de fondo estaría casi casi empezando a ver cómo es esto... pero soy yo, y resulta que no sé muy bien en qué punto estoy. ¿Quién lo sabe?
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