Vistas de página en total

martes, 29 de marzo de 2011

La primera piedra

Y yo que quería inaugurar hoy algo... ¡Cachis en la mar salá! Malditas elecciones y esa estúpida norma de no poder cortar cintas ni empuñar una pala en los dos meses previos. Y es que claro, uno lleva unas semanas viendo a Bartolo y derivados hasta en el portal de mi casa y se te contagia el entusiasmo. ¿Que he terminado el puzzle de la Capilla Sixtina? Lo inauguro. ¿Que me he comprado unos pantalones? Ya tengo a mi vecina con la cámara de fotos mientras le corto la etiqueta. ¿Que se me ha ocurrido una idea cojonuda? ¡Mamá, llama a la prensa! 

Y hay que ver lo que ha cambiado todo, ¿eh? Basta asomarme a la terraza para ver unos tejados azules que hace un par de años no estaban. Pero, ¡qué raro!, esas pistas nunca fueron inauguradas. Quizá es que principios del 2010 año era mucho tiempo hasta las urnas, y nadie se acordaría. O quizá es que inaugurarlo suponía la presencia de una delagación del gobierno central, que fue quien lo pagó, y eso de compartir la foto ya jode. Soy malo, sí, pero esto no me lo he inventado yo, esto lo sé, y no desvelaré mis fuentes... Sin embargo, ahora sí que sacan pecho hasta por lo que no se ha hecho. ¡Toma pareado! Y aquí metemos las infraestructuras de todo tipo, porque basta afirmar con seguridad que hacer una pista de pádel para que lo gestione una empresa privada es invertir en deporte, y todos aplaudimos. Tampoco les importa presumir de inversión en la ciudad, suficiente con chulearse con dos o tres cifras con muchos ceros y no desvelar de dónde ha salido la pasta, amén de ocultar qué otras propuestas mucho mejores, más baratas y de mayor utilidad se quedaron por el camino. Los ciudadanos, por su parte, tan contentos, porque casi nadie sabe lo que ocurre por detrás, y mientras no haya ningún escándalo gordo que trascienda, todo vale; por no decir que a la inmensa mayoría, admitámoslo, les suda tres pares esto de quién se sienta en el ayuntamiento. Uy, mira éste, lo que dice que se preocupa, y uy, mira aquel, qué simpático y qué majo, que nos invitó a comer en el club y se quedó hasta el café. Señores, bienvenidos a la política. 
Además, ahora lo tienen fácil. ¿Que ha subido el IBI? La culpa es de Zapatero. ¿Que se me ha caído un diente? Echadle la culpa al de la ceja, por no pagaros un dentista en condiciones. Porque hay que leer estas elecciones en clave electoral: lo ha dicho Bartolo, y de esto sabe un rato.

Y no pretendo convertir este escrito en un alegato a favor o en contra de nadie. Que cada cual vote lo que le venga en gana, y sus motivos tendrá. Yo tengo claro cuál no será mi elección, y mis motivos tengo. Unos cuantos. Lo que sí sería recomendable es que la gente sí moviera su culo para votar, que aunque nos estén quitando día sí día también las ganas de hacerlo, creo que en el fondo merece la pena, y todavía me engaño a mí mismo creyéndome eso de que, dentro de la mierda, cada mosca elige una esquina diferente.

lunes, 28 de marzo de 2011

del Escenario

Pero cómo explicar
que me vuelvo vulgar
al bajarme de cada escenario.

Preguntabas si entendía a qué te referías, y afirmé con la cabeza: "Pues claro que lo entiendo". Eso de haberse perdido en algún momento del camino y tratar de averiguar dónde para poder encontrarse de nuevo. Yo, por ponerte un ejemplo concreto y aunque no lo parezca, prometía mucho de pequeño, al menos en algunas cosas. Un estudiante extraordinario, que se esforzaba en lo que hacía, que era constante, que conocía el sacrificio y el valor del mérito, bla, bla. Supongo que ante los ojos de algunos guardaba las premisas que se presuponen en alguien que va a llegar lejos y todo eso.

Luego, cuando tu pelo se convierte en caduco, vas aprendiendo que todo eso está muy bien pero en el fondo son patrañas, y que el éxito personal (que aglutina al resto del catálogo) bebe también (y especialmente) de otras muchas fuentes. En esa fase embrionaria en la que me creía medianamente inteligente, tan sólo me creía eso, a falta del resto todo lo demás. Me sabía de los tres últimos en ser elegido para un partido de fútbol, me quedaría sentado esperando en un baile de fin de curso imaginario y lo de celebrar mi cumpleaños no iba mucho conmigo, así que sentarse ante un examen y hacerlo relativamente bien pues sí, te daba gustico, pero ¿luego qué? Luego tocaba bajarse del escenario.

