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viernes, 30 de noviembre de 2012

El futuro

"El futuro es esa cosa que recorres a un ritmo de sesenta minutos por hora, hagas lo que hagas y seas quien seas." Algo similar rezaba la cita, pero no pidáis mucho más a una cerebro oxidado que cada vez guarda menos trastos en la mochila. 

El blog se acaba. 

Y aunque últimamente no me he prodigado demasiado en volcar líneas, no por eso encuentra uno menos alicientes a su alrededor ni detalles de los que hacerse eco. Únicamente es pereza. La misma que te agarrota a la cama incapaz de madrugar antes de lo obligado para asumir otras tareas, o la que te tiene preso frente a un ordenador navegando aun sabiendo repasando mentalmente la lista de asuntos pendientes. 

El blog se acaba, amigos, por fin. Aún le restan dos o tres coletazos, pero esto ya cruzó la línea de meta hace tiempo, el mismo que marcó un paréntesis de dos años dejando el último en corchete, sin posibilidad ni apetencia de enlazarlo con algún punto suelto de la curva o, vete tú a saber, dos o tres periodos con término infinito. 

El futuro es cabrón, traicionero, previsible y tan gris como el presente, pero es lo único que tenemos. Lo único que me queda. Sé que tengo que mirarlo de frente y no bajar los hombros preso de mi desgana. Hay muchas cosas de las que ya no tengo miedo, porque dejaron hace mucho de importarme. Y sin miedo se vive mejor, y más tranquilo. 

Seguiremos trabajando en el resto.

domingo, 25 de noviembre de 2012

Lo analógico

Y de repente me topo en las redes sociales con esta foto, reflejo de un mundo analógico donde se seleccionaba muy mucho qué encuadrar, y todo era más y mejor que ahora.


sábado, 17 de noviembre de 2012

querid@s tod@s

Cuando la gran mayoría dejaba sus pueblos atrás y las pequeñas ciudades veían crecer su población de manera casi exponencial, Timoteo (como muchos otros que compartían edad y experiencia) advirtió que, si tanto trabajo había para todos los que entraban en las  fábricas, algún día la misma maquinaria que entonces servía al progreso se volvería en contra de ellos, y tendrían que regresar a los pueblos.

Esto, querid@s tod@s, es exagerar un poco, pero añoro en mi entorno ese know how de nuestros abuelos, que sin años a sus espaldas anclados en un pupitre sabían más de todo que cien licenciados juntos. Si al menos fuéramos un poquito más humildes y supiéramos desligar nuestra dignidad de nuestra estúpida arrogancia, cuán diferente sería todo lo que nos rodea. ¿Qué hemos hecho mal? ¿Por qué nos dejamos someter a una ambición tan desmedida?

Una botella de vino

Lo cierto es que una botella de vino va siendo cada vez menos suficiente, y que el cansancio va siendo cada vez más determinante.

martes, 13 de noviembre de 2012

Siempre hay una explicación

para todo, le dijo el uno al otro. Parece trivial, pero no está de más tenerlo en cuenta.

Por ejemplo, cuando en lugar de emplear una bonita tarjeta de presentación para darte a conocer entregas tu historial de defectos, es normal que no suscites el interés deseado en el cliente. A lo que tampoco ayuda que lances (in)conscientemente mensajes de "no quiero ningún trato contigo". Doesn´t help.

Es un caso, personal e (in)transferible, pero sirva para todo lo demás. Siembre hay una explicación para todo, el problema es que en demasiadas ocasiones sentimos pereza por averiguar cuál es o, simplemente, el miedo a lo que podamos descubrir nos agarrota.

miércoles, 7 de noviembre de 2012

Blanco y negro

Leía en la viñeta ese chiste en el que se lanzaba una reflexión al aire: "Como en la vida, nada es blanco o es negro", con la imagen de Romney, Obama de fondo y una reacción necesaria "¿Cómo que no?"

Sé que hoy han apostado al color correcto, y aunque, como en la vida, siempre es arriesgado afirmar qué es correcto y qué no lo es, el alivio que sientes es tal que concedes con gusto una segunda oportunidad a quien (imagino) concedió a su vez más desencantos que ilusiones.

martes, 6 de noviembre de 2012

la úlTima lecCión

Estos días de atrás, además de aprender dos o tres cosas de fotografía, mi cabeza hizo clic con una reflexión muy sencilla que escuché, pero que marca un giro copernicano en la manera de ver ciertas cosas. 

Decía Churchill que el pesimista es quien ve en un desafío un problema, mientras que el optimista es todo lo contrario, y encuentra en el problema el desafío. Y con esto ocurre exactamente igual: es dar la vuelta a la tortilla: nuestro nivel lo marca nuestro peor trabajo, no el mejor. Así de simple. Y algo tan simple lo cambia todo y te recuerda lo anquilosado que estás y lo mucho que tienes todavía que esforzarte por seguir avanzando.

jueves, 1 de noviembre de 2012

En días como hoy,

en los que las carreteras amanecen casi vacías y muchos de nosotros acuden con cubo y bayeta a limpiar tu mármol, te recuerdo. Ya ves lo que han hecho de nosotros, con esto de teñir un día de rojo para que se nos ocurra todo este folclore.

Te recuerdo difusa, cada vez más (maldito olvido), y de repente caigo en que no guardo ninguna imagen tuya junto al abuelo, como si fuerais dos gotas alejadas la una de la otra dentro de un mismo océano lejano. 

Me pregunto dónde estás, y echo de menos a gente de tu talla entre los que me rodean. Me pregunto, también, si algún día podré ser un mínimo de lo que fuiste, y si dentro de un tiempo más breve de lo esperado, cuando ya no esté, habrá alguien que también me recuerde en días como hoy, sin coches en los caminos, cuando el mundo parece haberse dado un respiro.

Monstruos

Los monstruos no llevan careta. 

Lamento daros esta terrible noticia, pero llevo años madurando este titular con hechos y datos contrastados. Sí, amig@s, desgraciadamente no necesitan maquillaje ni caracterización alguna, pues son como tú y como yo, y nos cruzamos con ellos en los aseos de cualquier bar y en la cola de nuestro supermercado favorito.

Son malos. Y en noches como la de ayer hacen vida normal como la de cualquier otro miércoles. Y no asustan a los niños, porque su mercado no atiende a edades, restricciones geográficas ni particularidades de ningún tipo.