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jueves, 26 de enero de 2012

Irresistible II (del otro lado)

Me piden dar la vuelta a la tortilla y hablar sobre lo que encontramos/encuentro irresistible en una mujer (o lo que es lo mismo: discutir sobre el sexo de los ángeles), así que buceo dos minutos en Google (que indexa tan sólo el 0,05 % de todo Internet) y me quedo con el primer ranking que encuentro que no es del todo una chorrada. Escrito, cómo no, por un argentino.

Queremos (leo) que una mujer:
Lo primero, sea positiva. Y yo, que soy un imán para personas del otro polo, agradezco de vez en cuando que vean el vaso bajo otro prisma, que vacío ya me encargo yo de dejarlo.

Lo segundo, sea centrada e independiente. Que no necesite del pene para manejar su propia vida, vaya. Parece obvio, porque yo (al menos) ya tengo suficiente con lo mío.

Lo tercero, sea una naranja completa. Lo que viene a decir que no necesita un príncipe en su vida para sentirse íntegra y realizada. Se agradece, quita presión y motiva.

Cuarto, tenga amor propio. Fundamental. Es complicado querer a alguien que no se quiera un mínimo. Me aplicaré el cuento, by the way.

Quinto, tenga sentido del humor. Con extra de todo, por favor. 

Sexto, no sea manipuladora, gracias. Sé que os es complicado, pero evitar mostrar un doble perfil o interpretación en los mensajes, inventando historias y urdiendo tramas inverosímiles… facilita mucho las cosas.

Séptimo, viva el presente. Y no esté anclada en sus ex novios con sus ex problemas y sus ex virtudes. ¿Hola? Estoy aquí y ahora. Bienvenida.

Octava, que transmita seguridad. Lo que quizá resume todo.

En mi caso veo absolutamente necesario que la otra persona me estimule a múltiples niveles, ya que corro el riesgo de cansarme a la de tres y de ser devorado por la apatía y la rutina. Que sea más inteligente, divertida e interesante que yo (vaguedades, en definitiva), para no ponerlo muy difícil, y que conciba el amor no como disputa, sino como un punto de partida.

2 comentarios:

  1. Una super woman, vaya. Lo siento pero, ¡menuda chorrada! si alguien quiere a una mujer así a su lado, es que le falta a él mismo. Por tanto, no cumple ya con lo de la naranja entera propia. Creo que no se debería ser tan exigente. Hay que tener en cuenta varias cosas: que a las mujeres nos gusta ser aduladas y queridas, que nos gusta que nos acepten con nuestros defectos, que nos quieran con nuestros días de bajón (muchos motivados por nuestros cambios hormonales) y que no nos pidan más de lo que estén dispuestos a recibir. Me pregunto si algún hombre sería capaz de aportar a una mujer justamente lo que pide de ella. Entonces sí se podría considerar el amor un punto de partida. Ahí queda. No he podido evitar indignarme.

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  2. Una sugerencia: creo que todo es más fácil si nos dejamos los ideales y los estereotipos y nos preocupamos más por conocer (tal cual es) a la persona que tenemos al lado, con sus peculiaridades, sus extras propios y sus carencias. La aceptación incondicional es algo que muy pocos de nosotros estamos dispuestos a llevar a buen término. Vaciemos el vaso. Sólo eso.

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