Me recibes cuando el sol asoma por tu terraza, camino de Madrid. Traigo la luz conmigo.
Desde tu ventana sólo alcanzo a ver su resplandor por encima de azoteas, campanarios y antenas. La luz se aleja.
Tres horas de por medio que describen mis tardes de invierno, y entretanto me dices que cómo sé tanto.
Mentira.
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