Lo cierto es que no me suelo hacer eco de otras pérdidas, igualmente valiosas (probablemente más merecidas), pero los visionarios siempre me han llamado poderosamente la atención, y el mundo (de repente) se rinde a los pies de quien siempre fue un paso por delante del resto. De quien, seguro, le estará dando vueltas ya mismo a cómo hacer del Cielo un mundo mejor. O al menos, más moderno.
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