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viernes, 13 de abril de 2012

Avatar

A las 23:24 quiso el presentador tener su minuto de oro, por lo que interrumpió la entrevista y se relajó ante la cámara para intentar no hacer nada. Total, miles de minutos de oro surgen arbitrariamente por motivos mucho más absurdos, así que quedarse sin hacer nada delante de una lente me parece algo infinitamente más digno e interesante que otras tantas bobadas que te tragas bajo guión.

Dicho lo cual, hablaron de avatares: esos bichos azules que copulan con la Naturaleza conectando su cola a un pistilo, sí, pero también nuestro alter ego virtual, ése al que ponemos cara de interesante bajo la luz del flash, y miramos al infinito, sonreímos a la vida y mostramos nuestro lado mejor, hiper guays todos; y nos gusta Sartre, Silvio y la Madre Teresa, y nuestra inteligencia será directamente proporcional a la profundidad de las citas que compartimos. Oh, yeah!

Grandes, grandes. Si fuéramos como queremos esto sería el país de los osos amorosos, pero por suerte lo que vemos en pantalla no muestra un mundo mejor al nuestro, y si lo parece basta con rascar un poco y descubrir que uno es como es, por más máscaras que compre. 

La horizontalidad

La horizontalidad es el estado natural del hombre.
Serrat

Decía el cineasta que no era blogger, sino que tenía un blog (y publicaba en él). Es un matiz no tan sutil como parece, y parecía con esto querer poner tierra de por medio frente a aquellos que dedican cantidades ingentes de su tiempo en este tipo de publicaciones (propias y ajenas).

Decía el otro (cuyo oficio ignoro) que no hay argentino que no tenga un blog, y si obviamos el gentilicio, la afirmación es parcialmente extensible a otros países. Acusaba con firmeza (y mucha gracia) a quien se atreve a escribir atormentando al resto con su estúpida prosa.

Decía la periodista que su profesión se muestra cada día más diluida en una horizontalidad en la que todos podemos cumplir con su función. Quedan, por tanto, como guardianes de un tráfico rodado de millones de artículos surgidos de la nada, donde todos tenemos opinión para todo, pero poco más.

Yo tampoco soy un blogger (pero sí escribo en un blog), y mi prosa no tardará mucho en llegar a tierra firme (pero mientras no perdáis el interés seguiremos remando juntos). Al fin y al cabo, leí en un tweet que detrás de un teclado, todo el mundo es muy valiente. 

miércoles, 11 de abril de 2012

digodiego

Escuchaba esta mañana la expresión de "hacerse un digodiego", y me hacía mucha gracia, aunque sólo sea porque escuchar el nombre de uno siempre le sube el digo... digo diego... digo ego. Y es que está muy de moda últimamente eso de decir una cosa y al rato afirmar la contraria, sobre todo en los que disfrutan del privilegio de tener un micrófono delante para lucirse en chorradas y, de paso, utilizar la hemeroteca únicamente con el rival y no para vergüenza propia.

lunes, 9 de abril de 2012

doodles

A menudo las ideas más brillantes surgen por casualidad, y el tiempo es quien se encarga de medir el acierto o no de lo que nació con vocación mucho más humilde. 

El doodle de hoy (eso que aparece en la home de Google) rinde homenaje a uno de los precursores del invento cinematográfico (en lo personal pues como que me toca un poquito más) y es vivo ejemplo de cómo se ha ido ganando con el tiempo en medios e imaginación, y de cómo lo aparentemente simple es lo que suele tener una mayor capacidad de calado.

Toda la colección del 2012 se puede encontrar aquí, y para ver otros años basta con modificar en la URL el año en cuestión. Personalmente, y en esto no soy original, el que rinde tributo al Pacman, a Mercury o a Les Paul me parecen abrumadores.

Alfarero

Anoche sentí cierta curiosidad por ver la sección de deportes del informativo público, ése que presuponemos se hará eco de toda la actualidad con rigor y de manera intencionadamente objetiva. Lo que se desea en todos por mera ética de primer ciclo, vaya, pero bueno, parece ser (tachán tachán) que el ordenante de tu nómina rige los destinos de las palabras.

Sentí cierta curiosidad, lo dicho, que terminó en bastante decepción, y es que hay que ver cómo es la tele. Me dije (oh, iluso): ¿hablarán de motos? Más que nada porque en tiempos en los que tenían los derechos llegaron a ser extremadamente cansinos. Y hay que ver cómo son los cosas, amigos, que pasamos del todo a la (casi)nada con la misma rapidez que de la sonrisa al llanto, y un deporte pierde su interés informativo en el instante en que otra firma luce al término del contrato. Ay, ay, ay... y yo con estas barbas. 

Interés informativo... (Redobles.) Para que luego vengan a darte seminarios en la facultad diciéndote lo hermosa y valiente que fue nuestra elección, bla bla bla. (Aplausos.) Bonito es el oficio de alfarero, por ejemplo, que no rinde cuentas a terceros embriagados de sí mismos, seducidos bajo el influjo de vete tú a saber qué lado de la cama. Alfarero, por ejemplo, que moldea con sus manos el fruto de su imaginación, eso que aprendimos a no utilizar bajo el amparo de un buen cheque.

viernes, 6 de abril de 2012

Obediencia

Nueva y enésima decepción por la negativa papal hacia un mayor aperturismo y, en definitiva, consecuente adaptación a los tiempos que corren, que entiendo no sería otra cosa que volver a los orígenes. 'Obediencia' reclama el alemán, negando el prefijo 'des' a quienes pedían el sacerdocio femenino y flexibilidad en el celibato eclesiástico. 'Obediencia' (¡con dos cojones!) para seguir con la venda puesta, negando el aborto, la homosexualidad o el uso del preservativo como aperitivo de otras tantas. Luego vendrán las quejas por la progresiva descristianización (aquí sí, con prefijo) de Europa, y buscarán a un destacado alumno de primaria, experto en la mezcla colorimétrica con Alpino y líder grupal en los juegos de recreo, para que pida audiencia y explique los motivos a la curia con un esquema.

jueves, 5 de abril de 2012

Cartas

Las mudanzas nos ponen frente a frente con viejas cajas de zapatos donde yacen las cartas, a modo de ataúd. Sobres acolchados con alguna foto escondida, la esencia de mil perfumes o una cinta de tu pelo. Miles de palabras con un abanico de fechas y remites tan dispares que recogen lustros parcialmente olvidados. Trazos tan hermosos que despolvan nuestra juventud, y todo lo que arrastramos con ella.

Nada reemplaza la calidez de un sobre, y por eso enterramos al sello y fichamos a un becario que escribe tweets, emails y demás publicaciones de tres al cuarto sin contrato ni Seguridad Social. Porque la inmediatez devora lo importante, y más tarde o más temprano formaremos parte del menú.