El propósito más noble de los objetos es el de ser observados.
Os voy a contar un cuento sobre cuáles son los tres pilares sobre los que se construye toda empresa de bien. Ya lo conocéis, mas los relatos cambian con el narrador, y como a mí éste siempre se me ha resistido a la hora de entenderlo, voy a probar a ver si por escrito me aclaro.
Pues bien, el primer pilar de toda empresa de bien consiste en vender. Es una obviedad, y como tal no merece mayor explicación que el propio titular.
El segundo pilar también es muy fácil: vender. Los yankis, que lo inventan casi todo en esto del "show me the money", allá por los 60 se sacaron del arco que el día después de Acción de Gracias, que casualmente siempre es viernes ("Black Friday", between you and me), era un momento cojonudo para hacer descuentos que te cagas en tiendas y pequeños negocios. Hey!, y los tíos acertaron, y nutrieron de sueños rebajados al 30% a miles y miles de peatones deseosos de comprarlos, y todos tan contentos.
El tercer pilar os lo podéis imaginar. Vender. No contentos, no hace mucho los expertos en marketing online concluyeron tras unas cervezas que el lunes después del viernes después del día de Acción de Gracias... sí, lo sé.... sería la fecha cyberperfecta para dar un empujoncito al comercio del Interné, y se inventaron promociones chipiriguays con envío gratis y un cupón descuento para la compra de un pelador de naranjas. Hey!, y los tíos volvieron a acertar. "Cyber Monday" lo llamaron, y se la cascaron tan a gusto.
Porque no hay nada como darle a la manivela (la que pone en marcha el cerebro, se entiende) para encontrar fórmulas disneylike que nos endulcen la vida, calmen nuestra angustia interior, y (hey!) vistan de cruceros, peluches y sesiones spa lo ordinario de la mayoría de nuestros minutos.
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