Escuchaba esta mañana la expresión de "hacerse un digodiego", y me hacía mucha gracia, aunque sólo sea porque escuchar el nombre de uno siempre le sube el digo... digo diego... digo ego. Y es que está muy de moda últimamente eso de decir una cosa y al rato afirmar la contraria, sobre todo en los que disfrutan del privilegio de tener un micrófono delante para lucirse en chorradas y, de paso, utilizar la hemeroteca únicamente con el rival y no para vergüenza propia.
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