No hay quien me entienda. Hace unas semanas orando por un trabajo y ahora con la sensación de que me sobra alguno. ¡Cómo soy! Y todo en unos días que se prevén bastante completos y con menos tiempo del deseado para dedicar a lo realmente importante.
Como el cuento ése del pescador y el broker, donde este último explicaba al primero cómo podía explotar el negocio de la pesca, montar su propia empresa, cotizar en bolsa, venderla y hacerse multimillonario. En unos años tendría el dinero suficiente para retirarse a un bonito pueblo costero, vivir tranquilo y disfrutar con los amigos. El pescador le contestó que eso mismo es lo que estaba haciendo ahora.
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