Sorprende ser consciente de lo mucho que varía tu percepción de los demás. Somos encuentros y desencuentros, de eso no hay duda, y siempre se trata de extraer lo mejor de los primeros e intentar que los segundos nunca ocurran mientras merezca la pena. Pero cada relación se digiere como es: un plato diferente, y unas llegan como una explosión de sabor tan intensa como efímera mientras que otras se cocinan a fuego lento y resultan de digestión más llevadera. ¿Por qué la gente se iba volviendo de color en Pleasantville? "Porque cambiamos", respondía el protagonista. Porque cambiamos, me repito, y con nosotros todo aquello que nos rodea, que nos influye y en lo cual repercutimos.
Constantes y variables, tan importantes unas y otras para formular el enunciado, y necesarias para dar con la solución.
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