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sábado, 17 de diciembre de 2011

Condenada

La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos y aplicar las soluciones equivocadas.
Groucho Marx

A continuación transcribo un email que recibí hace unos días.

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El 2 de febrero de 1905 nació en San Petersburgo la filósofa y escritora estadounidense (de origen ruso) Alisa Zinovievna Rosenbaum, más conocida en el mundo de las letras bajo el seudónimo de Ayn Rand, y falleció en marzo de 1982 en Nueva York. Nunca más oportunas las palabras de la autora de esa magnífica novela que es Atlas Shrugged, traducida al español como La rebelión de Atlas, una suerte de anticipo de lo que nos está pasando a los españoles y en mayor o menor medida a todo el mundo.

"Cuando advierta que para producir necesita obtener autorización de quienes no producen nada; cuando compruebe que el dinero fluye hacia quienes trafic no bienes, sino favores; cuando perciba que muchos se hacen ricos por el soborno y por influencias más que por el trabajo, y que las leyes no lo protegen contra ellos sino, por el contrario, son ellos los que están protegidos contra usted; cuando repare que la corrupción es recompensada y la honradez se convierte en un autosacrificio, entonces podrá afirmar, sin temor a equivocarse, que su sociedad está condenada." 

Ayn Rand (1950)

miércoles, 14 de diciembre de 2011

Cambios

Los cambios deberían ser obligatorios por imperativo legal. 

Cambios en los ejecutivos, para que cada cuatro años el partido entrante destapara las vergüenzas del saliente, y al cabo de un tiempo uno no supiera ya a quién votar.

Cambios en lo que te rodea, para no caer en la rutina de un día a día que puede convertirse en adicción sin receta conocida.

Cambios en uno mismo, para que uno tuviera un muestrario de con qué 'yo' quedarse.

Uno encuentra

Uno encuentra en las pequeñas historias, en los gestos apenas perceptibles y en las palabras casi inaudibles ciertos motivos de esperanza en el ser humano. De otra forma, si nos quedamos en lo evidente, en lo barato y en lo impuesto... todo se vuelve evidente y banal, y algo así pocas veces merece la pena.

sábado, 10 de diciembre de 2011

(un)lucky lack

Para los romanos, que eran unos cachondos, la parte más importante del día era aquella en la que disponían de tiempo libre, sin beneficio económico alguno: el ocio. Solía ser la tarde, puesto que la mañana quedaba para aquello que no era ocio, esto es, el negocio: toda actividad por la que obtenían remuneración. That simple.

Deberíamos echar la vista atrás más a menudo a estos tíos, que encima sabían latín (los muy canallas), y no sólo para visitar anfiteatros, pisar calzadas o estudiarnos medio temario de primero de Derecho. Estos sí sabían hacer las cosas bien, con sus termas, sus bacanales y sus tertulias por el foro. Grandes ellos. 

Porque hoy lo de la negación del ocio lo llevamos más o menos bien, ¿no? Vamos, que nos hemos metido en una crisiceja de nada por culpa de cuatro despitadillos sin malicia, pero de todo se sale, coño, seamos optimistas. Pero ¿y lo otro? Ay, my friend!, lo otro lo tenemos guardado en el cajón del olvido, sí, sí. Y no es ninguna mentira: curramos como nunca y la mayoría encima no tenemos dinero, tenemos acreedores, que tiene que ver pero se parecen lo mismo que un "tubérculo" y "vertuculo". Not the same. Y sí, salimos mucho, vamos a los grandes centros comerciales, tapeamos, vamos al cine, al teatro, de tiendas, unas copas, patinamos, vamos a esquinar, nos tiramos de un puente sujetos a una cuerda y buscamos microescapadas de un día en esa casa rural hipermona para olvidar todo lo anterior... bien, bien. Pero los romanos se lo montaban de otra forma, no sé. Lo de "tiempo libre" adquiría un significado más literal, ajeno a convencionalismo, ataduras, estreses e industrias varias. Era, sencillamente, eso, la suma de "tiempo" más "libre". 

Todo un mundo nuevo, anclado en el pasado, y cuya carencia se ha vuelto un poco losa para mí.

viernes, 9 de diciembre de 2011

Al igual

que hay grupos de música que, si a partir de su tercer disco se repiten, llegados a su enésimo disco no saben qué inventar, hay personas que deciden vivir de manera diferente al resto.

Es el caso de un primo de mi madre, único habitante de su pueblo y guardián de las murallas. Su prima, santa ella, teme en el fondo ver en él el futuro que me espera. Y yo, demonio a veces, siempre quiero verme reflejado en tipos como él, cuyos rasgos infunden respeto, cuya serenidad abruma, cuya sabiduría deleita y cuya soledad es tanta que te preguntas, como tantas veces haces contigo mismo, en qué punto se torció la línea.

viernes, 2 de diciembre de 2011

cyberblackdays

El propósito más noble de los objetos es el de ser observados.

Os voy a contar un cuento sobre cuáles son los tres pilares sobre los que se construye toda empresa de bien. Ya lo conocéis, mas los relatos cambian con el narrador, y como a mí éste siempre se me ha resistido a la hora de entenderlo, voy a probar a ver si por escrito me aclaro.

Pues bien, el primer pilar de toda empresa de bien consiste en vender. Es una obviedad, y como tal no merece mayor explicación que el propio titular.

El segundo pilar también es muy fácil: vender. Los yankis, que lo inventan casi todo en esto del "show me the money", allá por los 60 se sacaron del arco que el día después de Acción de Gracias, que casualmente siempre es viernes ("Black Friday", between you and me), era un momento cojonudo para hacer descuentos que te cagas en tiendas y pequeños negocios. Hey!, y los tíos acertaron, y nutrieron de sueños rebajados al 30% a miles y miles de peatones deseosos de comprarlos, y todos tan contentos.
El tercer pilar os lo podéis imaginar. Vender. No contentos, no hace mucho los expertos en marketing online concluyeron tras unas cervezas que el lunes después del viernes después del día de Acción de Gracias... sí, lo sé.... sería la fecha cyberperfecta para dar un empujoncito al comercio del Interné, y se inventaron promociones chipiriguays con envío gratis y un cupón descuento para la compra de un pelador de naranjas. Hey!, y los tíos volvieron a acertar. "Cyber Monday" lo llamaron, y se la cascaron tan a gusto.

Porque no hay nada como darle a la manivela (la que pone en marcha el cerebro, se entiende) para encontrar fórmulas disneylike que nos endulcen la vida, calmen nuestra angustia interior, y (hey!) vistan de cruceros, peluches y sesiones spa lo ordinario de la mayoría de nuestros minutos.