Es el punto en el que estoy, en el que me han dejado de apetecer ciertas cosas y he despertado el gusto hacia otras, a priori más interesantes. Es nuestra evolución, mi crecimiento personal y el desembarco de algunas apuestas fallidas. Desde luego, me ha tocado (he elegido) un camino de continuos sobresaltos, y las etapas se suceden tantas veces que uno ya encuentra aburrido encadenar un par de meses consecutivos sin bifurcaciones a la vista. Mejor así, antídoto contra el aburrimiento y la mejor de las recetas para mantener la alerta bien engrasada, no amodorrarse y preservar un mínimo de ambición.
Vaso medio lleno. Sin que sirva de precedente.
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