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martes, 24 de mayo de 2011

Asamblea

El Indeterminismo Ilustrado ha llegado al Ejecutivo local en forma de puzzle en cuatro piezas más artista invitado, de esos que sonríen si te hablan de superioridad de razas, y tan anchos. Entre tanto alboroto, el uno dice con cara larga que algo habrá hecho mal (Pequeño Saltamontes...), los otros que antes muertos que sencillos (y en coalición), y entre todos la casa sin barrer. Los votantes conservamos (yo, al menos) la misma cara de gilipollas que hace unos días, sólo que con más barba, y me chivan por el pinganillo que hemos tirado una papeleta a la urna para que degustemos la misma mierda en distinto molde. Va a ser eso, entonces.

La calle habla, mientras tanto, o al menos algunas plazas, o al menos unas cuantas personas en esas plazas (que no es poco), y recogen -creo- el sentir de muchos más que por inapetencia, incapacidad o desasosiego deciden no pasarse por ahí. No los critico. La única asamblea a la que hasta ahora he asistido (en parte) se disfraza de terapia colectiva para aplauso de algunos y algo de incredulidad para la mayoría, y me pregunto adónde llegará todo esto. "Escucha al Oidor", reza la pancarta. "No dejéis que Sol se apague" gritan en la distancia. Me lo vuelvo a preguntar, y la respuesta (que quizá no esté en el viento) parece querer asomar de la entraña, como el octavo pasajero, y uno trata de actuar acorde a ese grito expresionista, grito, grita, que ensordece y muro que no derriba lo esquiva. Muros, muros, que sois vosotros, que somos todos. Adónde llegará esto, insiste el alien, y no tengo ni puta idea de cómo saciar su angustia.

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