Cada día te enteras de más casos en los que personas aparentemente normales, como tú y como yo, que viven, comen, duermen, se relacionan y follan entre nosotros, perdieron sin querer la percepción de las cosas. Es triste, amigas y amigos, pero en algún momento estas gentes llegaron a confundir privilegios con derechos, obligaciones con favores, la Pepsi con la Coca-Cola. Sí, compañeras y compañeros, y lejos de admitir su estatus (que no su culpa), pidieron para todos lo mismo, sin llegar nunca a asumir que lo que no puede ser, no puede ser, y además... tachán tachán... es imposible.
Me encanta! confundir la pepsi con la coca-cola siempre fue un delito...está claro! Una buena entrada :)
ResponderEliminarY luego estaba Astraco... que es sí era un pedazo de cab... caballero, quiero decir. Se tome el modelo que se tome, vamos apañados.
ResponderEliminar.
.
.