Me pregunto cómo te irá. Qué tal la tienda. Qué tal la ya no tienda. Qué tal tú y lo que ya no eres. Qué tal, a secas. Y si eres más feliz que ayer.
Me pregunto también si conservas aquel colgante donde añadí una 'y' a tu nombre capicúa, para deshacer la simetría. O si te acuerdas también de mí a veces, dueña tú del primer beso. Dueña de otras tantas primeras cosas.
Y entre tanta pregunta trato yo también de acordarme de ti este día, ¿por qué no?, y de lo rápido que pasa todo, desde aquellos ratos sentados en la escalera, aprendiendo tu olor. Hoy todo parece distinto, y en la distancia aquellos ratos se presentan difusos. Bonitos, pero difusos. La distancia... que no sólo genera distancia sino, por ejemplo, las ganas de volverte a ver.
Para preguntarte en persona. Para deshacer ese velo. Para brindar por nosotros, y por la juventud nunca perdida. Por muchos años más que cumplamos.
Felicidades.
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