Y creo, supongo, o vete tú a saber, si tuvo que ser un mal comienzo en algo, porque cuando se arranca mal te persigue ese tropiezo, pero no están las cosas como para tumbarme en un diván. Tal vez mi destino no eran los tubos de ensayo ni las matrices, oye, ni ganarme bien la vida o ser relativamente feliz en lo que soy y en lo que hago, y he elegido, tan sólo, la opción más coherente para conmigo mismo. El camino correcto. Pero no hay elección sin duda, o al menos no la hay para mí, así que entretanto me seguiré preguntando dónde quedó ese Lández que soñaba con cohetes espaciales y películas de sobremesa.

Pero también te digo que estamos a tiempo. Siempre lo estamos. Así que la próxima vez que veas a un adolescente leyendo a Nietzsche, llama a la policía (alguien así no puede ser inofensivo), pero antes le trincas el libro y te tumbas en un parque a (re)leerlo entre cenizas de un cigarro.

Dentro de nosotros debemos guardar una imagen de lo que quisimos ser, y debe estar gritando por querer salir de nuevo.

sábado, 26 de marzo de 2011

Mi imaginación

Todos los de esta sala sabemos que mi imaginación fue y vino en el mismo tiempo que tardó en encenderse el halógeno tras pulsar el interruptor. Todos lo vieron. Estaban aquí. Pero diré en mi defensa que fue ella la culpable al decirme que si quería me pasara por su casa esta tarde, en cualquier caso. Yo, cómodo, le dije que podía esperar hasta el lunes, y pareció que se quedara con la palabra en la boca. Cosa rara fue que lo notara, y traté de poner remedio aclarando un posible malentendido: "para cobrar", añadí. Claro, para cobrar, reaccionó ella. 

Mi imaginación fue y vino en el mismo tiempo que tardó en encenderse el halógeno tras pulsar el interruptor. Todos lo vieron. Pero aviso que la próxima vez crucemos las miradas será todavía más rápida y traicionera.

Bohemio

Me hace cierta gracia cada vez que alguien me cree bohemio. Quizá sea porque en su día llevé el pelo largo, o me puedes ver con pendientes y con barba de un mes. Será porque voy en bicicleta y me importa un pedo la ropa de marca. Puede que porque he elegido una vida alejada de corbatas y oficinas (o la vida me ha elegido a mí, no me queda del todo...), porque fumo porros si la ocasión se presenta o me bebo una litrona como otros un vaso de agua. Debe ser eso.

Pero en el fondo es como llamar hippie a quien gusta llevar ropa colorida o culto a quien tiene la Wikipedia entre sus favoritos. ¿Qué tendrá que ver? Y ojo, no me incomoda que me lo llamen, un honor y yo agradecido, pero creo que tendemos a la etiqueta fácil y a confundir a veces churras con merinas. Yo sólo trato de ser coherente con mi forma de pensar, que ya me cuesta, y me vendo fácilmente por un plato de sopa. Si eso es la bohemia, bienvenida, y de paso que venga con una de catorce.

Me conformo con poco.

jueves, 24 de marzo de 2011

Algún día

Comentas que estás más tranquilo si alguien que yo conozco no me ve contigo, para ahorrarme así la vergüenza. La broma encierra una confianza tan anulada en ti mismo que no sé qué decir, salvo que espero ayudarte a corregir eso. 

Algún día.

De repente

todo se viene abajo. El agua de la ducha resbala por tus hombros y te quedas mirando al suelo, viendo cómo el mismo líquido que segundos atrás te refrescaba desaparece en remolino por el desagüe. Todavía es temprano cuando ocurre, y tienes todo el día por delante para cambiar de opinión.

miércoles, 23 de marzo de 2011

Pena

Si mal no recuerdo la radio decía que ocupamos el septuagésimotantos puesto en el ranking de países cuyos varones tienen un pene de mayor longitud. Nuestra media está en 13'6 cm, así que los que no lo hayáis hecho ya, que seréis muy pocos, ya os estáis poniendo a excitaros (o a vuestras parejas) y a sacar la regla de primaria para ver si dais (o dan) la talla, puesto que el cimbel / canario / picha / banana / palote / aparato / culebra / cañón / pirula / badajo / cosa / rabo / flauta / manubrio / nardo / cola / mástil / falo / engendro / polla / socio / cíclope / pelao / morcilla / verga / zambomba / cipote / churro / minga / sable / matraca / … se ha de medir en erección, que si no la batalla con los negros está perdida de antemano. Entretanto, animo a aquellos(as) que lean estas líneas y que encuentran en la pijota algo atractivo a no perder la oportunidad si se os cruza algún húngaro, congoleño o ecuatoriano. Valdrá la pena.

Wyoming ya lamentó en su día no haber participado en la encuesta y así poder haber mejorado un poco el dato. Es a su vez en El Intermedio donde salen a la calle a preguntar por qué si la Tierra es redonda los del hemisferio Sur no se caen, y la respuesta más aguda la tiene el propio Wyoming (y guionistas), a falta de algún entrevistado que haya oído siquiera hablar de Newton y su manzana. El bacalao se me atraganta entonces por un instante, y yo (que me sé un ignorante) siento algo raro dentro. Creo que pena.