Y yo que quería inaugurar hoy algo... ¡Cachis en la mar salá! Malditas elecciones y esa estúpida norma de no poder cortar cintas ni empuñar una pala en los dos meses previos. Y es que claro, uno lleva unas semanas viendo a Bartolo y derivados hasta en el portal de mi casa y se te contagia el entusiasmo. ¿Que he terminado el puzzle de la Capilla Sixtina? Lo inauguro. ¿Que me he comprado unos pantalones? Ya tengo a mi vecina con la cámara de fotos mientras le corto la etiqueta. ¿Que se me ha ocurrido una idea cojonuda? ¡Mamá, llama a la prensa!
Y hay que ver lo que ha cambiado todo, ¿eh? Basta asomarme a la terraza para ver unos tejados azules que hace un par de años no estaban. Pero, ¡qué raro!, esas pistas nunca fueron inauguradas. Quizá es que principios del 2010 año era mucho tiempo hasta las urnas, y nadie se acordaría. O quizá es que inaugurarlo suponía la presencia de una delagación del gobierno central, que fue quien lo pagó, y eso de compartir la foto ya jode. Soy malo, sí, pero esto no me lo he inventado yo, esto lo sé, y no desvelaré mis fuentes... Sin embargo, ahora sí que sacan pecho hasta por lo que no se ha hecho. ¡Toma pareado! Y aquí metemos las infraestructuras de todo tipo, porque basta afirmar con seguridad que hacer una pista de pádel para que lo gestione una empresa privada es invertir en deporte, y todos aplaudimos. Tampoco les importa presumir de inversión en la ciudad, suficiente con chulearse con dos o tres cifras con muchos ceros y no desvelar de dónde ha salido la pasta, amén de ocultar qué otras propuestas mucho mejores, más baratas y de mayor utilidad se quedaron por el camino. Los ciudadanos, por su parte, tan contentos, porque casi nadie sabe lo que ocurre por detrás, y mientras no haya ningún escándalo gordo que trascienda, todo vale; por no decir que a la inmensa mayoría, admitámoslo, les suda tres pares esto de quién se sienta en el ayuntamiento. Uy, mira éste, lo que dice que se preocupa, y uy, mira aquel, qué simpático y qué majo, que nos invitó a comer en el club y se quedó hasta el café. Señores, bienvenidos a la política.
Además, ahora lo tienen fácil. ¿Que ha subido el IBI? La culpa es de Zapatero. ¿Que se me ha caído un diente? Echadle la culpa al de la ceja, por no pagaros un dentista en condiciones. Porque hay que leer estas elecciones en clave electoral: lo ha dicho Bartolo, y de esto sabe un rato.
Y no pretendo convertir este escrito en un alegato a favor o en contra de nadie. Que cada cual vote lo que le venga en gana, y sus motivos tendrá. Yo tengo claro cuál no será mi elección, y mis motivos tengo. Unos cuantos. Lo que sí sería recomendable es que la gente sí moviera su culo para votar, que aunque nos estén quitando día sí día también las ganas de hacerlo, creo que en el fondo merece la pena, y todavía me engaño a mí mismo creyéndome eso de que, dentro de la mierda, cada mosca elige una esquina diferente.
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