Leía en la viñeta ese chiste en el que se lanzaba una reflexión al aire: "Como en la vida, nada es blanco o es negro", con la imagen de Romney, Obama de fondo y una reacción necesaria "¿Cómo que no?"
Sé que hoy han apostado al color correcto, y aunque, como en la vida, siempre es arriesgado afirmar qué es correcto y qué no lo es, el alivio que sientes es tal que concedes con gusto una segunda oportunidad a quien (imagino) concedió a su vez más desencantos que ilusiones.
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