De vuelta escuchaba por la radio al obispo de por aquí... Sí, me gusta vomitar de cuando en cuando. Hablaba de la verdadera naturaleza pro-vida (y no pro-muerte) de la mujer: aborto. A los truchis y tortilleras proponía amarlos y quererlos, porque bla, bla, bla y existe una esperanza para ellos, lo que viene a ser lo mismo que abofetear con guante, para que no duela tanto.
Bien.
Hoy no es un buen día por varios motivos: económicos, laborales, astrales... Lo típico. Así que escuchar bobadas no me excita, y aunque podría recrearme en ensayos, teorías y axiomas para cambiar el mundo, sólo me apetece llegar a casa, hacer algo productivo (como leer o ver Doctor Zhivago) y dejar el blog para otro día, cuando el sol gire más alto.
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