Surgió de nuevo el eterno debate de los toros, con esto de la Vega y la vuelta de las corridas a la pública estatal, y como en todo, surgen argumentos encontrados que nacen de tradiciones cuestionables y argumentos que andan lejos de convencerme.
De repente, resulta que estaremos criando niños potencialmente homicidas que alimentarán sus ansias de maldad gracias a una corrida que no verán. Absurdo.
De repente, determinadas actitudes frente a la bestia resultan denigrantes y otras no, o viceversa, y yo sin llegar a descifrar del todo los criterios que respaldan lo uno y lo otro.
Concluyo que nos hemos vuelto un poco fussy de repente, que dirían los de arriba, y se trata de etiquetar cosas que difícilmente caben en un cajón.
P.S. Si no habéis entendido nada de lo escrito, no os preocupéis: yo tampoco.
Concluyo que nos hemos vuelto un poco fussy de repente, que dirían los de arriba, y se trata de etiquetar cosas que difícilmente caben en un cajón.
P.S. Si no habéis entendido nada de lo escrito, no os preocupéis: yo tampoco.
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